martes, 20 de marzo de 2012

¿POR QUE TEMEN A LA ESPOSA DEL PRESIDENTE OLLANTA HUMALA?

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Informativo Virtual Nº 1425

LA QUIEREN SILENCIAR
Joven y carismática, Nadine Heredia, la primera dama de Perú podría seguir el modelo argentino. Bajo su carismatico rostro, encubre con su liderazgo la amenaza al machismo y la derecha mas tradicional y rancia.
¿Será que su firmeza al hablar no se corresponden con su condicon de Primera Dama de la Nacion?¿Será que les resulta insoportable que una de clase media se consagre como virtual Presidente de la republica?
No cabe ninguna duda, Nadine Heredia se ha convertido en blanco de vapuleos y amenazas desmedidas, como si el tono de su voz y la serenidad de sus expresiones provocaran una profunda ira, como lo señala la nota que adjuntamos:
Joven y carismática, Nadine Heredia, la primera dama de Perú podría seguir el modelo K, afirman
A Nadine Heredia de Humala no hay esquema político que la seduzca más que el que acuñó el matrimonio Kirchner desde 2003, afirma José Valés, analista del periodico peruano La Nación en un articuo publicado hoy. Apasionada de la política desde muy joven, a la primera dama peruana no la obnubila particularmente de los Kirchner su peronismo ni su folklore, como tampoco la entusiasman el vestuario ni las joyas: si el protocolo se lo permitiese, acudiría a los actos con el atuendo más informal posible. Lo que más la atrapa de la historia de los Kirchner es la relación que el matrimonio construyó con el poder y cómo prolongaron su permanencia en el mismo, ahora que también ella empieza a aparecer a los ojos de los peruanos, tanto en la calle como en los corrillos políticos, como una de las figuras más destacadas del gobierno y la líder política que un día podría ocupar el lugar de su esposo, el presidente Ollanta Humala. A los 35 años, esta licenciada en Ciencias de la Comunicación y madre de tres hijos no sólo oficia como la primera dama más joven y carismática de las últimas décadas en el Perú, sino que en el primer tramo del gobierno de Humala aparece como la integrante más popular -con el 64% de apoyo en la encuesta de la consultora CPI y el 63% en la encuesta de Apoyo- y la tercera con más poder dentro de la administración, sólo detrás del presidente y del primer ministro, Salomón Lerner. Ellos tres, precisamente, conforman el trípode de donde surgen todas las grandes decisiones de la gestión. Juntos fundaron el Partido Nacionalista Peruano en 2005 y juntos llegaron al poder en julio de este año, después del tropiezo electoral en la segunda vuelta de 2006. Como en “la mesa chica” del kirchnerismo, allí también las grandes decisiones salen de ese “petit comité”. Y buena parte de las ideas y las medidas del Ejecutivo llevan el sello de su autoría, según el testimonio de varios miembros del gobierno. Quienes conocen bien a la pareja no dudan en referirse a Nadine como “el cerebro detrás de Humala”. Un detalle para nada menor, pero que a esta altura sorprende menos que cuando en 1997 anunciaron su noviazgo siendo, como son, primos en segundo grado, y encima ella una joven militante de la izquierda universitaria y él un militar etnocacerista, la doctrina que fundó su padre, Isaac Humala. La canción y la política La historia en común de la pareja comenzó por esos días en que ella cursaba en la Universidad de Lima, donde matizaba su interés por el periodismo con el canto. Interpretaba las canciones de la Nueva Trova Cubana con un registro similar al de Ana Torroja, la voz del grupo español Mecano, aseguran sus ex compañeros. El, mientras, cumplía distintos destinos en guarniciones militares. Con el país en la inestabilidad del final del fujimorismo y la transición democrática que encabezó Alejandro Toledo a partir de 2001, la de ellos fue siempre una relación que se fue afianzando sobre la base de un proyecto político a futuro. Y ese proyecto lo fue plasmando Nadine junto a su esposo entre dos embarazos -el de sus hijas Ilariy y Nayra- y a caballo entre Lima, París y Seúl, donde el mandatario fue agregado militar, tras la asonada contra Fujimori en 2000. Eso hasta 2004, cuando su cuñado Antauro atacó una delegación policial en Andahuaylas, lo que a Ollanta le terminó costando la carrera militar y su regreso a Perú. Allí comenzó a tomar forma la idea de crear un partido propio, como vehículo para llegar al poder. Lo intentaron en 2006, diferenciándose todo lo posible del sistema. El atajo que ensayaron para llegar a la presidencia fue la alianza táctica con el gobierno de Venezuela, que falló en la segunda vuelta de los comicios de aquel año. Así fue como Nadine se quedó con la rémora de aquella relación política, al tener que soportar la denuncia de haber recibido dinero del chavismo mediante pagos por sus colaboraciones en el periódico Daily Journal, publicación en inglés que se edita en Caracas. La denuncia se quedó en esos términos nada más, pero así como en ese entonces fueron entusiastas aliados de Chávez, en 2011 se convirtieron a una suerte de progresismo racional, mirando hacia Brasil y, en especial, hacia el Partido de los Trabajadores (PT). De allí llegaron apoyo, “know how” electoral y expertos en comunicación, lo que a la postre terminó abriéndole los caminos del poder. Estratega Una de las personas que más conocen a ambos y que más tiempo pasa con ellos desde la llegada al Palacio de Pizarro no duda en describir a Nadine como “una pieza fundamental en la estructura del poder”. Según ese funcionario, “es ella la que