lunes, 16 de noviembre de 2009

ERRADIQUEMOS LAS BARRAS BRAVAS

Informativo Virtual Nº 609
CODECI-CN
Jueves, 11 de noviembre 2009
LIMA NORTE PERU
CUANDO LA REALIDAD NOS GOLPEA EL ROSTRO

  • Nota enviada a nuestro correo que queremos compartir por su alto contenido reflexivo
  • Antecedentes
    La violencia juvenil es una de las formas de violencia más visibles en la sociedad. En todo el mundo, los periódicos y los medios de radiodifusión informan diariamente sobre la violencia juvenil de pandillas, en las escuelas y en las calles. En casi todos los países, los adolescentes y los adultos jóvenes son tanto las principales víctimas como los principales perpetradores de esa violencia (1). Los homicidios y las agresiones no mortales que involucran a jóvenes aumentan enormemente la carga mundial
    de muertes prematuras, lesiones y discapacidad (1 y 2).
    La violencia juvenil daña profundamente no solo a las víctimas, sino también a sus familias, amigos y comunidades. Sus efectos se ven no solo en los casos
    de muerte, enfermedad y discapacidad, sino también en la calidad de vida. La violencia que afecta a los jóvenes incrementa enormemente los costos
    de los servicios de salud y asistencia social, reduce la productividad, disminuye el valor de la propiedad, desorganiza una serie de servicios esenciales y en general socava la estructura de la sociedad.
    No se puede considerar el problema de la violencia juvenil aislado de otros comportamientos problemáticos. Los jóvenes violentos tienden a cometer una variedad de delitos; además, a menudo presentan también otros problemas, tales como el ausentismo escolar, el abandono de los estudios y el abuso de sustancias psicotrópicas, y suelen ser mentirosos compulsivos y conductores imprudentes y estar afectados por tasas altas de enfermedades
    de transmisión sexual. Sin embargo, no todos los jóvenes violentos tienen problemas significativos además de su violencia ni todos los jóvenes
    con problemas son necesariamente violentos (3).
    Hay conexiones cercanas entre la violencia juvenil y otras formas de violencia. Por ejemplo, presenciar actos violentos en el hogar o sufrir abuso físico o sexual puede condicionar a los niños o adolescentes de tal modo que consideren la violencia como un medio aceptable para resolver los problemas
    (4, 5). La exposición prolongada a conflictos armados también puede contribuir a crear una cultura general del terror, que aumenta la incidencia de la violencia juvenil (6–8). La comprensión de los factores que incrementan el riesgo de que los jóvenes se conviertan en víctimas o perpetradores de actos violentos es esencial para formular políticas y programas eficaces de prevención de la violencia.
    En este informe, se define a los jóvenes como las personas de edades comprendidas entre los 10 y los 29 años. No obstante, las tasas altas de agresión y victimización a menudo se extienden hasta el grupo de 30 a 35 años de edad y este grupo de jóvenes adultos de más edad tambié
n debe ser tenido en cuenta al tratar de comprender y evitar la violencia juvenil.

Barras bravas
2-11-9
ERRADIQUEMOS LAS BARRAS BRAVAS

FUENTE: ojos que ven Lima, 02 Noviembre 2009.-

La muerte de María Paola Alvarado Ortiz ha conmovido a la opinión pública. La joven de 25 años de edad, contadora de profesión, murió tras ser arrojada de un vehículo público en marcha, presuntamente por un grupo de barristas del equipo de fútbol Universitario de Deportes, el sábado pasado.
La joven falleció a causa de un grave traumatismo encéfalo craneano, que perjudicó la cara, cuero cabelludo y principalmente el cráneo.
Según la investigación policial, la contadora salió de su domicilio de la calle Durero, en San Borja, el sábado a las 16:30 horas para encontrarse con unas amigas en el distrito de La Molina.
En un paradero cercano a su casa, la joven subió a una coaster, al cual posteriormente subió un grupo de hinchas, quienes se dirigían al estadio Monumental.
La principal hipótesis policial es que la joven, al ver que el vehículo se llenó de barristas, le pidió al chofer que se detuviera para bajar.
Ante la insistencia, el conductor paró, pero uno de los barristas la habría empujado intencionalmente cuando ella iba a descender y le hizo perder el equilibrio. Producto de ello, la víctima cayó al suelo y se golpeó la cabeza contra el pavimento.
Pese que yacía ensangrentada e inconsciente, Vargas no fue auxiliada por el chofer ni por los hinchas, quienes huyeron del lugar. No sin antes, despojarle de todas sus pertenencias entre ellas una Ipod y el dinero que traía en su bolsillo.
El hecho no es más que una "raya más al tigre", por cuanto por muchos años esta pandilla de delincuentes y malhechores bajo la fachada de "hinchas de corazón" han asaltado, golpeado y hasta matado a cuanta persona se le ponía en el camino.
Es por ello, que hace bien la ciudadanía en hacer causa común alrededor de la familia de Alvarado Ortiz porque no es posible que esta gente haga lo que quiera ante la vista y paciencia de las autoridades que a la fecha jamás hicieron nada para detenerlos.
Ha tenido que suceder esta desgracia para ahora sí remover estos hechos y dar a conocer algo que todos conocíamos, que esta gente está amparada por varios dirigentes deportivos que "los engríen y los miman" con entradas y regalitos para cuidarles las espaldas y hacer de las suyas ante los simpatizantes del cuadro contrario.
¿Qué esperan las autoridades para no cuadrar a las dirigencias deportivas de todos los clubes? Ya se sabe el nombre del presunto asesino. Ahora el tal, Ronny Ramos, ‘Bolón’, parece tener las horas contadas.
Pero ¿eso es suficiente? Por supuesto que no. Lo que se debe hacer es erradicar definitivamente todo tipo de barras deportivas, empadronarlos y hacer un seguimiento a todos ellos. Porque hoy fue Paola, pero mañana ¿Quién seguirá?.
Que lo digan los vendedores ambulantes, personas humildes que venden sus productos para subsistir y que esos malditos humillan, vejan y asaltan. Que lo digan los vecinos de los barrios contiguos a los principales estadios de fútbol que tienen la maldita "mala suerte" de vivir cerca a esos lugares y soportar vidrios rotos, pandillaje y violencia. Ellos no pueden ni salir cuando se programa un partido para no toparse con estos miserables.
Ahora se ha conocido que los dirigentes de las barras del club crema, al conocer los detalles de los hechos, no solo repudiaron su acción criminal, sino que decidieron separar a ‘Bolón’ y a su grupo “El Aguante” de Surco de manera definitiva.
Si nuestras autoridades creen que con la captura de ‘Bolón’, el caso está cerrado se equivocan porque esos delincuentes drogadictos y asaltantes no tienen escrúpulos cuando se trata de asistir a un partido de fútbol. Por eso, el fin de las barras bravas debe ser la consigna de nuestras autoridades.
Si Alan García quiere apoyo popular para su plataforma electorera que se acuerde que erradicando a estos delincuentes, la ciudadanía se lo agradecerá. El fútbol mueve millones y más de un dirigente, esos que ahora no abren la boca para nada, esperan que el tiempo borre todo.
Usted señor García debe ser el primero en solicitar mayor celeridad en este asunto y la depuración total de estos miserables que bajo el tutelaje del fútbol hacen lo que les da la gana en las calles. Eso debe terminar.

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