Informativo Virtual Nº 1326
MARCO TULIO SE ALOCA |
Marco Tulio, es el nombre del principal impulsor de la revocatoria contra la alcaldesa de Lima Susana Villarán y a la vez "el amigito de Castañeda" que le pagó la friolera de 72 mil nuevos soles por asesoría legal. Su ROL es traerse abajo la gestión Villarán. En realidad su papel principal es vender la imagen del bueno de la película. Así lo presenta la prensa lumpen mercenaria de los Aldo Mariategui.
“Esto revela el hilo oculto que hay detrás de los verdaderos conductores de esta campaña sucia contra Villarán. Y esta red de Luis Castañeda mantiene un estrecho vínculo con la tristemente célebre DBA (Derecha Bruta y Achorada), para la elaboración de este tipo de contracampañas”, subrayó a la PRIMERA el analista político Sinesio López".
"Es un hecho llevado a la práctica por personajes que se debaten entre el pedido legítimo, la figuración política y la defensa de agendas particulares. Amén de los intereses políticos y empresariales señalados por Juan Carlos Tafur y Juan Sheput en sus respectivas columnas".
Estos sujetos que fungen de expertos en temas municipales pese a su reconocida mediocridad, ya han sido identificados. Es mas, el pueblo sabe y percibe la posición traidora delincuencial de este logia servil, que no tienen posición sino la de su conveniencia como lo da a entender la nota de Juan Sheput que adjuntamos.
Revocando la ambición (*)Nadie pone en discusión que la revocatoria sea un procedimiento democrático, como tampoco se puede decir que quiénes la apoyan sean personas que pertenecen a la mafia. Nos guste o no, en democracia y por ende en política siempre habrá personas con las cuáles coincidamos y con quiénes no. En ese sentido la postura de algunos medios a favor de la revocatoria de la alcaldesa de Lima es un acto tan democrático como la asumida por los medios que la defienden. En este ámbito, el mediático, lo respetable es que quiénes defienden o critican la gestión de la alcaldesa dan la cara, asumiendo su posición con convicción.
No sucede lo mismo en el ámbito político. No puedo hablar en nombre de mi partido, pues aún no se ha discutido el tema de la revocatoria, pero ello no impide que lo pueda hacer a título personal. Y desde mi punto de vista es sintomático que quiénes enriquecieron su vida con testaferros y que usaron testaferros en licitaciones o contrataciones usen ahora testaferros políticos para plantear la revocatoria. Es decir enfrentan un reto político sin tener el coraje político de dar la cara. Usan a sus personeros para “inspeccionar” la playa La Herradura o para pasearse por los medios pero no tienen el temperamento para liderar un acto que siendo de justicia y democrático pretenden convertirlo en un vulgar acto de corrupción.
¿Por qué de corrupción? Porque tiene un origen abusivo y sin justificación. Se puede cuestionar la gestión de la alcaldesa Susana Villarán, pero dicha gestión tiene mecanismos democráticos para su fiscalización y control. En lo particular yo creo que, por ejemplo, la Beneficencia Pública de Lima está en muy malas manos y que hay serios indicios de malos manejos, pero ello no justifica una revocatoria sino un mayor control. La alcaldesa Villarán ha demostrado en otros campos voluntad y coraje para asumir grandes retos, heredados de problemas gestados por su predecesor Luis Castañeda, tales como el ordenamiento del tránsito y la seguridad ciudadana, y ello merece el apoyo popular.
No es primera vez que vemos esto. Ya antes, los poderes fácticos, acostumbrados a hacer lo que les venía en gana, se la emprendieron contra Alejandro Toledo desde el primer día de su gestión. ¡Vacancia! era el grito que contra Toledo lanzaban quiénes extrañaban la velocidad administrativa de la mafia fujimorista, esa que se saltaba controles y que compraba el silencio de políticos con prebendas repartidas en la salita del SIN. ¡Revocatoria! es la grita contra Villarán de quiénes quieren una vez más obras injustificadas, hechas con la eficacia de las “oiemes” o las “oeís” puestas al servicio del enriquecimiento de algunas empresas constructoras y gestoras del empobrecimiento de la calidad de vida de nuestra ciudad.
Democracia es el régimen que defendemos quienes reclamamos un país predecible en el cual la antipatía o la ambición corrupta no sean fuente de un momento electoral. Somos un país sin élites, sin instituciones, sin partidos políticos, en manos de poderes de facto, sin control. Ese es el verdadero reto, cambiar esta penosa situación. Y para ello se requiere una gran reforma política uno de cuyos frutos sea poder enfrentar al interés económico, ese que promueve revocatorias o vuelve grandes transformaciones y hojas de ruta en alfombras serviles de su desmedida ambición.
Ing. Juan Sheput
(*) Artículo publicado en el Diario 16
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