miércoles, 10 de septiembre de 2008

La verdad sobre el 11 de setiembre

Informativo Virtual Nº 301
CODECI-CN
Miércoles, 10 de septiembre de 2008
El 11 de setiembre de todos los años se recuerdan dos hechos que marcaron por siemprer nuestra existencia y esperamos nunca mas se repitan.
Por su alto contenido reflexivo adjuntamos dos notas periodisticas que esperamos sean objeto de profunda y seria reflexion.
PRIMERA REFLEXION:
LA PRIMERA 10-9-8
La verdad sobre el 11 de setiembre
(1) A siete años de la tragedia de las Torres Gemelas, crecen las dudas sobre la autoría.
(2) Muchos tienen la idea de que fue un autoatentado con fines políticos.
(3) Era imposible que el Boeing se estrellara en el Pentágono.
(4) La invasión a Iraq se inició meses después bajo el paraguas de la lucha contra el terrorismo.
Once de setiembre. Una fecha que nunca será olvidada.
En 1973, la junta fascista de Augusto Pinochet derroca a Salvador Allende, contando con el auspicio político y económico del gobierno de Richard Nixon. Y en el 2001, supuestos terroristas de Al Qaeda derriban las Torres Gemelas en la ciudad más cosmopolita del mundo, salvando al gobierno más mediocre de la historia de Estados Unidos.Ese 11 de septiembre, poco después de las 9 de la mañana, llamé desde Miami a mi esposa aquí en Lima. Norma me contestó con una voz asombrada: “¡Ha empezado la guerra!”. Yo no estaba enterado más que de un accidente de avión en Nueva York, noticia que acababa de leer por Internet. En esos momentos tuve que cortar la llamada (hecha desde la Biblioteca Pública de Miami) porque estaban desalojando a todos de los edificios públicos. Empezaba la paranoia.Yo siempre tuve mis dudas sobre la autoría de la tragedia, compartida con varios latinoamericanos residentes en Miami que sólo susurraban sus interrogantes ante la agresividad norteamericana. Tenían miedo y era comprensible. Pero estos recelos eran compartidos, felizmente, con gran parte de la intelectualidad del país. Poco tiempo después, las investigaciones de Nafeez Ahmed (2002), Thierry Meyssan (2002), Paul Thompson (2004), Michael Ruppert (2004), y David Ray Griffin (2004, 2005), destruyeron la versión oficial sobre el 11/9.
La versión señalaba que: • diecinueve árabes, con escasas habilidades para pilotear aeronaves, secuestraron cuatro aviones y luego realizaron difíciles maniobras para impactarlos contra el World Trade Center y el Pentágono;
• el daño causado por los impactos, combinado con el calor del combustible del jet que se quemó, derribó los World Trade Center 1 y 2;
• el World Trade Center 7 fue el primer edificio en la historia en derrumbarse sólo a causa del fuego;
• el Pentágono fue impactado por el Vuelo 77 de United Airlines, que era un Boeing 757.
La “teoría conspirativa extranjera” se cayó en pedazos al examinarla detenidamente, puesto que violaba leyes de la física y la ingeniería.
Para empezar, el extremadamente alto punto de fusión del acero (alrededor de 2.800º F) estaba muy por encima del máximo (menos de 1.800º F) que podría haber producido el combustible de jet bajo condiciones óptimas.
Y ya que el acero es un buen conductor, cualquier calor aplicado a una parte de la estructura se hubiera ido hacia otras partes del edificio.
Asimismo, la mayor parte del combustible ardió en las bolas de fuego de los impactos iniciales, por lo que el hecho de que las torres hubiesen colapsado por la acción de incendios a base de combustible era físicamente imposible.
Una explicación alternativa es que se usaron explosivos en una demolición controlada.
Para empezar, los bomberos reportaron haber escuchado secuencias de explosiones en el subsuelo.
En segundo lugar, los registros fotográficos muestran “olas de demolición” ocurriendo justo sobre los pisos que colapsaban.
En el caso del Pentágono, bastan observaciones y medidas para demostrar la falsedad de los argumentos oficiales.
Las fotografías tomadas antes del colapso de los pisos superiores del Pentágono ponen en evidencia que no pudo haber sido un Boeing 757 lo que impactó contra el edificio.
El avión tenía 155 pies de largo, con un ancho entre ala y ala de 125 pies.
La lógica indica que fue un misil disparado a poca altura lo que impactó, posiblemente seguido por un avión más pequeño que se estrelló contra la abertura causada por éste.
Si un Boeing 757 se hubiera estrellado contra el Pentágono, hubiera dejado escombros masivos de las alas, el fuselaje, los motores, los asientos, el equipaje, los cuerpos, y la cola. Pero nada quedó.
Dos empleados de defensa civil reportaron que unos Sky Warriors A-3 fueron rediseñados con sistemas de control remoto y disparo de misiles en el aeropuerto municipal Fort Collins-Loveland, un pequeño aeropuerto civil en Colorado, durante los meses previos al 11/9.
Aseguraron que distintos contratistas militares –trabajando independientemente a distintas horas– rediseñaron unos Douglas A-3 Sky Warriors con misiles actualizados, sistemas de control remoto para vehículos aéreos no tripulados, nuevos motores, sistemas de control de disparo, y sistemas de navegación radio-radar.
Si un pequeño Jet Fighter se hubiera estrellado contra el Pentágono, ello explicaría el pequeño punto de impacto y la falta de escombros externos masivos.
