CODECI-CNMartes 06 de noviembre de 2007
Todos somos cholos...
Diario La republica
Martes 06 de noviembre de 2007
“Soy una chola polaca”
Historiadora María Rostworowski. A los 92 años, y con una actividad incesante, es venerada por muchos lectores –sobre todo jóvenes–, quienes reconocen su peruanidad no de palabra sino construida con hechos, con labor, con su vida diaria.
Luis Arriola.
Muy firme. Siempre ha expresado sus pensamientos con total libertad. Cuando hace unos años le copiaron un libro suyo, ella salió a enfrentar al autor. Éste le pidió disculpas. Ahora afirma que no le guarda rencor.
Sentada en el sofá de su casa, María Rostworowski responde como investigadora de procesos históricos: con la verdad. Su frente amplia, sus ojos castaños y sus canas asomándose en su cabellera y, de repente, su voz.
"Estamos hasta las patas en educación. Todo lo que se enseña de historia en los colegios no sirve. Solo en la universidad se aprenden la verdadera historia", critica.
Como si fuera uno de sus alumnos –y lo he sido, porque en la universidad su libro Historia del Tahuantinsuyo es lectura obligatoria– me explica que no es posible que los libros de historia de los colegios enseñen sobre un maravilloso imperio incaico que después fue derrotado, en Cajamarca, por un puñado de conquistadores.
"Hubo dos tipos de factores. Los conocidos que son la guerra entre los dos hermanos (Huáscar y Atahualpa), la pólvora, los caballos. Pero el factor desconocido es que los grandes señores andinos querían sacudirse del Inca porque les habían quitado sus mejores tierras y se sentían despojados y la llegada de Pizarro los ayudó", precisa.
Luego, exige que mejor conversemos del futuro porque ella tiene un largo pasado y un presente que lo aprovecha trabajando. Cómo negarse ante María Rostworowski, ante la historiadora autodidacta que remeció el pasado andino con sus libros.
Arriba izquierda: Muy niña, la mayor parte de su infancia la pasó en Francia. Al lado: en la boda de su hija Cristina. Abajo: La investigadora tiene tres nietos (en la imagen de archivo aparece con una de ellas) y ocho bisnietos.
"Aspiramos a ser un país integrado, pero es imposible si no enseñan la verdadera historia. Yo soy la chola polaca", comenta y sonríe.
Su risa contagia y precisa con autoridad histórica que la mayoría de peruanos piensan que la palabra "cholo" es de origen quechua o aimara, pero no es así. Porque las crónicas narran que los españoles entraron por el norte y se encontraron primero con los moches, quienes en su lengua tienen la palabra "cholu", que significa muchacho.
"Tal vez ellos por llamar a los chicos usaron cholu y de ahí pasó a cholo, que no tiene nada de denigrante. Todos somos cholos, las razas puras no existen en el mundo. Cholo es solamente peruano y nos diferencia de los otros países. Acá mucha gente se ofende. Solo a través de la historia podremos superarlo", añade. Años atrás
Al menor descuido, aparecen los saltos temporales. Primero con disimulo y después son más obvios. Entre los recuerdos, la doctora Rostworowski revela que un ingrediente principal en sus investigaciones fue la cocina: los platos franceses que le preparaba al historiador Raúl Porras Barrenechea le servían para obtener información bibliográfica.
"Luego de la cena, él estaba de muy buen humor y me comentaba los libros que me faltaban revisar para completar mi investigación. Hay que tener un poco de psicología masculina", comenta y vuelve a reír.
De niña, en Europa, tuvo sentimientos encontrados porque su padre le hablaba de Polonia y su madre del Perú. De joven, era terriblemente tímida porque se crió en una finca francesa y no conoció niños con quienes jugar. De grande, ya en Perú, por la timidez tenía vergüenza de hablar en público.
"No podía decir ni María y menos Rostworowski", dice y reímos.
Sin embargo, tuvo que superar este problema cuando la nombraron Agregada Cultural del Perú en España, y por este cargo tuvo que dar conferencias y como no se amilana ante nada lo superó. "Soy terca y en la investigación también. Hay que persistir en todo", dice.
Agasajo. Cuando cumplió 90 años, sus amigos de IEP le rindieron homenaje.
Antes de ir a España, viajó al leprosorio de San Pablo, en Loreto. Se embarcó en una lancha y durante las 24 horas que duró el recorrido disfrutó del rumor del río Amazonas y al anochecer, antes de dormir, observó el incesante vuelo de las luciérnagas en las riberas.
Otro viaje inolvidable lo hizo junto con su esposo Aurelio Diez Canseco. Viajaron en camión a Oxapampa, encima de costales de café. "Fue un viaje en trocha, con el despertar de la selva, con el olor del café y los graznidos de aves. Una noche romántica", recuerda.
