QUE EL PUEBLO MÁS ALEJADO SE
LEVANTE, Y CON DIGNIDAD LUCHE CONTRA LA PANDILLA DE MILITARES Y CIVILES QUE
GOBIERNAN EL PAÍS.
Por: Santiago La Chira.
3 de enero de 2015
Nada como cerrar el año y abrir uno nuevo que manifestando con los jóvenes que
expresan abiertamente, en plazas y calles del Perú, su desacuerdo radical
contra el régimen de la ley 30288 para los jóvenes de 18 a 24 años, promulgada
este 15 de diciembre por el gobierno de Ollanta Humala.
En efecto, en la
segunda convocatoria del día 22 de diciembre (la primera, y con hechos de mayor
violencia, fue el 18 de diciembre),se caminó masivamente desde el Centro de
Lima(Plaza San Martín)hasta el corazón del comercial y turístico barrio de
Miraflores, seguidos en todo momento por policías en moto, furgonetas y autos.
Se marchó contra
dicha ley laboral de marras, entre un conglomerado de agrupaciones donde
resalta la presencia activa de jóvenes entre 18 y 25 años, quienes, aunque aún
algo dispersos (quizás, inclusive, muchos de ellos inexpertos en asunto de
manifestaciones), expresaban no solo su rechazo a esta ley sino también al
oportunismo de viejos políticos como Alan García, a los lideres de la
envejecida “izquierda”, y otros que, apoltronados en el vergonzoso Parlamento
peruano que aprobó dicha ley, se han querido subir al coche de la juventud
motorizada (por dentro). Se coreaban consignas tan antioficialistas como
antiapristas, al grito de: “Humala y García la misma porquería”.
Cabe resaltar
que este tipo de medidas, que atentan contra el régimen laboral de la mayoría
de peruanos, no es un invento del gobierno de Humala, sino que sigue la línea
explotadora que buscaron imponer los anteriores gobiernos de Fujimori, Toledo y
Alan García.
De ahí que es de
desear que, con el paso de los días y los hechos, no solo manifiesten jóvenes
universitarios de extracción mesocrática, como sucede hasta ahora, sino que a
dichas protestas se sumen pronto la juventud y la población trabajadora de los
sectores sociales más pauperizados del país, tan o más perjudicados a futuro
que los demás.
Esta ley crea un
régimen laboral especial para las personas de 18 a 24 años. Como derechos
sociales, les reconoce solo la remuneración mínima, 15 días de vacaciones
anuales, las prestaciones de ESSALUD y la afiliación al SNP o a una AFP.
Amputa, a los jóvenes de 18 a 25 años que ingresen al campo laboral, la
compensación por tiempo de servicios (CTS), las dos gratificaciones anuales, la
bonificación de familia, el seguro de vida y la participación en las
utilidades. Como esta ley no se halla circunscrita a las empresas informales,
es fácil pensar no solo que estas no atenderán el llamado a formalizarse, sino
que serán las grandes empresas las que se beneficiarán contratando en
condiciones ventajosas a trabajadores jóvenes, y reciclándolos cada vez que
pasen la barrera de los 25 años.
Esto contribuirá
no solo al desempleo de quienes pasen dicha barrera cronológica, sino a la
precarización del trabajo formal de los más jóvenes en el país, que recibirán
un salario mucho menor de quienes tienen mayor calificación profesional. Lo
cual, en lenguaje callejero, se denomina la política del “cholo barato” (o,
parafraseando al “filósofo” aprista Alan García: la mano de obra barata llega
sola).
Ante esto, muy
en espíritu de cuartel, Humala Tasso ha respondido que “Los jóvenes deben pagar
derecho de piso”. Es decir, los jóvenes trabajadores deben asumir ser tratados
como perros, como ocurre con los cadetes de primer año en los cuarteles
militares donde se formó el otrora “capitán Carlos”.
En un análisis
bastante documentado, de Jorge Rendón Vásquez, “Siguen los “audaces” asaltos a
los trabajadores: ahora con el régimen de la ley 30288 para los jóvenes de 18 a
24 años” (blog GRAN COMBO CLUB - 22-12-2014:http://grancomboclub.com/2014/12/siguen-los-audaces-asaltos-a-los-trabajadores-ahora-con-el-regimen-de-la-ley-30288-para-los jovenes-de-18-a-24-anos.html), se
denuncia, con razón, que “La inconstitucionalidad de la Ley 30288 es írrita.
Viola la igualdad ante la ley (Const. art. 2º-2, 26º), el derecho al progreso
social (Const., arts. 22º, 23º, 24º) y el derecho a participar en las
utilidades de la empresa (Const., art. 29º)”.
