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Informativo Virtual Nº 4004
EN ESPECIAL KEIKO, NO TIENE AUTORIDAD MORAL PARA ACUSAR A OLLANTA HUMALA.
- Si hay algo asqueroso es ver a Keiko y su hermanito acusar al gobierno de insensible. Esta mala hija debe recordar que abandonó a su pobre madre en una vereda del parque universitario cuando hacía huelga de hambre por la violación de su derecho humano y legal incluido el maltrato cruel dado por su padre el chino rata alias presidente para quien solicita indulto humanitario. Lamentablemente tenemos que soportar a este tipo de personajes sin escrúpulos, alimañas que pretenden sorprender a la opinión publica acusando al gobierno de Ollanta Humala de tener una actitud insensible e inhumana hacia su padre, el sentenciado ex presidente Alberto Fujimori.
Escribía Claudia Cisneros:
El fujimorismo está desaforado, desesperado. Y no
porque su líder esté mal de salud, como bien demuestra la infame foto desde su
cama. Sus esbirros botan espuma por la boca. La realidad les ha pegado. Sus
métodos tramposos ya no son vinculantes. Tienen aún una corte en el Poder
Judicial y en algunos medios que los secundan, pero el pueblo no se traga la
yuca otra vez.
Pese a que hayan querido abrumarlo con medias
verdades, penosas fotografías para generar ficticia lástima y con terminología
médica confusa para hacerle creer que Fujimori está al borde del colapso.
Fujimori tiene achaques de la edad, como podrían
tener mis padres si el cáncer no los hubiera matado, a ellos sí, de verdad.
¿Cómo no sentirse asqueado de ver cuán capaces siguen siendo de mentir,
ocultar, tergiversar, manipular y embarrar a quienes dicen la verdad?
No hay mayor contradicción que el perdón calculado,
que las disculpas maquilladas, matizadas en una paleta de color. Ni mayor
cinismo e hipocresía que decir que se quiere pedir perdón pero que no se tiene
la culpa. Cómo no pensar en los videos presentados antes para impactar
mediáticamente cuando Fujimori entró al INEN o cuando envió su “mensaje de
lucha”. Pero cuando se trata de asumir sus responsabilidades y condena, de
sentir conmiseración por aquellos a quienes sus acciones y directivas
afectaron, mataron, desaparecieron, dejaron huérfanos, Fujimori pierde el
habla. ¿Cómo creer que está realmente arrepentido?
¿Cómo creer en un partido y un líder cuya biografía
es un recuento de mentiras? Alberto Fujimori, el que dijo que se intoxicó con
bacalao para no presentar su plan de gobierno, el que dijo no-shock e hizo
shock, el que se decía demócrata y se hizo autogolpe copando todos los poderes
del Estado, el que no soportó la integridad de la primera dama cuando denunció
que sus cuñados robaban la ropa donada de los pobres, y a quien luego sometió a
tratos innombrables hasta defenestrarla del cargo, el que se jactaba de ser
Comandante de las FFAA y luego dijo desconocer los crímenes de lesa humanidad
del grupo paramilitar que su gobierno auspició y financió, y a quienes él mismo
amnistió tras las matanzas a estudiantes, inocentes y niños.
Cómo creerle al que usando su cargo allanó con
fiscal falso la casa de su socio Montesinos buscando pruebas, a quien en plena
crisis subió al avión presidencial diciendo que iba a la Cumbre Apec cuando en
verdad se estaba fugando, corriéndose de la justicia, abandonando a su
agrupación, y que tuvo el deshonor de renunciar por fax.
Ese que cuando un grupo de militares valientes
quisieron ponerlo en su lugar, se escondió asustado en la embajada japonesa,
que se decía peruano nacido en 28 y terminó postulando al Senado japonés desde
su escondite, el que fue capturado en Chile por la Interpol y traído de grado o
fuerza para responder a la justicia, el que prefirió callar cuando las
preguntas del juicio lo desnudaban y en vez de aclarar su cacareada inocencia
decía una y otra vez: no me acuerdo, el que se deja fotografiar en prendas
interiores, el que por años ha sido incapaz de pedir perdón cara a cara por la
sangre, muertos, desaparecidos, y la podredumbre moral, gubernamental e
institucional, y que ahora que tiene un objetivo para sí, envía un oportunista,
lacónico y miserable perdón a través de un cuadro. Qué manera de burlarse del
dolor de los caídos, los muertos y desaparecidos.
Ese Alberto Fujimori Fujimori, hoy libre de
enfermedad, sin cáncer en las últimas tres operaciones y cuyas biopsias del
supuesto cáncer deben ser analizadas con una prueba de ADN para confirmar que
le pertenecen, ese Alberto Fujimori no tiene palabra y menos perdón, mientras
se siga burlando de todos.
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