miércoles, 16 de noviembre de 2011

OMAR CHAHADE: ¿INOCENTE, CULPABLE O CORTINA DE HUMO?

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Informativo Virtual Nº 1140
SAQUE SUS PROPIAS CONCLUSIONES
A continuacion adjuntamos una nota enviada a nuestro correo que recomendamos sea analizada por su alto contenido reflexivo.

Qué significa el comunicado de Omar Chehade?
Chehade, la vicepresidencia y las defensas absurdas La estrategia del "Confundelos y aturdelos" sigue en marcha
Una de las cosas que más repudio debería generar es la actitud engañosa de “cumplir la ley” cuando en los hechos se está haciendo todo lo posible por desconocer la legalidad. Mayor repudio nos debe causar si el actor de semejantes actos es alguien conocedor de las leyes, si se encuentra educado en el Derecho.
Omar Chehade, congresista y segundo vicepresidente, pasó de ser un abogado penalista a cargo de los procesos contra Alberto Fujimori a ser parte de la lista presidencial de Ollanta Humala, recogiendo como valor la lucha contra la corrupción. Una investigación periodística cambió esta percepción.
Una serie de hechos lo presentaron como ejecutor de un presunto tráfico de influencias, al presentarse ante otros servidores del Estado como vicepresidente y gestionar así una serie de intereses.
Chehade, en vez de reconocer los hechos probados, se expuso a mayores cuestionamientos al ofrecer diversas versiones ante las investigaciones del Congreso. “Mintió” tituló el diario Peru21 su carátula del tres de noviembre, al reseñar las declaraciones de testigos que contradicen las declaraciones de Chehade.
El presidente Ollanta Humala pidió, en una rueda de prensa por los 100 días de gobierno, que Omar Chehade “de un paso al costado” de la vicepresidencia y que además “se allane” a las investigaciones. Léase, pidió que renuncie y acepte los cargos. El investigado, sin embargo, rechazó la sugerencia presidencial.
De hecho Chehade en un comunicado público señaló que no ejercerá las “funciones de vicepresidente”. Las funciones. De vicepresidente. Mientras estén en curso las investigaciones.
Esto es absurdo.
En principio los vicepresidentes en el Perú no tienen funciones. Se les guarda las preeminencias del caso y pueden ser encomendados para actuar como representantes de la República pero no poseen pliego ni cargo ni carga. Menos aún el segundo vicepresidente, como es el caso del cuestionado Omar Chehade.
Los vicepresidentes poseen un mandato a acudir en la línea de sucesión. Nada más. Su posición es expectaticia pues como ya dijimos sólo es habilitado en funciones -como Presidente- una vez que se activa la línea de sucesión, con el objeto de mantener el Gobierno en funciones bajo casos específicos.
No se puede disponer libremente de algo que no posees. Chehade no puede de motu propio suspenderse en una “función”, como él denomina su posición, puesto que ni siquiera existe como función pública. Si le queda algo es renunciar a su mandato constitucional a acudir en la línea de sucesión.
Igualmente nada ha dicho Chehade del pedido del presidente Ollanta Humala de allanarse a las investigaciones, lo que implica según el Código Procesal Civil que Chehade debería -según lo pedido por el Presidente- aceptar la pretensión que el Congreso le impone. Aceptar el castigo y sanción.
Pero por lo visto no quiere desprenderse del oropel y la chafalonia.

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