ayuda a estabilizar el carácter del presidente cada vez que pierde los estribos, algo que si bien era antes muy frecuente, ahora es más esporádico”. A la primera dama también la definen como una figura “capital” en la ardua labor de controlar que sus “tíos”, como ella se refiere a sus suegros, se mantengan al margen de la gestión y conserven el bajo perfil. Algo que en el primer intento electoral de Ollanta le había costado muy caro cada vez que Don Isaac, o su cuñado Antauro, abrían la boca. Desde el gobierno, mientras intenta que las funciones políticas y protocolares no le absorban el tiempo que quiere dedicar a sus tres pequeños hijos (principalmente al más pequeño, Samín, nacido durante la campaña), Nadine hace todo lo posible por no desmentir a aquellos que la ven como la estratega gubernamental. Sus mensajes en Twitter, donde cuenta con más de 73.000 seguidores, suelen provocar una reacción inmediata en la prensa. Si en sus días de construcción partidaria no se adoptaban grandes decisiones sin que pasaran antes por su tamiz, ahora menos aún. Ahí está el caso de Carolina Trivelli, la ministra de Inclusión Social, quien antes de ser designada por el presidente debió someterse a dos entrevistas con la primera dama. La última se extendió por más de dos horas. Recién después de ese trámite, y con el visto bueno de Nadine, Trivelli fue designada en el cargo por el presidente. Su imagen es la de una mujer afable, que sabe escuchar y dueña de una sonrisa casi permanente, pero entre sus íntimos es reconocida por su fortaleza interior y por su personalidad. Creció en un hogar de clase media alta y de reconocida militancia Aprista (el partido de Alan García), en donde era la menor y única mujer de tres hermanos, lo que según ella ayudó a moldear su carácter. A muchos analistas les hace ruido la forma en que la primera dama adquiere cada día más influencia, algo que no se ocupa de ocultar. En su mayoría, sin embargo, los observadores ven esta presencia creciente como un activo adicional del jefe de Estado, mientras van aprendiendo a descifrar el estilo de Ollanta, que hasta aquí va delineando un modelo de gestión que habla más por los hechos que por las declaraciones. Como ocurrió recientemente en el primer escándalo serio de la gestión: el presunto tráfico de influencias del vicepresidente Oscar Chehade. Mientras Humala se mantuvo a prudente distancia del tema, fue Nadine la que le soltó la mano al vicepresidente al pedirle que dé un paso al costado. Chehade resiste aún en su cargo, en profunda soledad política. Hasta aquí, la forma en que Heredia trabaja desde su rol de primera dama no puede compararse con el de sus antecesoras, que se ajustaban siempre a su rol estrictamente protocolar. Además, después de dos extranjeras en el cargo, como lo eran la belga Eliane Karpe de Toledo y la argentina Pilar Nores Martínez de García, a los ojos de la opinión pública Nadine se ve “peruanísima”. En una rápida ronda de consultas entre allegados y congresistas afines a la primera dama, todos coinciden en que la mayor diferencia entre la esposa de Humala con el resto es que ella sabe que tiene una carrera política por delante y en que sus ambiciones van más allá del lugar de cerebro político de su esposo, como alguna vez escribió el ex embajador estadounidense en Lima Michael McKinley, en un informe al Departamento de Estado conocido gracias a WikiLeaks. Un sueño posible Todos sus movimientos van en esa dirección. En la de imitar el estilo K a la hora de construir y conservar poder. Ella, como la mandataria argentina, es también “un cuadro político”, y además de inaugurar obras a lo largo y ancho del país, siempre participa de las decisiones de gobierno. Controla cuotas de poder y hay funcionarios que la respetan, por no decir que le responden. Para ella y su esposo, el gobierno y la gestión también se asemejan a un bien ganancial. Aún así, los Humala tienen un obstáculo para poder alternarse en el cargo como lo hicieron los Kirchner hasta que la muerte del ex presidente les quitó la posibilidad de seguir intentándolo. Ese escollo es un artículo de la ley electoral peruana metido con fórceps en 1998 por el presidente Alberto Fujimori para evitar que su ex esposa, Susana Iguchi, fuese la candidata de la oposición. Por si acaso, el ex presidente Toledo, en su condición de principal aliado político del humalismo y autodefinido como “garante de la democracia”, ya avisó que se opondría a la fórmula Kirchner de la alternancia. Y sin los votos de su partido Perú Posible voltear el artículo clave sería casi imposible. Salvo que el tramo final del gobierno se convirtiese en algo similar al paseo de la gloria “y se consiga una masa crítica que nos permita avanzar”, se esperanzan los humalistas. Para el sociólogo Fernando Tuesta, ex director del Organismo Nacional Electoral (ONPE), Nadine está impedida por esa cláusula hasta 2021. “No estaría bien visto un intento de modificar la ley o dejar sin efecto ese artículo. Y además ella tiene todo el tiempo del mundo porque es muy joven?” Ella nunca lo va a decir abiertamente, pero el de convertirse en presidenta es un sueño para nada descabellado. Al menos por ahora. En junio, en el limeño hotel Los Delfines, donde funcionaba el búnker de campaña, un periodista le preguntó si buscarían la permanencia en el poder sobre la base de la “doctrina Kirchner”. Ella respondió con una sonrisa extensa, de esas que expresan más que muchas respuestas.
FRENTE FRANCISCO MIRANDA

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