Este Artículo fue publicado el 31-7-2015 por Rosa María Palacios y cobra actualidad a propósito de las elecciones presidencial que se avecina.
El caso de los estudios superiores de
los Fujimori Higuchi ha sido materia de abundante investigación periodística,
parlamentaria y fiscal. tal vez por que salta a la vista, sin posibilidad de
ser ocultado, que el sueldo del presidente Alberto Fujimori no alcanzaba, ni de
lejos, para mandar a los niños que habían estudiado en el colegio recoleta a vivir cuatros años cada uno, en
universidades de los estados unidos. Todos los estudios de pregrado de los
cuatro hijos fueron pagados sin gozar de beca alguna. Pensiones, alojamiento,
comida, pasajes, y demás., corrió por cuenta (o debió correr por cuenta) de los
ex esposos Fujimori Higuchi responsables por la educación superior de sus
hijos.
Las investigaciones indican que estos
cuatro jóvenes se educaron con dinero del estado provisto por montesinos
directamente de las cuentas del sin para los gastos de la familia Fujimori.
recordemos que la familia vivió, por cuenta del estado, en las instalaciones
del sin largas temporadas. keiko Fujimori misma señaló que su padre le
entregaba dinero en efectivo en cada viaje y que contaba con tarjetas de
crédito pagadas íntegramente por él. el cuento de la venta del terreno en
pinerolo no calza con las fechas, pues se vendió casi a fines del régimen
fujimorista.
Supongamos pues, que el dinero era
del estado y por tanto mal habido. la gran pregunta es hoy: ¿qué culpa tiene keiko Fujimori? ¿qué culpa
tienen sus hermanos Hiro, Sachi y kenyi?
Mi respuesta tal vez los sorprenda
pero los entonces jóvenes Fujimori no tienen responsabilidad alguna por los
actos dolosos de sus padres.
Mi conclusión se basa el artículo 424
del código civil que establece la subsistencia de la obligación alimentaria a
hijos mayores de edad y que a la letra señala:
“subsiste la obligación de proveer al
sostenimiento de los hijos e hijas solteros mayores de 18 años que estén
siguiendo con éxito estudios de una profesión u oficio hasta los 28 años de edad….”
Es decir, los padres, Alberto Fujimori y Susana Higuchi, son los
obligados por ley a cumplir con este mandato y por tanto son los únicos
responsables por su pago.
Supongamos que un padre es
narcotraficante o ladrón y que con el
fruto de ese delito sufraga todas las obligaciones alimentarias de sus hijos,
incluida las universidades de los hijos mayores de edad. ¿Son estos hijos
responsables por el origen ilícito del dinero? de ninguna manera. No hay norma
penal que los castigue por recibir lo que por derecho les toca según el código
civil. el pago de obligaciones
alimentarias no califica ni como receptación.
Si los hijos mayores de edad fueran
responsables solidarios por las obligaciones legales de sus padres, entonces
cada hijo tendría que fiscalizar y acreditar la legalidad de los ingresos de
sus ascendientes para quedar libre de responsabilidad futura. como es
evidente, es un disparate completo. Ningún
joven, más o menos educado, le va a decir a su padre “¿de dónde sacas plata
para mantenerme?”. Primero, porque es una indignidad y segundo porque no es su
responsabilidad saberlo. Así de simple.
Si Alberto Fujimori robó al estado
para mantener a sus hijos, debió haber sido juzgado él, y sólo él, por ese
delito cuyos plazos, a estas alturas, ya deben haber prescrito.
keiko Fujimori es ahora candidata
presidencial. Perseguirla por el pago de sus estudios en el extranjero puede
restarle votos en el plano político, pero no se traducirá jamás en una sanción
penal creando, por desconocimiento de la ley, una sensación de impunidad contra
ella. La verdad es que el que salió impune fue su padre.
Sin embargo, en el mismo plano
político ella haría bien en dejar de negar la evidente verdad – si es que
realmente quiere tomar distancia de los actos políticos y no políticos de Alberto
Fujimori – culpar a su padre, como corresponde,
y asegurar a sus votantes que la educación de sus hijas, sobre la cual
ella si tiene obligación, no será pagada jamás con dinero mal habido o del
estado. es ahí donde hay que mirar porque es ahí donde ella -y su esposo – son
absolutamente responsables.
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