miércoles, 17 de enero de 2018

EL PERU EN MANOS DE GOBIERNOS CORRUPTOS

Así como Alberto Fujimori  se proclamaba inocente  de los crímenes cometidos  durante su gestión, el presidente del Perú, pedro Pablo Kusinski (ppk) decía no soy corrupto ante el congreso que debatia su vacancia   por incapacidad moral permanente por participar en la trama de corrupción de la constructora Odebrecht.
Lo que ocurre es que el mencionado presidente cree  que los peruanos somos unos idiotas que estamos para creerle que no es corrupto porque él lo dice. Y no es así, los hechos lo condenan al  igual que los otros implicados por recibir  dinero al igual que los presidentes y funcionarios implicados que piensan que no corruptos donde todos son corruptos.  
En este marco y contexto pareciera que el slogan es “no soy corrupto”, en momentos que el afán de despojo de lo público se acrecienta en forma alarmante, como lo da a entender la nota que adjuntamos para su conocimiento y difusión:

CORRUPCIÓN EN PALACIO


La encuestadora Datum publicó ayer en Perú 21 los resultados de un sondeo respecto a la corrupción de los presidentes de nuestro país. A la pregunta: ¿en qué gobierno ha habido más corrupción en el país? Alberto Fujimori se llevó de lejos el primer lugar, con 27 por ciento.
Ollanta Humala obtiene un deshonroso segundo puesto, con 15 por ciento de los encuestados. Alan García reúne 14 por ciento en su segundo gobierno, y 15 por ciento para su primer período. Alejandro Toledo alcanza 10 por ciento.
Una lectura atenta de ese resultado encuentra que todos los presidentes corruptos, más allá de coyunturas, están sentenciados a cadena perpetua en la opinión pública. Ninguno de ellos alcanza mínimos decentes en la intención de voto. Ollanta Humala tiene un diminuto uno por ciento. Alan García llega a tres por ciento, en empate con Gregorio Santos.
Otros, que no han sido presidentes, aparecen con mejores niveles de intención de voto. Keiko Fujimori, con 24 por ciento; Julio Guzmán, con 15 por ciento, Alfredo Barnechea, con ocho por ciento, igual que Verónika Mendoza. Gregorio Santos tiene tres por ciento, igual que Alan García. César Acuña solo llega al dos por ciento, y Marco Arana, al uno por ciento.
La encuesta de Datum confirma que la opinión pública coloca a los gobernantes en un doble banquillo, político y moral. Así, la imagen de PPK no se limpia con la sospechosa farsa de la no vacancia. Lo que se ha arraigado en la memoria colectiva es que mintió al país.
En efecto, 77 por ciento de los encuestados opina que el jefe del Estado utilizó su cargo de presidente del Consejo de Ministros y de ministro de Economía, durante el gobierno de Alejandro Toledo, para beneficiar a su empresa Westfield Capital.
Algo más: el 79 por ciento no le cree a PPK cuando explica que no conocía de los negocios que su empresa obtenía gracias a la mediación del empresario chileno Gerardo Sepúlveda, su socio.

El llamado gabinete del diálogo y la reconciliación nace con el estigma de ser apadrinado por un presidente de la farsa, la mentira y la corrupción. Por eso no capta simpatías, ni confianza. Desde el punto de vista de la gobernabilidad y la estabilidad, el remedio ha resultado peor que la enfermedad.

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