Estudios propios
En la década del 50, en sus años de investigación histórica, tuvo que superar tres obstáculos: ser mujer, ser autodidacta y estudiar el mundo andino. Muchos le aconsejaban que dejara de "estudiar indios" y que mejor investigara la Conquista o la República, pero ella no se amilanó.
Fue alumna libre en San Marcos y también autodidacta para aprender paleografía y quechua. En 1952, su primer libro Pachacutec Inca Yupanqui ganó el Premio Nacional de Cultura pero nunca lo recibió. "Me lo quitaron por una cuestión política. Dijeron que lo publicarían pero no acepté. Me había costado 9 años de investigación, revisando crónicas y tomando nota de los consejos de Porras Barrenechea".
De toda su vasta producción bibliográfica, su libro Historia del Tahuantinsuyo ya superó los 50 mil ejemplares vendidos y cuando se publicó marcó otra mirada del pasado Inca. La doctora Rostworowski se siente tranquila porque sus libros han mejorado la comprensión de nuestras raíces.
Perfil
• Nació en Barranco el 8 de agosto de 1915. Hija de padre polaco, agrónomo Jan Rostworowski, y de madre puneña, Rita Tovar del Valle.
• Educada en Francia, Inglaterra y Bélgica. Habla castellano, francés, inglés y polaco. Estudió quechua.
• Algunas obras: Pachacutec Inca Yupanqui (1953), Curacas y sucesiones: costa norte (1961), Estructuras andinas del poder (1983), Doña Francisca Pizarro (1989), Pachacamac y el Señor de los Milagros (1992).
Su fructífera labor no se detiene
Sus planes para este año siguen. Revisa la traducción de su libro Pachacutec Inca Yupanqui al francés. La doctora Rostworowski también está escribiendo el prólogo de Doña Francisca Pizarro. Una ilustre mestiza (1534-1598) que será publicado en Japón.
Sobre el impase que tuvo con Álvaro Vargas Llosa, con quien sostuvo una polémica de plagio que acabó a su favor: "Álvaro me envió varias docenas de rosas rojas y como ya se me había pasado la cólera lo llamé, conversamos y lo olvidamos todo", manifiesta.
La doctora Rostworowski viene trabajando en la recopilación de sus obras completas. El nombramiento de la ciudadela de Machu Picchu como maravilla del mundo moderno lo toma como justicia histórica. "Ahora que la Universidad de Yale afirma que devolverá lo que se llevó Hiram Bingham, ojalá el gobierno construya un lugar apropiado y que no lo metan en cajas. Eso sí sería una pérdida irreparable", aconseja la gran historiadora.
Historiadora María Rostworowski. A los 92 años, y con una actividad incesante, es venerada por muchos lectores –sobre todo jóvenes–, quienes reconocen su peruanidad no de palabra sino construida con hechos, con labor, con su vida diaria.
Luis Arriola.
Muy firme. Siempre ha expresado sus pensamientos con total libertad. Cuando hace unos años le copiaron un libro suyo, ella salió a enfrentar al autor. Éste le pidió disculpas. Ahora afirma que no le guarda rencor.
Sentada en el sofá de su casa, María Rostworowski responde como investigadora de procesos históricos: con la verdad. Su frente amplia, sus ojos castaños y sus canas asomándose en su cabellera y, de repente, su voz.
"Estamos hasta las patas en educación. Todo lo que se enseña de historia en los colegios no sirve. Solo en la universidad se aprenden la verdadera historia", critica.
Como si fuera uno de sus alumnos –y lo he sido, porque en la universidad su libro Historia del Tahuantinsuyo es lectura obligatoria– me explica que no es posible que los libros de historia de los colegios enseñen sobre un maravilloso imperio incaico que después fue derrotado, en Cajamarca, por un puñado de conquistadores.
"Hubo dos tipos de factores. Los conocidos que son la guerra entre los dos hermanos (Huáscar y Atahualpa), la pólvora, los caballos. Pero el factor desconocido es que los grandes señores andinos querían sacudirse del Inca porque les habían quitado sus mejores tierras y se sentían despojados y la llegada de Pizarro los ayudó", precisa.
Luego, exige que mejor conversemos del futuro porque ella tiene un largo pasado y un presente que lo aprovecha trabajando. Cómo negarse ante María Rostworowski, ante la historiadora autodidacta que remeció el pasado andino con sus libros.
Arriba izquierda: Muy niña, la mayor parte de su infancia la pasó en Francia. Al lado: en la boda de su hija Cristina. Abajo: La investigadora tiene tres nietos (en la imagen de archivo aparece con una de ellas) y ocho bisnietos.
"Aspiramos a ser un país integrado, pero es imposible si no enseñan la verdadera historia. Yo soy la chola polaca", comenta y sonríe.
Su risa contagia y precisa con autoridad histórica que la mayoría de peruanos piensan que la palabra "cholo" es de origen quechua o aimara, pero no es así. Porque las crónicas narran que los españoles entraron por el norte y se encontraron primero con los moches, quienes en su lengua tienen la palabra "cholu", que significa muchacho.
