lunes, 9 de junio de 2008

ALAN:NARRADOR DE CUENTOS

Informativo Virtual Nº 226
CODECI-CN
martes, 10 de junio de 2008
ALAN:
NARRADOR
DE CUENTOS
El Presidente García con el desparpajo que lo caracteriza y acompañado de los acólitos al oficialismo de turno volvió a sus cantinfladas pero esta vez con un discurso distinto respecto al gas en la que reconoce que primero está la demanda interna.
No cabe la menor duda que las reacciones a su posición prochilena hicieron que García diera marcha atrás en su obsesión de vender energía a Chile.
Sin embargo, no presento una alternativa respecto al futuro del gas y más bien, se dedico a señalar las piedras en el camino y las oposiciones como los principales obstáculos.
Emilio Torres Meléndez
PARA LA REFLEXION Y PREUCUPACION ADJUNTAMOS ARTICULO PUBLICADO EN LA REPUBLICA
DIARIO LA REPUBLICA
9-6-08
El gas según Garcichet

Javier Diez Canseco
Lourdes Flores, intentando tomar distancia del presidente al que sentaron con sus votos en Palacio y con quien han gobernado desde entonces (en carteras tan importantes como el MEF o la presidencia del BCR), expresó su oposición a la venta de gas a Chile pues el Perú debería reservarlo para uso nacional, en lugar de exportarlo por ganancias a corto plazo, tal y como muchos hemos opinado. Fue suficiente para que aflore el real García.
"Idiota" fue el calificativo a los que se oponen a la venta de gas a Chile. Si el Perú lo tuviera en abundancia, pudiendo atender sus necesidades internas y las de Chile sin problemas. ¡Caballeroso con la dama que meses atrás lo invitó a cenar! En realidad, García ofreció gas a la presidenta Bachelet desde junio de 2006, antes de jurar al cargo. Pero ahora, evidenció que la verdadera intención del llamado gasoducto del sur no estaría en abastecer a esa zona con energía más barata, ni desarrollar la industria petroquímica en Moquegua o Arequipa, sino extender el ducto a Chile. En esto fue transparente: la inversión de US$ 1,200 millones del sector privado en la construcción del gasoducto del sur no resulta rentable con el consumo interno, que es muy pequeño (por los bajos ingresos de las mayorías, la desindustrialización y la falta de promoción estatal) y –por ello– hay que exportar. Ojo, ya nada está en evaluación: el oleoducto del sur solo va si es negocio, y solo es negocio si se exporta, si no no va. Así que, enfundado en un grueso poncho pero desnudo de cualquier ropaje nacionalista, espetó: "No es un tema de que no le vendas a Chile, porque tenemos un conflicto marítimo". Directo y al grano: negocios son negocios, y las relaciones internacionales y la geopolítica nada tienen que ver con ellos, ni deben condicionarlos. Dejó claro además que –en su concepción– ni siquiera somos dueños de nuestro gas ni tocamos pito en definir su destino; este sería un negocio que toca definir a los concesionarios, al margen de los intereses nacionales o de consideraciones geopolíticas.
Para colmo, repitiendo el estilo de gobierno que impone a los peruanos, argumentó sus razones y concepciones, descalificando como idiotas a quienes piensan distinto, y –junto a la zanahoria de los negocios– esgrimió el látigo de la amenaza. Pero nuestro primer actor local asumió, sin asco, el papel de pinochetista: "Chile se puede enojar y nos dice: no le compramos los mil millones y les devuelvo los 100,000 peruanos". Casi cierra con un ¡Cuidaíto nomás, rotos culeaos!
O sea que, en la doctrina Garcichet, Chile nos hace un favor –no negocios– con su comercio exterior. Los peruanos allá son una suerte de parias arrimados, improductivos e innecesarios. Y nuestro gobierno es manco y paralítico: si el Perú no vende el gas a Chile, este se molesta y nos castiga, sin que el gobierno nacional tenga cómo defender nuestros intereses, sin que la situación de las ingentes inversiones y ganancias chilenas en el Perú se vean afectadas. ¿Quedará algo por decir en esta materia a algún vocero del pinochetismo? ¿Para qué, si García ya lo dijo todo? Tenemos que "vender o vender" porque es negocio y porque estamos amenazados de no hacerlo. ¿Puede desdibujarse más la personificación de la Nación Peruana en la figura de un presidente?
Resulta inaceptable este manejo de nuestros recursos naturales estratégicos, burlándose del país. Peor aún cuando García juega a gata en celo con los intereses del poder económico en el vecino del sur, mientras que al interior carece de tolerancia y desatiende las demandas sociales o arremete contra la gente.
Así, mientras pretende malusar nuestro gas, el converso reciente al "libre mercado de las transnacionales", vara mágica del crecimiento sin desarrollo que propugna, busca imponer medidas que ni el fujimorismo pudo forzar. A la bandera de "gas para Chile", García suma la de "tierra para las mineras y petroleras". Así, lanza una ofensiva anticonstitucional con el DL 1015 para arrancar la tierra de las comunidades serranas y selváticas y ponerla a disposición de los negocios de energía y extracción minera. Promueve –golpeando a los pueblos originarios y la población campesina más pobre– el fraccionamiento y la venta de las tierras comunales, con una simple mayoría de asistentes (no una mayoría absoluta de comuneros empadronados) a una asamblea que así lo decida. Y con el DL 994 autoriza expropiar las tierras "eriazas" de las comunidades, cuando sabe que ellas deben reposar y rotar para poder explotarse. Y hasta propone un proyecto de ley para privatizar las playas del litoral y los barrizales de los ríos. Su audacia no tiene límites, salvo que se los pongamos.
Por ello, se multiplican las asambleas y movilizaciones campesinas, de las comunidades y regiones que anuncian su disposición a sumarse al Paro Nacional del 9 de julio para decir ¡Basta Ya! Y comenzar a abrir un nuevo rumbo al país, recordando que ello exige un gobierno que les devuelva el Perú a los peruanos y un presidente que represente a la Nación y no a los intereses de las transnacionales y sus felipillos internos.