LOS MISMOS INTERESES QUE EL FUJIMORISMO Y SU DOCTRINA DEL
OPORTUNISMO CORRUPTO
El 'éxito’ de la banda capitaneada por Alberto Fujimori y por
Vladimiro Montesinos alentó a muchos a seguir su ejemplo en todos los
niveles” Fernando Rospigliosi.
El termino rapiña política suena feo, pero de qué otra manera se
le puede llamar a quienes andan en un partido político, luego en otro, después en
otro y así sucesivamente, trazando planes para copar el poder político, demostrando
que están en esto por conveniencia. No existen adhesiones a ideas, programas o
propuestas de gobierno, sino el más descarado oportunismo.
Casos como lo señalado hay muchos, desde un Pablo Mendoza (antes
rojo) que postulo con el fujimorismo y hoy lo hace con Somos Perú sabiendo que va a perder, pero con la idea
clara de buscar que negociar. Su
objetivo final es dispersar el voto.
Otro caso, el de Claudio Rodríguez, que nació con el Partido de Atacusi,
siguió al fujimorismo y termino acostándose con el corrupto alcalde de los
Olivos. Actualmente es uno más de Solidaridad Nacional, donde según María
Chauca ya sabe que no será candidato a nada, pero igual, continua manejándose como posible candidato del Partido del Hombre de COMUNICORE que
prepara su retorno para continuar con los sucios negocios a los que nos tuvo
acostumbrado.
Y qué decir de Johnny Toma, expulsado del Partido Popular Cristiano (PPC) que no dudo un instante en enredarse en la alcoba del fujimorismo.
Si pues, así están las cosas, la política transformada en
prostitución barata, donde una cosa es lo que
prometen los candidatos que se desgarran las vestiduras pretendiendo
defender al pueblo, pero cuando están en el poder, se olvidad de sus promesas y
al pueblo que se lo coma el tigre.
Fernando Rospigliosi
escribía “Hoy día, la actividad política se ha convertido, para la mayoría de
personas que incursionan en este campo, en un mero asunto de negocios. Irrumpen
o persisten en la política con el deliberado propósito de obtener un empleo, de
conseguir ingresos que no alcanzarían en su actividad cotidiana o,
crecientemente, de robar todo lo que pueden