martes, 15 de diciembre de 2015

NI A LA IZQUIERDA NI A LA DERECHA

UNA NOTA PARA LA REFLEXIÓN: DIARIO UNO  2015
Por Diario UNO el noviembre 1, 2015
El divorcio existente entre ideología y capacidad para actuar en ella, demuestra que el ser humano es mucho más que sus ideas.
Para quienes comparten una ideología de izquierda o derecha, por muchas razones que forman parte de su propia identidad en la sociedad, su pertenencia a un grupo social y las maneras en que su pensamiento fue formado por las ideologías políticas, se les hace difícil creer que pueda haber una forma de pensamiento distinta, que no interprete los acontecimientos sociales a la luz de la confrontación entre clases que pugnan por predominar una sobre la otra.
Sin embargo, por estar inmersos en esta dicotomía ideológica entre izquierda y derecha, no se han dado cuenta, que el indicado conflicto ha sido alentado por las ideas del enfrentamiento entre ricos y pobres y la preconizada lucha de clases.
Recuerdo que en la universidad, quien no comulgaba con las ideas marxistas, era considerado “burgués” y cualquier idea que cuestionara sus postulados, revisionista; sin embargo, salidos de la universidad, los que no se convirtieron en senderistas y postulaban fervientemente el marxismo-leninismo, se convirtieron en unos acomodados profesionales burgueses.
Algunos de los supuestos “burgueses”, nos metimos a servir a nuestro pueblo, sin importarnos la paga, sin importarnos el sacrificio de ir a todos los pueblos pobres del Perú, llevando soluciones a sus condiciones de vida, consagramos nuestra profesión a servir a los desposeídos y asumimos por décadas muchas luchas en defensa de sus derechos.
Nuestras obras dicen lo que somos, aunque hablemos mucho de justicia social y declaremos la intención de trabajar por los más pobres, si nunca antes lo hicimos, entonces no deja de ser un sofisma, es decir suena a verdad, pero en el fondo es falso, porque no existe un verdadero compromiso con la justiciade nuestro pueblo.
El divorcio existente entre ideología y capacidad para actuar en ella, demuestra que el ser humano es mucho más que sus ideas, y que éstas se quedan cortas para asegurar un comportamiento consistente con las declaraciones de bienestar a favor de los más pobres.
Esto implica que podríamos encontrar en la derecha y en la izquierda personas realmente comprometidas con traer justicia social a nuestro pueblo, y en ambos bandos, también de los otros, los que preconizan el odio y la confrontación de clases como instrumento de gestión social o el abuso y la explotación de los más pobres.
De hecho, el altruismo del Che Guevara, contrastó con su procedencia social y la ideología que lo rodeaba, de haber vivido más tiempo, tal vez hubiera sido un gran líder social, capaz de conducir procesos de reforma que habrían cambiado el curso de la historia en Latinoamérica.
Así mismo, el liderazgo de Martin Luther King, imprimió una visión de cambio social que resultó peligrosa para algunos grupos sociales, empezó a hablar de igualdad y de justicia en defensa de los discriminados; lo hizo a sabiendas que corría peligro, consciente que tenía que hacerlo como un deber insoslayable en bien de su pueblo.
En ambos casos, no fue una ideología la que instó su conducta, aunque lo parezca, sino el compromiso de sus conciencias con ser agentes de transformación de lo injusto, de lo que no está bien, y aunque los métodos escogidos por ambos fueron muy distintos, compartieron la misma motivación de luchar por sus pueblos.
Esto demuestra que no son las ideologías las que determinan la conducta del hombre, sin embargo es ésta la que crea las condiciones para que haya o no justicia verdadera en los pueblos, porque el pensamiento individual impulsa la conducta del hombre, pero no la determina, pues es el hombre con todo lo que él es, el que actúa, creando condiciones de justicia o injusticia en sus relaciones sociales, políticas y económicas.
Un hombre bueno puede ser más justo, más allá de sus ideas políticas, que otro, que tenga ideas de justicia social pero que sea un mal hombre. Podríamos llenar los gobiernos del mundo, con personas que postulan ideologías de justicia social, pero si no son buenas personas, con capacidad de actuar justamente, sus postulados ideológicos jamás se harán realidad, por la carencia de capacidad moral para traer justicia efectiva a sus pueblos.
Del mismo modo, los que postulan ideologías de derecha, descansando el desarrollo en la capacidad de hacer riqueza de los ricos en desmedro de los pobres, preconizan buscar la inclusión social y desaparecer la pobreza por medio de medidas económicas que no llegan a producir tal resultado, por mantenerse las mismas condiciones de injusticia social.
Esto explica el fracaso de todas las ideologías de izquierda y de derecha en la gestión de los gobiernos del mundo, los modelos económicos que han enarbolado han fracasado, y las crisis que tienen las naciones no encuentran solución en sus propios modelos.
El Perú está hoy frente a su propia crisis, cayendo por un derrotero en declive que tiene en el fondo un abismo, y los políticos juegan a hacer propuestas económicas como salida, y es como que pretendieran remontar un tren descarrilado al borde del abismo, con un hilo, debido a que no advierten la magnitud del problema social y mucho menos pueden entender cómo resolverlo.
Sería una enorme desgracia caer nuevamente en gobiernos que pretenden acceder al poder por sus ventajas, pues entonces no habrá más solución para nuestro país, porque la complejidad de la problemática social está directamente relacionada con la profunda crisis moral que atraviesa, la cual nunca se resolverá con “luchas contra la corrupción”, creando más juzgados y fiscales anti-corrupción, haciendo más cárceles, imponiendo la pena de muerte o sacando a los militares a las calles, pues su dimensión nos comprende a todos, que hemos permitido la perversión del entendimiento social y que la corrupción sea nuestra forma de convivencia.
No hay modelo económico que pueda tener éxito en un país degradado moralmente, ni ideología política que pueda ser motor del desarrollo de un pueblo, si la gente que la postula no está en la aptitud moral de gobernar en bien de todos y de conducirlo a un nivel de vida superior.Ni a la izquierda ni a la derecha están las soluciones de los problemas del Perú, ambas posiciones ideológicas tienen una perspectiva errónea de lo que hay que hacer para promover el desarrollo verdadero del Perú, porque nunca la confrontación social, fueron métodos exitosos de gestión social.Es hora de dejar las confrontaciones y las luchas de clases, y adoptar el Bien como ideología, creer que es posible construir una nación de peruanos iguales, justos, buenos, verdaderos y dignos, capaces de establecer condiciones de justicia social en el Perú.


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