lunes, 14 de abril de 2008

DIA DEL NIÑO PERUANO

Informativo Virtual Nº 196
CODECI-CN

lunes, 14 de abril de 2008
"DESDE UNA PERSPECTIVA VITAL Y CRONOLOGICA ES EVIDENTE QUE EL NIÑO DE HOY SERA EL HOMBRE DEL MAÑANA.LOS QUE CAEN EN UN ERROR SON LOS QUE QUIEREN DEJARLE AL NIÑO LA SOLUCION DE LOS PROBLEMAS AL FUTURO Y A OTRA GENTE. MIENTRAS EL PRESENTE CONSPIRA CONTRA LA VIDA DE LOS NIÑOS Y EL FUTURO SE INSINUA COMO UNA PROLONGACION FUNESTA DE UN ESTADO DE COSAS"
Carlos Castillo
DIA DEL NIÑO PERUANO

¿Cuál niño?
Los niños cuyo cuerpo son obligados a llevar una vida adulta:
Los que venden caramelos en un paradero de carros,
Los cargadores de frutas en los mercados,
Los que respiran plomo en la Oroya y las Lomas de Carabayllo
Los que recogen basura en las Lomas de Carabayllo para reciclarla,
Los picapedreros de Sol Naciente de Carabayllo
Los que viven secuestrados en las minas de oro informales de Madre de Dios,
Los que se levantan a las 3 de la mañana para ir a trabajar al campo,
Las que se quedan en casa cuidando a los hermanos, cocinando para ellos,
Los de zonas de extrema pobreza como Huancavelica, Huánuco y Puno.
Estas complejas situaciones contribuyen a que los derechos de niños, niñas y adolescentes sean fácil y corrientemente vulnerados, privándoles del derecho a crecer en un ambiente sano y protegido, en el que pueda desarrollarse plenamente.
PARA LA REFLEXION ADJUNTAMOS LA SIGUIENTE NOTA PERIODISTICA
Diario LA REPUBLICA
13-4-08
Donde los políticos solo llegan en época de elecciones
Pobladores de asentamientos humanos de Villa El Salvador y Lomas de Carabayllo, en el sur y norte de Lima, hablan sobre los problemas estructurales que los aquejan. No tienen acceso a la salud, trabajo, etc.
Ana Núñez.
La última cena. En Lomo de Corvina (Villa El Salvador) Yésica del Águila cuenta que solo uno de sus tres hijitos tiene uniforme escolar, y que hasta ahora no ha podido comprar los útiles.
Ser pobre es no tener oportunidades, es el contundente concepto con que el padre Gastón Garatea, ex presidente de la Mesa de Lucha contra la Pobreza, intenta explicar algo tan complejo. Un concepto que se puede constatar con la vida misma, que puede ser fácilmente demostrado con la realidad y con el día a día allá arriba, en el arenal, en alguno de los distritos más austeros de esta ciudad capital.
Si no, que lo digan Juana Guerra y su familia, habitantes de una humilde vivienda de madera y esteras en el asentamiento humano Lomo de Corvina, en Villa El Salvador, distrito donde no solo el hambre y las enfermedades, sino también el clima, pueden ser inclementes.
Juana, de 65 años, vive con su esposo José y sus tres nietos. Ambos trabajan durante el día vendiendo helados y pasadas las siete de la noche se reencuentran en casa, con los aproximadamente diez soles que logran juntar diariamente en el bolsillo.
Mientras le prepara el desayuno a su esposo –que consiste en un plátano sancochado y una taza de té– Juana cuenta cómo en una oportunidad José pasó varias semanas en cama, aquejado por fuertes dolores de estómago, fiebres y diarreas, sin que nadie pueda hacer nada por él, pues no contaban con dinero para llevarlo a la posta médica y, menos aún, para comprar las medicinas que le recetarían.
"Esa vez mi esposo pasó toda su enfermedad en cama, porque no teníamos ni un sol para llevarlo a la posta. Yo logré que me lleven al programa de Laura Bozzo y ahí me regalaron un par de frascos de vitaminas. Con esas medicinas yo pude levantar a mi esposo", recuerda Juana.
Debió haber sido algo muy parecido a un milagro: según los vecinos, don José debió haber presentado un cuadro de malaria y se curó sin ingerir medicamento alguno. Si tuvo realmente esa enfermedad es algo que nunca se podrá afirmar o negar con certeza. Pero es, eso sí, una prueba de que acá en Lomo de Corvina, como en otras zonas pobres de esta Lima, ciudad sin ley, el que no tiene dinero para la posta simplemente se muere o reza para que lo salve un milagro.
Aún en esas condiciones, a doña Juana no le tocó una bolsa de ayuda alimentaria la noche del miércoles. Por ello, y para constatar algunas lamentables cifras de las encuestas, doña Juana afirma que nunca estuvo tan bien "como en la época de Fujimori".
"No era sólo que nos daban arrocito o pescadito, sino que en esas épocas no había alza, los precios se mantenían", dice la mujer, sin recordar quizá el fujishock de agosto de 1990. Son casi las 9 de la mañana: Juana y su esposo deben salir a vender sus helados.
EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA
