Escrito por: Jose Alejandro Godoy
Transcurrida una semana más del conflicto social en torno al
proyecto minero Tía María, comienzan a proliferar las visiones que ven el mundo
en términos estrictamente binarios. De allí que resulte importante esclarecer
cuales son aquellas visiones que no nos permiten entender que es lo que viene
pasando exactamente en Arequipa. Aquí algunas de ellas.
1. QUEDARNOS EN LA DICOTOMIA MINEROS - ANTIMINEROS:
Como bien indicó ayer Martín Tanaka, al agudizarse las
contradicciones, se alienta la lógica “amigo - enemigo”. Y así tenemos un
panorama donde se pueden ver las cosas de esta manera:
Resulta entonces que solo hay promineros y antimineros, y para los primeros quienes protestan son terroristas
que boicotean el desarrollo para supuestamente “vivir” de la pobreza de una
población manipulada, por
lo que corresponde es la pura represión; y para los segundos lo único que parece
interesar es lograr una victoria política, derrotar a la gran empresa, al
gobierno, a la derecha.
El problema es que, al ver el mundo con estas anteojeras,
asumimos que solo existen dos visiones de desarrollo posibles en el Perú y que
una debe derrotar a la otra, definitivamente. De hecho, buena parte de los
problemas políticos que hemos visto durante el gobierno de Humala parten de
dicha premisa: el Presidente jaloneado por ambos extremos para que el uno
desautorice al otro. Y, peor aún, ambos alucinan que en algún momento van a
lograr imponerse, viviendo un sueño idílico que solo está en sus cabezas.
Y de esta premisa inicial, se desprende el siguiente error.
2. DEIDIFICAR O SATANIZAR A LOS DIRIGENTES DE LAS PROTESTAS:
La reacción natural del sector de izquierda es colocar en un
pedestal a quienes dirigen las protestas sociales, mientras que la del sector
más conservador apunta a satanizarlos. El audio del dirigente Pepe Julio
Gutiérrez, en el que supuestamente solicita dinero para detener las protestas
en Islay, ha provocado reacciones que lindan con estos dos extremos. Tierra y
Libertad ha sido excesivamente cauta con su militante, mientras que personajes
como Carlos Raffo han buscado acusar a Marco Arana como “autor mediato de
extorsión”.
Ni el partido de izquierda debería dejar de deslindar con un
militante que, de acuerdo a las evidencias presentadas, al menos tuvo una
tentativa de mala actuación, ni tampoco el lado más conservador del país
debería pensar que, con la caída de Gutiérrez, la protesta se deslegitima. De
un lado, porque si se han hecho juicios de pureza para proceder a alianzas,
debería procederse de la misma manera con la gente de casa. De otro lado,
porque el conflicto va más allá de sus dirigentes. Al final,Gutiérrez ha decidido renunciar a la conocida agrupación dirigida por
Arana, aunque TyL acaba de anunciar un proceso interno, con
la suspensión como militante del dirigente de la protesta en Islay.
Como señaló Carlos Meléndez en su libro La Soledad de la
Política, los líderes de las protestas sociales no son capaces de dar el
gran salto al gobierno regional o capitalizan minúsculamente su éxito en el
plano local. Los movilizadores de marchas y los operadores en el terreno no
solo son desbordados por masas que desbordan las demandas - de hecho, algunos
de los líderes satanizados por los medios desde Lima, en realidad, buscaban
aminorar el tono de las protestas -, sino que tienen poco éxito cada vez que se
presentan a las elecciones o son otro tipo de líderes (caciques locales,
locutores radiales) quienes obtienen los réditos electorales. Por tanto,
conviene tener una mirada menos totémica - de ambos lados - sobre ellos.
3. OLVIDAR A LA EMPRESA COMO ACTOR EN ESTE LIO:
El conflicto en Tía María ya venía fuerte desde hace varios años
- recordemos, comenzó en el gobierno de García y la administración actual ha
hecho poco por remedialo -, pero se agudizó cuando Southern Perú metió pressing
anunciando que se iba, en plena hora estelar de RPP.
Tampoco se recuerdan mucho sus errores pasados en torno al
proyecto, aquellos que finalmente han ocasionado la desconfianza en torno a su
segundo estudio de impacto ambiental. No solo se trata, por cierto, de temas de
comunicación. (¿Y a todo esto, por qué no se acoge la propuesta de la
gobernadora regional Yamila Osorio, para que UNOPS, entidad que hizo
observaciones al anterior EIA, pueda revisarlo y zanje de una vez con esta
discusión?)
Y, finalmente, se ha destacado poco - con excepción de La República -
que el Ministerio de Energía y Minas ha tomado cierta distancia de Southern a
raíz del famoso audio de “las lentejas”. La compañía hoy ha publicado un
comunicado desmintiendo que tenga que ver con el supuesto ofrecimiento de una
coima al dirigente Pepe Julio Gutiérrez, pero en el gobierno parece que no les
terminan de creer.
4. LAS IMÁGENES SOBRE LA POLICÍA
Por supuesto que hay motivos para criticar la actuación de las
fuerzas del orden en este conflicto, en particular, de la Policía. Henry Chella
y Victoriano Huayna son los civiles fallecidos - todo indica que por impactos
de bala - en la protesta que también ha costado varios heridos. Se suman
a ello los controvertidos convenios entre empresas mineras y la PNP en el
candelero y la escandalosa siembra de pruebas al ciudadano Antonio Cosaca como
las situaciones a criticar en la actuación policial.
Pero también debe verse la otra realidad sobre la PNP. Estamos
ante oficiales y suboficiales mal pagados, enviados básicamente a reprimir ante
el fracaso (y la inacción) de los políticos para poder convencer a los
ciudadanos de las bondades de un proyecto minero y que, además, tienen que
lidiar con los sectores más radicales de quienes protestan. No olvidemos que el
brigadier Alberto Vásquez Durán falleció este sábado y que el suboficial
Lizandro Castro está en coma.
Las muertes de los tres ciudadanos ultimados en medio de las
protestas deben investigarse y, claro está, también deben hacerse las reformas
correspondientes en la Policía. De aquí seguimos postulando la idea de contar
con un cuerpo policial especialmente entrenado para este tipo de eventos, que
actúe respetando los derechos humanos.
5. PENSAR QUE ESTA ES “LA ULTIMA BATALLA” POR DEFINIR EL DESARROLLO
EN EL PERU:
Los sectores más extremos involucrados en la disputa - y sobre
todo, aquellos que están mirándola desde el balcón en Lima - piensan que
estamos viviendo casi la definición de la Copa “Este es el único modelo de
desarrollo válido en el Perú”. Para ellos, cabe recordarles la reciente
encuesta de GFK, donde la mayoría consideraba que la minería debía convivir con
otras actividades. Quizás deberían ver que el país está solicitando una
conciliación mayor de posiciones, en lugar de cruzadas en pos del “orden” o de
“conseguir la derrota de la gran empresa”. Y ver que las cifras son más matizadas de lo que se piensa.
El mundo, felizmente, no se ve con ojos de blanco o negro.
(Foto: La República)
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