miércoles, 21 de mayo de 2008

UN MOTIVO MAS PARA EL PARO DE JULIO

Informativo Virtual Nº 221
CODECI-CN

Miércoles, 21 de mayo de 2008UN MOTIVO MAS PARA EL PARO DE JULIOHoy estoy mas seguro que nunca, que el congreso que menciona la constitución como representante de la nación, es un hostal de corruptos y vende patrias al servico del imperio del norte.
El pueblo no voto para que hagan lo que les da la gana como el de convertirse en promotores del ingreso de capitales en la sierra y la selva sin respetar derechos comunales, historicamente reconocidos.
En tal sentido, el Decreto Legislativo 1015 publicado en el “El Peruano” a menos de una semana del ALC-UE y que tiene relación con la llamada Ley de la Selva, no tiene otro objetivo que el buscar extender la propiedad agraria de la costa a la sierra y a la selva..
Es decir, “Este decreto es para favorecer a los importadores de la industria alimentaria, los grupos del poder minero, así como los que pretenden apoderase de los bosques de la Amazonía” señala el periodista Raúl Wiener
Así no se hace política Señor Presidente.
Los peruanos no somos tan cojudos como para no darnos cuenta. Lo cierto es que, Las condicones para el PARO DE JULIO estan dados
EMILIO TORRES MELENDEZ
PARA EL ANALISIS, LA COMPRENSION Y DIFUCION, ADJUNTAMOS NOTA PERIODISTICA DEL DIARIO LA PRIMERALA PRIMERA
21-5-08
César Lévanocesar.levano@diariolaprimeraperu.com
La guerra incivil de GarcíaEl Decreto Legislativo 1015 que ordena liquidar la comunidad campesina en el Perú es antidemocrático, puesto que no ha sido consultado con los comuneros; antisocial, puesto que propicia la creación de latifundios, sobre todo extranjeros; e inconstitucional, ya que viola los artículos 88 y 89 de la Carta. Con descaro, dicho decreto, publicado ayer en El Peruano, comienza precisando que se dicta para la “implementación del Acuerdo de Promoción Comercial Perú-Estados Unidos”.
Es decir, el TLC. Confesión de parte. El punto aclara qué intereses (u órdenes) son los que inspiran la serie sobre “El síndrome del perro del hortelano” que el presidente Alan García ha publicado a lo largo de meses en El Comercio.
El primer artículo, publicado el 28 de octubre del 2007, declaró la guerra a las comunidades.
La tierra de éstas, decía, “vendida en grandes lotes traería tecnología de la que se beneficiaría también el comunero”. (Que ya no sería comunero, sino peón de un hacendado, a lo mejor chileno, o de una gran minera). Lo previmos enseguida. Y denunciamos la ignorancia de García, quien afirmó en ese texto que las comunidades eran creación del virrey Toledo. No sabe que esas instituciones provienen en gran parte del ayllu prehispánico.
Una sola pregunta basta para desvelar la intención del decreto legislativo: ¿Quiénes son los que pueden comprar esos grandes lotes que promete García? Lo más probable es que detrás de los artículos y del decreto estén algunas grandes compañías mineras, cuya acción de envenenamiento de aguas y contaminación ambiental que amenaza vidas ha sido resistida por las comunidades.
El proyecto viola, sin vergüenza, el artículo 88 de la Constitución, el cual establece que el Estado “garantiza el derecho de propiedad sobre la tierra, en forma privada o comunal o en cualquier otra forma asociativa.”
El decreto viola también el artículo 89 de la Constitución, que declara que las comunidades campesinas y las nativas “son autónomas en su organización, en el trabajo comunal y en el uso y la libre disposición de sus tierras”.
La propiedad de sus tierras, prosigue el dispositivo constitucional, “es imprescriptible.” En el inciso b) del decreto legislativo está la clave del crimen: la adquisición en propiedad de tierras comunales por terceros requerirá el voto a favor de no menos del cincuenta por ciento de los asistentes a una asamblea. De acuerdo con eso, un 25% de los comuneros reunidos en una asamblea, a lo mejor amañada, puede decidir la venta de todas las tierras de la comunidad. ¿Por qué García no establece la misma regla para toda clase de empresas y sociedades?
La declaratoria de guerra contra las comunidades de la sierra y la selva desatará sin duda la ira y la lucha campesina. Será un caso de legítima defensa.