martes, 10 de julio de 2012

EL DOBLE DISCURSO DE OLLANTA HUMALA

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 Informativo Virtual Nº 1944
Política diario16 Julio 10, 2012
¿Cómo vamos, Humala?
La excongresista Anel Townsend y el analista Paul Maquet realizan un balance del gobierno de Ollanta Humala quien ha retomado el discurso de campaña de la Gran Transformación e incluso adherido uno más: la gran Revolución. Una sincera mirada a los pro y contra, lo que queda y lo que está por venir.
-En las últimas intervenciones que ha tenido Ollanta Humala ha retomado el discurso de campaña de la Gran Transformación y hasta de Revolución ¿Es solo discurso?
Paul Maquet (PM): Es discurso. Si uno ve cómo están echadas las cartas, se ve claramente que el gobierno se ha puesto en alianza con los sectores que no van a permitir ningún cambio. Ya ha roto palitos con los sectores que le podrían haber ayudado a hacerlo. Si a estas alturas Ollanta se pone revoltoso y quiere cambiar el status quo ya no va a tener el apoyo inicial porque ya perdió la confianza.
Es como Alan García que se pasó los cinco años diciendo que él era de izquierda y que estaba haciendo un gobierno de izquierda porque hacía obras para el pueblo. Eso es lo que está haciendo Ollanta, pensar que con Pensión 65, Cuna Más y otros programas sociales se está haciendo obras que realmente cambiarán la situación. Pues no.
Anel Townsend (AT): Lo importante es si esos últimos discursos del presidente se refieren tanto a las personas que votaron en primera como los que votamos en segunda vuelta. Hay una combinación de electorados que tenían una confluencia. En el sentido de lo que significó atestiguar el compromiso con la democracia, me parece bien que tenga un mensaje de unidad y diálogo. Y en cuanto a las personas que creyeron en la primera vuelta en un primer plan de gobierno también fueron conscientes de que había una Hoja de Ruta. Se necesitaba un mensaje específico donde se condensara la decisión que hubo de unificar ambos discursos.
Ese discurso de unidad tiene que llevar a que se respete la hoja de ruta y se tome en consideración el hecho que hay personas, y hay un grupo muy importante, un 30% del país, que sufre de pobreza que quiere saber de qué manera es que se va a trabajar para atender las situaciones más graves de exclusión. Si el presidente ha decidido expresar, insistir, en esa necesidad de trabajar por la evolución social y de promover el diálogo, me parece bien.
-¿El juego de la ‘zanahoria y el garrote’ forma parte de una estrategia del gobierno para encarar los conflictos o es expresión de su extravío?
PM: Siento que no hay una estrategia de ningún tipo en el gobierno. Lo que hay es un dejarse llevar por distintas presiones, avanzar hacia un lado, luego retroceder, avanzar hacia el otro lado. Eso lo vemos claramente con un escenario de conflicto social, represión, retroceso de la represión, diálogo. Al final todo queda en nada. En el caso de Espinar se declara en estado de emergencia, meten presos a un montón de gente y a los días ya los están liberando y están haciendo la mesa de diálogo con los mismos actores que hace unos días eran unos delincuentes. Lo de Cajamarca es el mismo vaivén, primero el ministerio del ambiente saca un planteamiento y abre posibilidades de hacer unas modificaciones para salvar las lagunas. En ese informe le cortan la cabeza al ministro y cae todo un gabinete. Después se plantea el peritaje y llega a la misma conclusión. Hay una especie de "sin ton ni son", no hay una línea clara y no hay las condiciones para un camino represivo como el de Fujimori. Se han ido encerrando en una esquina del tablero en el que tienen muy poco margen de maniobra. No creo que Ollanta tenga magia en las manos para hacer lo que no pudieron hacer Toledo ni Alan García, son exactamente los mismos temas.
AT: El problema de enfrentar los conflictos sociales tiene larga data. Pero ahora es una oportunidad de oro el hecho de tener arcas fiscales con buenos ingresos, y es un reto, tanto para el gobierno central como para el gobierno regional, lograr mayor eficacia en la ejecución y la calidad del gasto.
Por un lado los gobiernos regionales señalan que tienen trabas, requisitos y requerimientos en el sistema de inversión pública. Por otro lado, el gobierno central indica que falta nivel gerencial en las regiones. No son puntos irreconciliables. El gobierno puede promover la asesoría técnica del caso para una mejor ejecución y calidad del gasto, y en ambos casos, regional y central, promover el respeto a lo que está establecido en las leyes. Hay espacios institucionales que se trajo abajo Alan García, como el consejo nacional de la descentralización, que ocasionan estas circunstancias. Una de las promesas importantes del presidente Humala fue que iba a entrar de lleno en la solución de conflictos. Estos últimos hechos han sido muy duros y han mostrado cómo desde un principio, en el caso de Espinar, lo ideal era establecer el diálogo. Creo que como va evolucionando Espinar es como debiera hacerse desde un principio el trabajo.
-¿Crees que Ollanta Humala termine refugiándose en el populismo?
PM: En estas circunstancias, justamente, se cruzan los públicos: los que quieren tener un clientelismo político, por ejemplo los públicos que reciben Pensión 65, que reciben Beca 18, con los públicos que están protagonizando los conflictos sociales. Eso lo pudo hacer Fujimori en el año 96, 97 porque había muchas necesidades y había muy poca ciudadanía. Ahora no. Ahora hay más ciudadanía y hay organizaciones políticas regionales.
Revista Ideele

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