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Informativo Virtual Nº 1439
Fuente: diario La Primera
Fuentes del Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inei) aclararon que, ante la reciente difusión de cifras sobre la supuesta reducción de la pobreza en el Perú, lo que difundieron son las cifras de la pobreza monetaria referidas al gasto mensual de las familias, y no en cuanto al ingreso que perciben.
COMENTARIO
Autor: CONSORCIO DE INVESTIGACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL
En 1991, 57 % de la población era pobre y el 27% extremadamente pobre. Diez años después, según el INEI, las cifras llegan a 55 y 24%, respectivamente. A pesar de que el PBI per cápita creció en 21% entre 1990 y el 2001, no hubo una reducción sustancial en la incidencia de la pobreza. ¿Por qué no hemos mejorado?
Un primer análisis nos indica que las mejoras fueron de corto plazo. El gasto social del gobierno y los programas de alivio a la extrema pobreza (PRONAA, FONCODES, Vaso de leche,...) se triplicaron entre 1993 y 2000, alcanzando en este último año 4.346 millones de dólares. Hacia 1997, último año de la fase de expansión económica, se logró disminuir la pobreza en casi 10 puntos porcentuales, y la extrema pobreza en 3,5 puntos aproximadamente . Sin embargo, la recesión del periodo 1998 - 2001 eliminó, casi por completo, estos logros. De estos hechos podemos sacar dos conclusiones. La primera es que el bienestar de la población es muy sensible al ciclo económico. La segunda es que la estrategia utilizada durante los noventa no creo en los sectores más vulnerables las capacidades que les permitiesen mantenerse fuera de la pobreza en el largo plazo.
Estas conclusiones nos llevan a plantear una serie de interrogantes para el futuro. Entre las principales destacan: ¿Cuál debe ser la estrategia de desarrollo del país para garantizar la creación sostenible de empleo y la reducción de la pobreza en el largo plazo? ¿Qué lecciones que hemos aprendido de la aplicación de los programas de alivio a la pobreza? ¿Cuales son las alternativas de política para solucionar estos problemas? ¿Deben mezclarse programas sociales habilitadores, generadores de capital humano o público, con programas más asistenciales? ¿En qué proporción? Esta edición de Economía y Sociedad desea contribuir a la discusión de estos temas.
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