Como era de esperarse, ocurrió
lo que se veía venir, la renuncia del presidente PPK y con ella, la juramentación
de Martín Vizcarra como nuevo presidente
del Perú.
Claro.
Es cierto. El escenario por donde debe transitar el nuevo presidente no es tan alentador, hay más de un dificultad
que hay que superar después de la crisis
generada por los hermanos Fujimori. El retrato moral de los hermanos es
preocupante. De existir jueces no corruptos deberían terminar encarcelados.
Pero,
más allá de lo que podemos aspirar, lo que los peruanos
quieren es una gestión transparente que
promueva desarrollo entendido el desarrollo como mejoramiento de las condiciones de vida de un país como el
nuestro que cuenta con 6 millones de
peruanos que viven con 20 soles diarios.
Lo que los peruanos quieren es una una gestión que deslinde con la corrupción que es la
responsable que los recursos que deben ser utilizados para promover desarrollo
terminen en los paraísos financieros.
Finalmente
lo que los peruanos quieren es un gobierno con un presidente que luche no contra los
pobres. Sino, que luche contra la pobreza. Es el sueño, la ilusión, la esperanza de los 32 millones de peruanos.
PPK en el ventilador
Por Diario UNO el marzo 23, 2018 Guardar
La noche del miércoles 21 de marzo el renunciante Pedro Pablo
Kuczynski dijo frente a su casa, ante una multitud de 30 partidarios: “No nos
vamos a dejar pisotear por unos delincuentes”. En realidad, todo el país lo
tenía pisado.
La encuesta de GfK publicada ayer en La República demuestra que
el prestigio de PPK ya estaba por los suelos antes de que se difundieran los
videos que demostraron la delincuencial compra de votos de legisladores, con la
ilusión de evitar la vacancia presidencial.
En efecto, la encuesta se realizó entre el 17 y el 20 de marzo.
Se cerró justo cuando se reunía en casa de PPK el cónclave de la corrupción: la
feria de compra de votos.
Da la casualidad de que el martes 20 escribí en mi columna unas
líneas que resultaron adivinatorias:
“La congresista Milagros
Salazar ha denunciado que el gobierno está ofreciendo 200 mil dólares en manos
del congresista y la ejecución de proyectos para su jurisdicción a cambio de
que vote contra la vacancia presidencial. Si se descubriera o confesara aunque
sea uno de estos casos, bastaría para probar la incapacidad moral del
presidente.”
Ese mismo día, Fuerza Popular en conferencia de prensa presentó
los videos del negociado filmados por el congresista de ese grupo Moisés Mamani
Choquehuanca, dueño de una empresa de seguridad en Puno y conocedor de los
equipos y las artimañas de la grabación oculta. El miércoles 21 renunció PPK.
La encuesta, que es anterior a los videos, demuestra que ya
antes de ese escándalo mayor la gente estaba harta del régimen y su cabecilla,
y, en general, de toda la clase política. El 49 por ciento opinaba que los dos
vicepresidentes debían renunciar, y que debían realizarse nuevas elecciones.
En el sondeo hay una institución que compartía el descrédito de
PPK: el Congreso. En un mes su aprobación bajó de 16 a 11 por ciento. Es el
sistema en su conjunto el que se ha venido abajo.
En mi columna arriba citada concluí:
“La compraventa de votos
expresa el bajo nivel moral de quien compra y de quien se vende. Denuncia
también su cinismo. El país debe castigar esa conducta con el repudio en calles
y plazas, y también con el impulso a un cambio político, económico y social.”
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