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Informativo Virtual Nº 1921
- A casi un año de gobierno Ollanta enfrenta conflictos que son el resultado de su incumplimiento. A ellos se agrega problemas familiares producto de sus torpezas. No se trata solo de errores e incapaciadad del presidente y sus ministros que no pueden solucionar los problemas.
- El gobierno de Ollanta Humala viene haciendo todos los merecimientos como para coronarse como el mas incoherente y poco confiable. Esas contradicciones hacen del gobierno de Ollanta Humala un gobierno poco serio, poco creible como lo da ha entender la nota que adjuntamos.
Contundente. Solo esa palabra describe a cabalidad el primer párrafo del
extenso artículo que la revista Time le dedica al presidente Ollanta Humala y a
su familia. Cerca de cumplirse su primer año en el poder, la nota titulada ¿Por
qué el presidente Humala es odiado por su familia? analiza a los integrantes del
clan Humala y busca el motivo –más allá de las normales peleas y puntos de vista
opuestos que normalmente puedan existir– que ha llevado a la propia familia del
presidente de la República a ser su más encarnizada opositora.
“Es algo extraordinario. Hay diferencias en las familias por ideología, pero nada como lo visto con los Humala. Entre ellos no existen diferencias, solo el antagonismo más absoluto (…). Parte del problema se debe a la transformación ideológica del presidente entre los años 2006 y 2011, años de elecciones, y desde que asumió el cargo en el pasado mes de julio”, opina Michael Shifter, presidente en Washington de Diálogo Interamericano, un centro estadounidense de análisis político.
El autor parte del patriarca, Isaac Humala, para dar cuenta de los hechos que más han afectado las relaciones familiares entre los Humala. Otro de los motivos enumerados es el tratamiento que se ha dado, desde el gobierno, al caso del hermano menor del clan, Antauro. También se remite a la parte femenina de la familia, doña Elena Tasso y la hermana ‘autoexiliada’ en Europa, Ima Súmac, sin olvidar al hermano mayor, Ulises, quien llegó a competir por la silla de Pizarro en contra de su hermano.
“El líder indiscutible contra Humala es el patriarca de la familia, Isaac Humala, quien se describe como un andino marxista que exige el resurgimiento de la ‘raza cobriza’ (…). Él pronosticó en mayo que la presidencia de su hijo terminaría en fracaso, porque se ha desviado de un enfoque nacionalista indígena en el país (…). Antauro, un año más joven que el presidente, está en el centro de la desintegración de la familia Humala (…). Los padres de Humala dicen que su hijo Antauro habría sido un mejor presidente que el que está sentado en el palacio”, se afirma.
La revista Time también considera que Ollanta Humala ha cumplido con sus promesas de campaña al crear nuevos programas sociales, pero resalta que pese a ello su índice de aprobación –según encuesta de Gfk– ha bajado en los sectores más pobres del país (solo 39% lo apoya) porque no ha tocado el modelo económico que prometió cambiar para mejorar la inclusión social de los más postergados.
Sin embargo, justamente esta decisión de preservar el status quo ha generado que el 45% de la clase más adinerada le dé su respaldo, en un panorama totalmente diferente al que vivió hace un año cuando este nivel socioeconómico votó abrumadoramente contra su candidatura presidencial.
Estos vaivenes de aceptación popular trajeron como consecuencia que su apoyo nacional en junio llegue al 41%, índice de aprobación que por primera vez se colocó por debajo de su nivel de rechazo. “El presidente se ha comprometido a encontrar un equilibrio entre la minería y el medio ambiente. Por lo que su familia se refiere, no lo ha encontrado todavía”, finaliza el artículo.
“Es algo extraordinario. Hay diferencias en las familias por ideología, pero nada como lo visto con los Humala. Entre ellos no existen diferencias, solo el antagonismo más absoluto (…). Parte del problema se debe a la transformación ideológica del presidente entre los años 2006 y 2011, años de elecciones, y desde que asumió el cargo en el pasado mes de julio”, opina Michael Shifter, presidente en Washington de Diálogo Interamericano, un centro estadounidense de análisis político.
El autor parte del patriarca, Isaac Humala, para dar cuenta de los hechos que más han afectado las relaciones familiares entre los Humala. Otro de los motivos enumerados es el tratamiento que se ha dado, desde el gobierno, al caso del hermano menor del clan, Antauro. También se remite a la parte femenina de la familia, doña Elena Tasso y la hermana ‘autoexiliada’ en Europa, Ima Súmac, sin olvidar al hermano mayor, Ulises, quien llegó a competir por la silla de Pizarro en contra de su hermano.
“El líder indiscutible contra Humala es el patriarca de la familia, Isaac Humala, quien se describe como un andino marxista que exige el resurgimiento de la ‘raza cobriza’ (…). Él pronosticó en mayo que la presidencia de su hijo terminaría en fracaso, porque se ha desviado de un enfoque nacionalista indígena en el país (…). Antauro, un año más joven que el presidente, está en el centro de la desintegración de la familia Humala (…). Los padres de Humala dicen que su hijo Antauro habría sido un mejor presidente que el que está sentado en el palacio”, se afirma.
La revista Time también considera que Ollanta Humala ha cumplido con sus promesas de campaña al crear nuevos programas sociales, pero resalta que pese a ello su índice de aprobación –según encuesta de Gfk– ha bajado en los sectores más pobres del país (solo 39% lo apoya) porque no ha tocado el modelo económico que prometió cambiar para mejorar la inclusión social de los más postergados.
Sin embargo, justamente esta decisión de preservar el status quo ha generado que el 45% de la clase más adinerada le dé su respaldo, en un panorama totalmente diferente al que vivió hace un año cuando este nivel socioeconómico votó abrumadoramente contra su candidatura presidencial.
Estos vaivenes de aceptación popular trajeron como consecuencia que su apoyo nacional en junio llegue al 41%, índice de aprobación que por primera vez se colocó por debajo de su nivel de rechazo. “El presidente se ha comprometido a encontrar un equilibrio entre la minería y el medio ambiente. Por lo que su familia se refiere, no lo ha encontrado todavía”, finaliza el artículo.
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