Y por qué las partes del avión fueron retiradas por personal de servicio para evitar la identificación de la aeronave.El terrorismo como pretextoAhora bien: ¿A quién le interesaba crear la paranoia subsiguiente y la autocensura de los principales medios del país? Bush, como quedó demostrado, estaba en la luna. Pero los halcones de la guerra y la extrema derecha religiosa tenían varias metas por cumplir, desde la invasión de Iraq a una especie de “despertar evangélico” contra el ateísmo y el laicismo internos.Como el asesinato de JFK, los sucesos del 11/9 requirieron que los más altos niveles del gobierno estadounidense estuviesen involucrados. Cheney y Rice por ejemplo.Además, se tomaron medidas extraordinarias para prevenir cualquier investigación formal y, cuando la tremenda presión política los obligó, se hizo todo lo posible para enredarla.
Julio AltmannRedacción
SEGUNDA REFLEXION:
LA PRIMERA 10-9-8
El golpe a Allende
(1) Salvador Allende, el ‘compañero presidente’, recibe a mineros de Lota.
(2) El golpe de Pinochet fue una masacre contra su pueblo.
“O la tumba será de los libres o el asilo contra la opresión”. Así reza una parte del himno de Chile. Durante muchos años fue, junto con México, el asilo de extranjeros que llegaban al país huyendo de las dictaduras latinoamericanas. Pero, a la vez, su propia historia mostraba la falta de escrúpulos para imponer el orden de los poderosos. Caupolicán, Manuel Rodríguez, la masacre de Santa María de Iquique, la matanza de Puerto Montt, son nombres sombríos, pues todos ellos murieron a traición.
“Es Chile un país tan largo/ mil cosas pueden pasar/ si es que no nos preparamos/ resueltos para luchar…”, afirma en su final la Cantata de Santa María de Iquique, que cuenta la masacre cometida contra los trabajadores del salitre el 21 de diciembre de 1907. La Cantata fue un emblema de los grupos militantes de la Unidad Popular, aquella coalición que llevó al gobierno a Salvador Allende, quien se adelantó a su tiempo al querer realizar transformaciones sociales en democracia. Allende, como se sabe, fue traicionado por un militar que se decía su subordinado: Augusto Pinochet; pero también por radicales de izquierda que rechazaban la vía democrática y creían que debían “extremar las contradicciones” para iniciar una revolución. Allende, tildado por los envidiosos de ‘pijecito’ (pituco), intentó la "vía chilena al socialismo, con vino y empanadas”, diferenciándose de los modelos estalinistas. Nacionalizó el cobre, inclusive con el voto de la derecha; inició una profunda reforma agraria; estableció un conjunto de empresas bajo el régimen de propiedad social; dio gran importancia a la educación y a la cultura.
La respuesta fue el bloqueo económico impuesto por EE.UU., congelando las ventas del cobre, mientras se favorecía el mercado negro mediante el acaparamiento de mercaderías e insumos. La prensa chilena de derecha, pagada por el imperialismo, inventaba todos los días mentiras para desprestigiarlo, y había intensas presiones a las Fuerzas Armadas para dar el golpe de Estado.
A diferencia de presidentes de pacotilla que se entregan a los intereses oligárquicos, y pese a los enormes escollos que los sectores fascistas le imponían, el “compañero presidente” subía cada vez más en las encuestas. En las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, la UP obtuvo el 45% de los votos. El Congreso, con una mayoría de derecha, aprobó un voto que planteó la inconstitucionalidad del Gobierno Popular.Nixon dio la ordenEn este tira y afloja era lógico pensar que Allende iba a ganar en el plebiscito nacional que iba a convocar ese 11 de septiembre. Los confabulados se concertaron para adelantar la realización del golpe, originalmente planificado para el 15 ó 16 de septiembre.La orden había sido dada por Richard Nixon y secundada por Henry Kissinger.
La preparación del golpe de Estado fue impartida desde la Escuela de las Américas en la zona del Canal de Panamá.El derribo de Salvador Allende fue uno de los más sangrientos de la historia de Sudamérica, con un número de víctimas entre cinco mil y treinta mil. Augusto Pinochet suspendió la Constitución, disolvió el Congreso, impuso una estricta censura y prohibió todos los partidos políticos. Miles de personas fueron arrestadas y centenares de ellas ejecutadas o torturadas; muchos chilenos se exiliaron, otros simplemente “desaparecieron”.Pinochet y los Chicago BoysLa periodista María Olivia Monckeberg asegura en su libro "El Saqueo de los Grupos Económicos al Estado Chileno" que "el proceso de privatización de empresas del Estado, desarrollado en Chile entre 1985 y 1989, fue el primero de América Latina y mucho más radical incluso que el de Inglaterra, considerada la cuna de las privatizaciones".
Según la autora, el Estado de Chile se deshizo de 30 empresas, “lo que le significó una pérdida calculada en más de mil millones de dólares".
El enriquecimiento ilícito de Pinochet es ampliamente conocido. No así las ilegalidades de su Ministro Insignia, Sergio De Castro.
En el 2007, la Justicia declaró la quiebra de éste por deudas impagas por miles de millones de pesos. Existen diez juicios ejecutivos por deudas en contra de De Castro y otras deudas a Corpbanca y BCI, que alcanzan a cerca de 3 mil millones de pesos. Ese mismo año, la Tesorería General de la República solicitó el remate de tres inmuebles del ex ministro.