viernes, 27 de enero de 2012

EL NACIONALISMO ES PRO YANQUI

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Informativo Virtual Nº 1365
EN TORIA: El PNP es un partido político que postula como doctrina ideológica un nacionalismo integrador, como un modelo de desarrollo de la nación, sin exclusión alguna de las diferenets clases sociales y etnias culturales del país.
EN LA PRACTICA: El presidente que hoy tenemos no es el candidato que conocimos, el candidato de la promesa de la gran transformacion. Ollanta es el presidente que termino prostituyendo su propia hoja de ruta. Es el presidente de la derecha, de las transnacionales, de Yanacocha, etc. El gran perdedor, el pueblo conforme lo demuestra la nota que adjuntamos.
PUEBLO SE DESENGAÑA: OLLANTA “NACIONALISTA” ES UN NEOLIBERAL ENCUBIERTO
Hoy contamos con otro presidente de la República, el “nacionalista” Ollanta Humala que logra su victoria electoral con el apoyo de muchos saltimbanquis y áulicos políticos como Toledo, el escribidor Vargas Llosa, izquierdistas tránsfugas, gobiernos llamados neopopulistas de “centro izquierda” como Brasil, Bolivia, Venezuela, Ecuador, etc., organizaciones sindicales amarrillas, intelectuales románticos, tecnócratas, pequeños empresarios y un sector del pueblo que está totalmente confundido y desorientado con la prédica verbal del ex -militar Ollanta.
Ahora en el gobierno, de manera genuflexa y haciendo caso a la derecha más recalcitrante, ultra liberal y racista a colocado en el gabinete Ministerial a tecnócratas neoliberales como Luis Miguel Castilla en la cartera de Economía, Julio Velarde en el BCR, Alberto Otárola como nuevo Ministro de Defensa, entre otros conspicuos neoliberales, que en última instancia serán garantía del continuismo en la construcción del Estado mafioso, neoliberal y lumpenizado.
Si antes los nacionalistas con su jefatura Ollanta criticaban el neoliberalismo, el Tratado del Libre Comercio, la presencia de los empresarios chilenos en el país; y preconizaban la lucha contra los monopolios, la defensa de la soberanía popular, la convocatoria de la Asamblea Constituyente, justicia social, lucha antiimperialista, entre otras, por el momento han “pateado el tablero” y de acuerdo a su “hoja de ruta” serán un gobierno de “concertación nacional” con todos aquellos sectores de la derecha ultra liberal, del Opus Dei, etc., quienes después de haberle hecho una campaña de demonización ahora están contentos con el cambio de camiseta de Humala y en reciprocidad le han prometido “estabilidad política” en el cargo.
Esta conducta política mostrada por el actual Presidente Humala, de traición a sus seguidores y a las masas que votaron con la ilusión de un cambio, no es nada novedoso, pues el genocida y corrupto Alan García en su primera campaña electoral de 1997 predicó que no firmaría el TLC; sin embargo, luego al asumir el gobierno fue uno de los gobiernos mas entreguista y lacayo del Imperialismo Yanqui. Fujimori, de la misma manera, se presentó en la contienda electoral como de “izquierda moderada” y ya en el poder se deshizo de todos sus asesores peligrosos de “izquierda” y acomodó en altos cargos a todos los neoliberales seguidores del Consenso de Washington.
Ollanta Humala se parece al defenestrado ex presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez, que con su prédica de carácter populista asumió el Poder con el apoyo de la izquierda electorera, “Partidos Comunistas”, fuerzas indigenistas, etc. Este personaje demagógicamente pregonó en su campaña electoral estar con el pueblo y que lucharía contra la miseria, la corrupción. El pueblo ecuatoriano creyó en sus prédicas verbales, pero desgraciadamente cuando asumió el Poder lo traicionó y se entregó a los brazos del imperialismo yanqui; por eso, mediante un levantamiento urbano, el pueblo lo defenestró.
Los congresistas del “nacionalista” Ollanta, de igual manera, son conspicuos defensores del neoliberalismo. Otros congresistas reelectos del mismo redil (20%) son lobistas serviles que han sido financiados por mineros como Roque Benavides, multimillonario accionista de Buenaventura, empresarios de la CONFIEP, la Sociedad Nacional de Pesquería, empresarios chilenos, brasileños, narcos, etc. Ahora, estos “padres de la patria”, tienen el compromiso de devolver con creces esos favores que recibieron.
Con todos estos cipayos en el congreso, donde muchos de ellos son totalmente ignorantes de la realidad nacional pero sí expertos lobistas, el “nacionalista” neoliberal Ollanta Humala no podrá cambiar en lo absoluto el país que nos ha dejado la dupla saltimbanqui corrupta Fujimori - Montesinos y el genocida Alan García. Seguiremos siendo una sociedad semifeudal y neocolonial, un país primario exportador, agro - minero, donde nuestras riquezas naturales continuarán en manos de las grandes trasnacionales, que seguirán destruyendo el medio ambiente andino – amazónico. Millones de peruanos seguirán pauperizados, continuará el desempleo y la miseria.