"Tal vez ellos por llamar a los chicos usaron cholu y de ahí pasó a cholo, que no tiene nada de denigrante. Todos somos cholos, las razas puras no existen en el mundo. Cholo es solamente peruano y nos diferencia de los otros países. Acá mucha gente se ofende. Solo a través de la historia podremos superarlo", añade. Años atrás
Al menor descuido, aparecen los saltos temporales. Primero con disimulo y después son más obvios. Entre los recuerdos, la doctora Rostworowski revela que un ingrediente principal en sus investigaciones fue la cocina: los platos franceses que le preparaba al historiador Raúl Porras Barrenechea le servían para obtener información bibliográfica.
"Luego de la cena, él estaba de muy buen humor y me comentaba los libros que me faltaban revisar para completar mi investigación. Hay que tener un poco de psicología masculina", comenta y vuelve a reír.
De niña, en Europa, tuvo sentimientos encontrados porque su padre le hablaba de Polonia y su madre del Perú. De joven, era terriblemente tímida porque se crió en una finca francesa y no conoció niños con quienes jugar. De grande, ya en Perú, por la timidez tenía vergüenza de hablar en público.
"No podía decir ni María y menos Rostworowski", dice y reímos.
Sin embargo, tuvo que superar este problema cuando la nombraron Agregada Cultural del Perú en España, y por este cargo tuvo que dar conferencias y como no se amilana ante nada lo superó. "Soy terca y en la investigación también. Hay que persistir en todo", dice.
Agasajo. Cuando cumplió 90 años, sus amigos de IEP le rindieron homenaje.
Antes de ir a España, viajó al leprosorio de San Pablo, en Loreto. Se embarcó en una lancha y durante las 24 horas que duró el recorrido disfrutó del rumor del río Amazonas y al anochecer, antes de dormir, observó el incesante vuelo de las luciérnagas en las riberas.
Otro viaje inolvidable lo hizo junto con su esposo Aurelio Diez Canseco. Viajaron en camión a Oxapampa, encima de costales de café. "Fue un viaje en trocha, con el despertar de la selva, con el olor del café y los graznidos de aves. Una noche romántica", recuerda.
Estudios propios
En la década del 50, en sus años de investigación histórica, tuvo que superar tres obstáculos: ser mujer, ser autodidacta y estudiar el mundo andino. Muchos le aconsejaban que dejara de "estudiar indios" y que mejor investigara la Conquista o la República, pero ella no se amilanó.
Fue alumna libre en San Marcos y también autodidacta para aprender paleografía y quechua. En 1952, su primer libro Pachacutec Inca Yupanqui ganó el Premio Nacional de Cultura pero nunca lo recibió. "Me lo quitaron por una cuestión política. Dijeron que lo publicarían pero no acepté. Me había costado 9 años de investigación, revisando crónicas y tomando nota de los consejos de Porras Barrenechea".
De toda su vasta producción bibliográfica, su libro Historia del Tahuantinsuyo ya superó los 50 mil ejemplares vendidos y cuando se publicó marcó otra mirada del pasado Inca. La doctora Rostworowski se siente tranquila porque sus libros han mejorado la comprensión de nuestras raíces.
Perfil
• Nació en Barranco el 8 de agosto de 1915. Hija de padre polaco, agrónomo Jan Rostworowski, y de madre puneña, Rita Tovar del Valle.
• Educada en Francia, Inglaterra y Bélgica. Habla castellano, francés, inglés y polaco. Estudió quechua.
• Algunas obras: Pachacutec Inca Yupanqui (1953), Curacas y sucesiones: costa norte (1961), Estructuras andinas del poder (1983), Doña Francisca Pizarro (1989), Pachacamac y el Señor de los Milagros (1992).
Su fructífera labor no se detiene
Sus planes para este año siguen. Revisa la traducción de su libro Pachacutec Inca Yupanqui al francés. La doctora Rostworowski también está escribiendo el prólogo de Doña Francisca Pizarro. Una ilustre mestiza (1534-1598) que será publicado en Japón.
Sobre el impase que tuvo con Álvaro Vargas Llosa, con quien sostuvo una polémica de plagio que acabó a su favor: "Álvaro me envió varias docenas de rosas rojas y como ya se me había pasado la cólera lo llamé, conversamos y lo olvidamos todo", manifiesta.
La doctora Rostworowski viene trabajando en la recopilación de sus obras completas. El nombramiento de la ciudadela de Machu Picchu como maravilla del mundo moderno lo toma como justicia histórica. "Ahora que la Universidad de Yale afirma que devolverá lo que se llevó Hiram Bingham, ojalá el gobierno construya un lugar apropiado y que no lo metan en cajas. Eso sí sería una pérdida irreparable", aconseja la gran historiadora.