sábado, 24 de marzo de 2018

KEIKO ES LA PEOR AMENAZA PARA LOS CAMBIOS QUE EL PERU NECESITA CON URGENCIA


Si Keiko envió  a Mamani  para que grabe a su propio padre y a su hermano, la pregunta es, ¿podemos creer que esta señora ame al Perú? Definitivamente que no. Ya vieron de lo que es capaz, es la peor amenaza  para los cambios que el país necesita con suma urgencia.

Señalaba Veronika Mendoza: El fujimorismo sigue representando la peor amenaza para el proceso de cambios que el país requiere, tanto por sus delitos y crímenes del pasado como por el papel que sigue jugando hoy en día como partido aliado de la corrupción y de los grandes grupos económicos”

Por ende, en este marco y contexto, lo único que queda es mantenerse atento  de todas y cada una de las actividades  así como,  participar activamente  en las acciones en contra del fujimorismo en su pretensión de lograr el control  total del poder. Llego el momento de decir basta ya.

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La república empresarial quiebraPor Diario UNO el marzo 23, 2018 Guardar
Las confesiones de Jorge Barata como responsable de la distribución de los sobornos de su empresa ayudan a entender cómo se mueve la delincuencia en la política peruana. Ahora conocemos que en los comicios del 2011 aparte de financiar a todos los candidatos principales, entendieron como parte del apoyo a la candidatura fujimorista, entregarle el dinero a la central de gremios empresariales.
A su vez los empresarios concernidos admiten que los dineros formaron parte de una bolsa mayor, destinada a defender la inversión privada en la segunda vuelta. Como el capital no tiene bandera, Odebrecht aportaba a los dos en pugna. Tanto al “antisistema” encarnado por Ollanta Humala como a la hija del dictador. Ellos no perdían de ninguna manera pero los asustados resultaban los grandes patrones.
Suponían que el “modelo” que tantos beneficios les ha traído podría peligrar ante cierta retórica chavista del excomandante, que en tales fechas lucía ya bastante desteñida. Los directivos que entonces apostaban cerradamente por Keiko Fujimori tratan de convencer que no violaron ninguna norma por recibir aportes del extranjero y entrometerse en la disputa.
En la última elección el peligro disonante quedó en el camino. La confrontación entre PPK y la Fujimori no podía ser mejor para Confiep. El escenario de dos promotores del libre mercado era óptimo.
Ambos compartían al mismo grupo de gerentes privados encaramados en el Estado desde los años noventa. PPK representaba en la consideración de sus simpatizantes la crema y nata del capitalismo criollo. El fujimorismo más clientelista no dejaba de arrastrar el fuerte apoyo suscitado desde los noventa.
El triunfo de Kuczynski proclamaba que un notable equipo de gerentes llegaba al poder. En realidad estaban en el poder desde las reformas neoliberales de hace más de un cuarto de siglo.
El problema es que el gobierno de los gerentes intercambiables a gusto del cliente, fracasa en toda la línea en cualquiera de sus versiones. La república empresarial corrupta hasta el tuétano, acaba quebrada.
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Contra la impunidad de Keiko y AG, movimiento social anticorrupción
Por Diario UNO el octubre 17, 2017 Guardar  Keiko Fujimori y Alan García Pérez
Por más que la Fiscalía haya decidido investigar a Keiko Fujimori y Alan García (AG) bajo la ley de crimen organizado, no se puede afirmar que esta institución titular de la acción penal sea aliada de la lucha contra la corrupción. Todo lo contrario, ha tardado meses en abrir investigación a los dos líderes de las organizaciones políticas más vinculadas a la corrupción en la historia peruana reciente, tras la explosión del caso Lava Jato que los vincula directamente.
Tanto el fujimorismo como el alanismo tienen en su ADN el robo y la práctica mafiosa. Basta revisar lo que han sido sus gobiernos. No por gusto, Alberto Fujimori figura como el séptimo presidente más corrupto del mundo (Transparencia Internacional), y el segundo gobierno de AG es percibido por los peruanos como el más corrupto en lo que va del siglo (Proética). Además de los nexos del narcotráfico con el Clan Fujimori que van desde las épocas de Alberto y Vladimiro Montesinos hasta los de Keiko y Joaquín Ramírez.
Es evidente el lentísimo papel que ha tenido la Fiscalía a la hora de escrudiñar a Keiko Fujimori y a AG, los dos rezagados en el caso Lava Jato. Y eso tiene que ver con la correlación de fuerzas existente. Con la abrumadora presencia de Fuerza Popular en el Congreso, a la cual está adherida la minúscula bancada congresal de AG. Pero también con la disciplina aprista interna y sus conexiones en el Poder Judicial que aseguran la chanchullada que se empieza a cocinar siempre en la Fiscalía.
La Comisión Lava Jato en el Legislativo es una pantomima destinada a lavarle la cara a Keiko y a AG. Está deslegitimada tan solo por el hecho de que la presida la fujimorista Rosa Bartra.
Ya en los noventa, el fujimorato también dio la mano a AG para quedar impune de la gran corrupción de su primer gobierno. En el capítulo “Asaltos a la democracia” de su libro “Historia de la Corrupción en el Perú”, el extinto Alfonso Quiroz expresa muy bien esta colaboración: “…después de 1992, el gobierno inconstitucional de Fujimori ayudó indirectamente a la defensa legal de García, gracias a su interferencia en un juicio torpemente manejado, que tuvo como resultado la desestimación del caso contra el exiliado presidente. En suma, García y sus asociados se beneficiaron con el continuo deterioro del sistema legal peruano, influido y corrompido aún más por las fuerzas escondidas detrás del régimen de Fujimori” (p. 439).
En la actualidad la situación no es muy distinta salvo porque el negocio es entre AG y la hija de Fujimori y porque ambos están comprometidos con la información que viene de Brasil a cuenta gotas gracias a la “lentitud” de una Fiscalía que lo más probable es que haga las cosas tan mal, que a las finales las investigaciones queden en nada.
Si bien se sienten pasos para que por fin AG pague por todo lo que robó al menos en las obras de Odebrecht (caso Atala, coimas en el Metro 1, etc.) la falta de un movimiento social que exija justicia y fin de la impunidad es su mayor ventaja.
Frente a la lumpenería, la ciudadanía debe entender que el principal problema del Perú es la corrupción. Pero ese significante vacío debe llenarse con la convocatoria de colectivos y grupos políticos que asuman entre otras tareas, la de vigilar y denunciar lo que hacen y no hacen la Fiscalía y el Poder Judicial. Construir un movimiento social contra la corrupción de AG, Keiko y compañía es harto difícil, pero no imposible.

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