domingo, 29 de marzo de 2009

PUEDO BLOQUEAR EL CANDIDATO QUE NO QUIERO

Informativo Virtual Nº 437
CODECI-CN
Domingo, 29 de marzo de 2009
GARCIA:PUEDO BLOQUEAR EL CANDIDATO QUE NO QUIERO

No cabe ninguna duda, el Presidente García no se encuentra bien de salud debido posiblemente al prologado uso de Litio.
En declaraciones a la prensa García asegura que en el Perú el mandatario tiene el poder para evitar que el candidato que no sea de su agrado gane las próximas elecciones.
¿García no puede bloquear al candidato que no quiere conforme lo hizo con el candidato del FREDEMO Vargas Llosa dejándonos como presidente al Chino Fujimori.
Juan García dice: La actitud del Tetón es inaceptable en un país democrático e institucionalizado. Son propias de presidentes de algunos países africanos o propias de fascistas como Berlusconi en Italia o Netanyahu en Israel pero no de demócratas.
Por otro lado, sus palabras dejan ver sus sueños Aliticos de un poder mas allá del que le reconoce la constitución. Y todos sabemos de la falta de escrúpulos y ética que tiene este criminal (que espero algún día sea juzgado en el Perú o en tribunal internacional) y la cúpula del partido que gobierna.
Es un indicio muy serio de la intención de injerencia que planean. Quizás no lo logren pero el solo intento ya constituye delito ESE ES EL PUNTO.
Si a todo esto añades su prontuario del primer gobierno y ahora encima de todo el secuestro y asesinato “encubierto” de Camana que tenemos? Un escenario al más puro estilo Montesinos.
Por Dios, que esperan para reaccionar? Encima de todo, sale Raúl Vagas en RPP a decir, “al presidente no lo han interpretado bien”.
Por favor, no se de ustedes pero lo que siento es pena e indignación.
ADJUNTAMOS NOTA PERIODISTICA POR SU ALTO CONTENIDO REFLEXIVO
El sistema soy yo
La República
Jueves, 26/03/2009
Por Augusto Álvarez Rodrich

alvarezrodrich@larepublica.com.pe
Alan II sigue creyéndose rey de esta, su chacra.
“En el Perú, el Presidente tiene un poder, no puede hacer presidente a quien él quisiera, pero sí puede evitar que sea presidente quien él no quiera, y lo he demostrado”.
Eso dijo el presidente Alan García a un grupo de banqueros con el fin de asegurarles que el esquema económico general establecido en el Perú desde 1990 –luego del colapso que produjo su primer período– seguirá en el futuro, para lo cual él impedirá que llegue a Palacio quien se oponga al mismo.
Impedir que un candidato triunfe en una elección no es, sin duda, una función formal del presidente. Lo ideal sería que Palacio siempre tuviera un papel neutro en las elecciones por los recursos que, sin mucho control, maneja el gobierno. Pero, en fin, aunque no es deseable, un presidente puede entrar en la batalla política para defender sus ideas y su gestión.
El (pequeño gran) problema es que, como el propio García lo recordó en su tan franca como lamentable declaración de intenciones de anteayer, él ya demostró que puede interferir en una campaña. Y lo hizo poniendo de manera ilegal y descarada todo el Estado al servicio de sus intereses particulares.
Lo hizo, en 1986, para (im) poner con un ‘balconazo’ a Jorge del Castillo como alcalde de Lima. Lo peor vino en 1990 cuando se dedicó a impedir que Mario Vargas Llosa llegara al gobierno y a promover la candidatura de Alberto Fujimori.
Y vaya que tuvo éxito, aunque recurriendo a armas inmorales: poner al servicio de la candidatura de Fujimori el SIN de ‘Cucharita’ Díaz al igual que muchas oficinas públicas, o financiar ‘Página Libre’ de Guillermo Thorndike. Un relato dramático de esto se puede leer en el capítulo XVIII –‘La Guerra Sucia’– de ‘El pez en el agua’ de Vargas Llosa.
Ahora, García reconoce, sin ruborizarse, que lo hizo antes y anuncia, muy orondo, que volverá a ser el gran titiritero electoral. Decidir quién no será presidente también es decidir quién sí lo será. Elemental, mi querido Alan, aunque ahora él se desdiga –como con “las lloronas”– culpando a los medios.
Algunos han querido justificar la declaración presidencial como un exceso verbal, desliz, metida de pata, o enredo oral. Pero la verdad es que esto es mucho más grave que un lapsus, pues sugiere la voluntad de violentar las normas elementales que demanda un proceso electoral transparente y decente.
Esto no es democrático, es inmoral, y le pone las cosas en bandeja a Ollanta Humala, quien se presentará ahora como el candidato vetado.
Pero lo peor es que, si en 1990 Alan García nos dejó a Alberto Fujimori, crece la posibilidad de que, en el 2011, nos deje a Keiko Sofía.

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