Entonces, nada bueno tendrá el pueblo peruano con este gobierno “nacionalista”, toda vez que todos los males sociales por los que venimos padeciendo jamás podrán ser resueltos dentro de este sistema social, mucho menos con el modelo neoliberal impuesto y dirigido por el imperialismo yanqui e implementado por los gobiernos títeres. En tal sentido, continuarán las privatizaciones, la desnacionalización de nuestra economía, la desindustrialización del aparato productivo del país, promovido sutilmente por las grandes trasnacionales; en tanto que la función del gobierno “nacionalista” sólo se concretará a los aspectos de la infraestructura, a resolver amenazas de inseguridad, crimen organizado, criminalización de las luchas sociales, programas asistencialistas, etc. La dirección de la actividad económica continuará en manos de las grandes transnacionales. Esta es la nueva función que deben cumplir todos los gobiernos lacayos, implementadores del modelo neoliberal en nombre de la modernidad y la globalización que acentuará, por cierto, nuestra dependencia neocolonial.
Por eso, en su discurso de ascensión al Poder y en los lineamientos de la “Hoja de ruta”, ha mencionado todos estos aspectos, dándole mayor énfasis a la implementación de programas asistencialistas y clientelares consistentes en acostumbrar al pueblo explotado en la cultura de la sumisión y la mendicidad; para, de esta manera, contener las luchas sociales, mantener neutralizada a las masas y “domesticarlas políticamente” a fin de que colaboren en su propia explotación. Con todo ello, el “nacionalista” Ollanta no sólo evitará “conflictos sociales”, sino que abrirá de par en par las puertas de nuestro país para que las grandes trasnacionales sigan devorando y apropiándose de todos nuestros recursos naturales de carácter estratégico. Cuando el pueblo se levante y ya no funcionen sus programas asistencialistas (“Juntos”, “Cuna Mas”, “Pensión 65”, entre otros) acentuará su represión, criminalizará mucho más las luchas sociales, en lo que Ollanta sin lugar a dudas tiene mucha experiencia.
En lo económico, mantendrá en la práctica el modelo de crecimiento en base a la inversión extranjera, principalmente en minería, condenando con ello el porvenir de nuestro país a un mayor atraso, a la depredación de sus recursos naturales y al desastre ecológico; todo ello como continuación del proyecto neoliberal implementado, en los últimos años, por Fujimori – Toledo - García. En tal sentido, su discurso demagógico de “crecimiento económico” con estabilidad macroeconómica, incorporando la inclusión social y la generación de mercados internos, es un receta añeja recomendada por los organismo financieros como el FMI y el BM, con el fin de contrarrestar la bancarrota y crisis del modelo neoliberal. Asimismo, el anuncio hecho por Ollanta de impulsar el IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional Suramericana), se encuadra dentro de los planes geopolíticos de favorecer el proyecto expansionista del Brasil, lo que entra en contienda con los intereses del imperialismo yanqui que no está dispuesto a perder sus neocolonias en America Latina, por lo que se esfuerza en instalar bases militares del Comando Sur en la región y lograr gobiernos títeres “amigos” de Estados Unidos.
En ese empeño y enmarcado dentro de esta geopolítica regional, Ollanta, después de ganar las elecciones, lo primero que hizo fue saludar a Lula y otros presidentes populista y luego al gobierno de Obama para, posiblemente, decirle que será un fiel aplicador del modelo neoliberal, pero con “rostro humano” y con “inclusión social”, tal y conforme lo recomienda el BM y el FMI.
En suma, con la ascensión al Gobierno del ex militar Ollanta salieron ganadores no solamente la derecha cavernaria que ahora se reacomoda en el poder del Estado, sino también las grandes trasnacionales, Brasil, el imperialismo yanqui y otras potencias que miran a nuestro país como un botín para el saqueo y despojo de sus recursos naturales. El perdedor y engañado con esta democracia burguesa ha sido el pueblo explotado, pero que despertará muy pronto de esta pesadilla del oprobio, del apoliticismo y nuevamente, con el puño en alto, después de reorientar sus luchas, sacudiéndose de las taras reformistas y conciliadoras impuestas por las corrientes oportunistas que medran en su seno, se aprestará a potenciar la creciente protesta popular, bajo una línea política correcta, en la perspectiva estratégica del cambio dialéctico de la sociedad peruana. En tal sentido, para el pueblo y las organizaciones clasistas en la coyuntura política actual es correcta enarbolar la consigna de “Desechar las ilusiones seudo nacionalistas y persistir en la organización e impulso de la luchas populares por la conquista de las reivindicaciones inmediatas e históricas”.

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