2018 será un año muy difícil que nace
sin esperanza en especial para los sin trabajo y los más necesitados. En este
marco y contexto nada o poco podemos esperar del año que viene.
¿Qué podemos decir del año que se va?
Que el 2017? Que fue un año bueno para los que ganan a manos llena y un año de
miércoles para la mayor parte de la población. Un año de que nos recuerda
que al gobierno y la achorada
oposición les importa un carajo todos aquellos que viven en pobreza y pobreza
extrema.
Pero, a diferencia de otros años,
comprobamos con mucha preocupación que existen más niños pobres hijos de madres
solteras adolescentes deambulando por la calle, reciclando basura, o vendiendo
caramelos.
Escribía Albert Einstein “la palabra
progreso no tiene ningún sentido mientras hayan niños infelices”
Lo que ocurre es que, las cifras que
nos muestran las estadísticas son más que alarmantes, nos muestran por ejemplo,
que en el Perú hay 6 millones de peruanos
y su familia que viven con 20 soles diarios.
También comprobamos que la navidad en
los sectores marginales del país estuvo ausente. Fue tan solo una
hipócrita pose, sin panetón ni pavo que saborear a diferencia por ejemplo de
los del Congreso que con descaro de nácar se levantaron canastas
navideñas y pavos comprados con dinero de nuestros impuestos.
Qué bueno hubiera sido, si las
canastas y pavos que se levantaron estos sujetos los hubieran hecho
llegar a las familias de los asentamientos humanos, a aquellos niños faltos de
amor; cubiertos con el frio de la indiferencia, quienes por cierto viven de la
esperanza de encontrar algo que los haga sonreír y ser felices, aunque sea por
este año que se va y que les permita creer que la navidad y las fiestas
de fin de año es para todos.
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