Pobreza. El modo de vida de la gente de Villa El Salvador y Carabayllo demuestra su austeridad. Aun así hay tiempo para el descanso y para el esparcimiento.
Arenal. Las zonas más pobres de Lima están ubicadas, principalmente, en zonas periféricas de la ciudad capital.
A solo media cuadra de la casa de doña Juana nos encontramos con Julia Landeo Figueroa, con su pequeña hija Silvana en los brazos y sin haber conseguido aún las monedas que le permitan aunque sea comer un pan por desayuno. Aun así, para Julia el problema mayor de ella y sus vecinos son las condiciones de sus viviendas.
Entendemos su preocupación cuando nos demuestra que el silo común que sirve como baño para toda la cuadra colinda con su dormitorio. Pero no es sólo eso. Casi la totalidad de viviendas han sido construidas con maderas y esteras. En el techo predomina la calamina y lo más probable es que cuando llovizne, en invierno, toda la humedad congele a los habitantes.
"Lo primero que queremos que nos ayuden a resolver es la situación de nuestras casitas. Durante la campaña electoral, mucha gente de Ollanta (Humala), de Lourdes (Flores), y del Apra vino a ofrecernos ayuda a cambio de nuestro apoyo, pero ahora nadie se acuerda de nosotros", refiere y agrega que en aquella oportunidad el hoy parlamentario César Zumaeta llegó hasta Lomo de Corvina cargado de fósforos y lapiceros propagandísticos, prometió ayuda, pero nunca más volvió.
LA TIERRA PROMETIDA
A más de una hora y media de Villa El Salvador, en el asentamiento humano Tierra Prometida de Lomas de Carabayllo, nos encontramos con Agustina Mas Pinedo y sus dos pequeños. Es casi la una de la tarde, así que a esta hora Agustina pela unas cuantas papas y corta las verduras que serán parte del menú del día: una sopa de casa. El dinero no alcanza para más y la reciente alza de alimentos, obviamente, complica más las cosas.
Agustina dice que espera que algún día lleguen a su casa "los del gobierno" a entregarle un poco de ayuda alimenticia, pero agrega que preferiría que haya más trabajo para la gente, pues ello representaría un ingreso permanente.
"Mi esposo es cerrajero, pero no tiene un taller propio. Así que él gana más o menos 120 soles mensuales, de los cuales casi la mitad se va en pasajes y en sus comidas. Con lo que queda, tenemos que arreglárnosla. Por eso yo trabajo en lo que puedo, pero son cositas como limpiar baños o lavar ropa temporalmente", lamenta la mujer.
Según Agustina, hace 3 meses comenzaron a empeorar las cosas. Ahora, dice, no puede ni pensar en comer un poco de pollo o de carne. Con las justas la sopita y unos cuantos camotes.
"Lo ideal sería que la gente consiga trabajo. Como no tengo con quién dejar a mis hijos, yo solo puedo ir a trabajos temporales en los que me acepten ir con ellos. Si no quieren, no puedo ir", agrega.
Los de Juana, Julia y Agustina son problemas comunes de miles de personas en Lima que caen dentro de ese gran bolsón que lleva el rótulo de pobreza. Pero, como estas historias lo demuestran, son problemas estructurales que van más allá del hambre que cada día pueden tener por la falta de un pan para llevar a la boca, y que no se resolverán con una bolsa de alimentos. Son falta de oportunidades en salud, vivienda, trabajo, educación...
ANÁLISIS
Una estrategia con tres ingredientes

Javier Iguíñiz
Profesor principal del departamento de economía de la PUCP
En mi opinión, una estrategia integral de lucha contra la pobreza debe tener tres ingredientes básicos: el primero es una política de crecimiento económico con una oferta laboral que impulse la distribución de esos beneficios lo antes posible. Lo segundo, una política que avance rápidamente en la mejora de la educación y de la salud, así como de la seguridad de los ciudadanos, en términos de cobertura y calidad. Tercero, recién ahí vendría al caso una política de focalización, que ataque problemas específicos, coyunturales o de localidades muy particulares, que –sin embargo– no puede ser tan importante como los dos primeros.
La diferencia de la pobreza en Lima con la pobreza en provincias es que en Lima hay mucho menos desamparo, porque hay más acceso a curación, por ejemplo, o al tratamiento rápido de ciertos accidentes.
Esta pobreza depende mucho –en lo económico– del ciclo económico, del nivel de empleo, de la industria y el comercio, mientras que en la sierra y la selva la pobreza está asociada a los ciclos estacionales o climáticos y a los desastres de ese tipo, como ahora el friaje en Puno.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que pobreza es un concepto multidimensional que no solo incorpora lo económico, sino también lo político, lo social y lo cultural.