domingo, 6 de septiembre de 2015

ASÍ LO RECUERDAN A RAUL WIENER: UN COMPROMETIDO CON LAS LUCHAS DEL PUEBLO

NOBLE, GENEROSO, PERO A LA VEZ APASIONADO GUERRERO CUANDO TUVO QUE SERLO
Más allá de su apasionamiento por la política entendida como la búsqueda del bienestar, EL CAMARADA Raúl Wiener fue la voz del pueblo para despecho de los inmorales, apartidas y parásitos políticos.
Carlos Páucar escribió: “Se podía o no estar de acuerdo con sus ideas, con la manera de expresarlas, pero era un batallador, un apasionado por el bien del país. Varios corruptos estarán frotándose las manos pues Raúl Wiener no descansaba en denunciarlos. Varios fujimoristas y apristas de mal vivir respirarán aliviados. AGP, a quien Wiener dedicó libros y artículos innumerables, perdió a uno de sus investigadores más tenaces. Igual Fujimori. El hombre, por eso, fue denunciado muchas veces. Pueden celebrar los bribones y sus secuaces, pero frente a ese breve gozo miles en cambio recordarán, recordaremos, el legado de este hombre honesto, cabal con sus ideas y bolsillos”.
A continuación una nota altamente emotiva y a l vez profundamente reflexiva lo que en verdad significo  Raúl Wiener y que parte cuando más lo necesitamos.

CAMARADA, COLEGA RAÚL, ADIÓS

 César Lévano  
Raúl Wiener, nuestro compañero en el área de investigación, murió ayer en el momento del amanecer. Sé que sus últimas palabras escritas son dirigidas a mí, con el afecto y el respeto de siempre.
Con Raúl ingresamos en julio del 2007 a la honrosa aventura de LA PRIMERA (hoy DIARIO UNO). Hemos librado, pues, juntos durante ocho años, sin pausas ni enconos, una batalla que es parte de una guerra justa. Alguna vez he pensado, mirando el techo color sábana percudida de Lima, que sin nubes no hay cielo. Algunos nubarrones, escasos pero de principios, poblaron nuestra fraterna amistad. Nunca condujeron al irrespeto ni menos a la ruptura.
Hemos compartido la dura faena de informar y opinar con independencia por causas nobles: contra la corrupción de Alan García, contra los crímenes del fujimorato, contra la traición de Ollanta Humala, cuya campaña progresista compartió, pero cuyas apostasías combatió desde que percibió en Palacio el olor a podrido.
Hombre de izquierda desde su temprana juventud sanmarquina, trotskista y seguidor de Hugo Blanco en tiempos de tempestad y peligro, redactor económico en diversos órganos de prensa, supo desde temprano que en el Perú la lucha por la democracia era simultáneamente lucha por la justicia; la lucha por el buen gobierno, lucha contra la corrupción y contra la impunidad.
A partir de su radicalismo social entendió que defender la soberanía y el interés nacional conduce a combatir el imperialismo y su recetario neoliberal disfrazado de demócrata pero guiado por el saqueo político, la dictadura política y el reclutamiento de sicarios de la política y el periodismo.
En la coyuntura política actual, no coincidimos plenamente. Partiendo ambos de un anhelo unitario, divergimos a veces en la identificación acerca de los portadores de ese objetivo, de esa esperanza. En la etapa que se avecina, en el debate que se va a librar, hubiera sido bueno escuchar su palabra.
Creo que el pensamiento libre de Raúl iluminado por la luz de un sentido ético, de una identificación con los de abajo y un sentido crítico nos habría llevado una vez más, a una coincidencia esencial.
En todo caso, para captar el mensaje permanente de Raúl están sus reveladores libros y sus columnas de combate, entre ellas las que escribió en este diario y en defensa del mismo, enfrentando las calumnias y las amenazas del poder mediático, instrumento del gran poder, y los títeres de este, disfrazados de izquierdistas y hasta de marxistas.

En la dolorosa ocasión de la muerte de mi esposa, Raúl comentó: “Lo nuestro es escribir”. Él seguirá escribiendo más allá de la muerte.

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