Es decir, una
vez más el Estado peruano y sus autoridades acomodan la constitucionalidad
vigente a la medida e intereses del poder imperante. Al respecto, es importante
atender la contrademostración que se hace, en el punto 2 de dicho artículo,
acerca de que esta ley humanista creará más empleo, ya que los empleos no se
crean, en general, por el menor costo de los derechos sociales, sino por los
requerimientos del mercado y por intervención estatal: invirtiendo, haciendo
obras públicas, creando fábricas.
Además, el
argumento de que se crearán más puestos es un sinsentido, porque si los costos
salariales de trabajo no calificado, actualmente, ya son bajos, bajarlos más no
creará más trabajo. En Europa, se usa este argumento aduciendo que así se atrae
la inversión; pero qué inversión se va a atraer, en Perú, si hay países con
costos salariales mucho más bajos como Bolivia u Honduras.
En realidad,
esta es una ley a la medida del gran empresariado y su histórico parasitismo
respecto de las masas trabajadoras peruanas.
Por otro lado,
en la referida manifestación del 22 de diciembre, hubo diversas pancartas con
consignas de diferente calibre y objetivos. Una, a tono con estos tiempos del
neoliberalismo que busca aplanar el pensamiento crítico, principalmente de la
juventud, empujándola al consumismo e individualismo desenfrenados, decía:
“JOVEN, DEFIENDE TUS DERECHOS. DEJA EL FACEBOOK”.
A lo largo de
las 50 cuadras de la céntrica avenida Arequipa y la Vía Expresa, se logró
bloquear el tránsito de vehículos así como elevar gritos contra la prensa
servil al poder; a la altura del canal 5, por ejemplo, los jóvenes
manifestantes gritaron repetidas veces: "¡Prensa Basura!": todo un
reconocimiento del nivel excrementicio que predomina en la prensa nativa.
Por eso, más
allá de las críticas que puedan hacerse a la organización de las dos grandes
manifestaciones que, hasta el momento, se han realizado contra esta abusiva ley
laboral, es el momento de sumar fuerzas y argumentos constructivos con quienes
tienen el valor de enfrentarse a este autoritario Estado corrupto, fundado para
el beneficio de la élite dominante.
Considerando,
además, el nivel de desmovilización social que, desde el régimen represivo del
fujimorato en adelante, se viene alentando, entre prácticas represivas y un
trabajo mediático y educacional contrario a la capacidad crítica de la
población peruana, es otra coyuntura para que las personas y fuerzas
verdaderamente democráticas se sumen a las movilizaciones contra las directivas
del Estado peruano, pero desde dentro y nunca por fuera ni por encima o debajo.
Que las críticas aporten apotenciar cada vez más el movimiento, y no a
desviarlo de su rumbo ni a menguarlo.
Indudablemente,
al participar de manifestaciones masivas como estas, se sale fortalecido, ya
que nuestras creencias y afirmaciones sobre un mundo más justo no se limitan a
un escritorio o al aire de las palabras, sino que se integran con batallas
vivas y cotidianas como las que ahora libran los jóvenes más conscientes del
Perú. De ahí que sea hora de acompañarlos y contribuir, de muchas maneras, a
fortalecer este camino que se confronta contra el poder elitista imperante.
Es lo que,
respecto a la ley 30288 y sus actuales repercusiones, teme la derecha más
retrógrada en el Perú contemporáneo, como se hace visible por uno de sus
voceros menos embozados, nada menos que un renegado de la herencia política del
Amauta, Aldo Mariátegui (Peru21: 25 diciembre: http://peru21.pe/opinion/vale-pena-2207533): “¿No terminará
esto provocando una izquierdización del electorado para las elecciones del
2016? Esta firmeza que Ollanta está mostrando para una norma tan menor la debió
más bien tener para Conga. ¡Eso sí valía ir hasta el final! No esta nimiedad.
Si los jóvenes no quieren esta ley, pues que se jodan por necios. Problema de
ellos si les gusta patear latas por las calles, mientras se imaginan sus
supuestos derechos”.
Este tipo de
medidas oficiales, atentatorias contra la dignidad y la calidad de vida de las
mayorías trabajadoras, ha generado también diversas protestas en el territorio
donde germinó la democracia burguesa occidental: en Europa. En efecto, las
violentas manifestaciones en Paris-Francia, del 2006, o las masivas de España
en el 2011, que derivó en el heterogéneo movimiento “Indignados” y que tuvo
otro antecedente en las revueltas de Atenas-Grecia, en el 2008, son solo
síntomas de que leyes laborales antipopulares, como las que se pretende imponer
hoy en el Perú, están en sintonía política con el modelo capitalista y con sus
necesidades actuales de acortar los servicios sociales.
Esa misma
política social que fue necesaria mientras existía el contrapeso y fantasma
socialista (así sea en relación con unos países que, cada vez más, de
socialistas tenían muchas cuestiones discutibles, como fue el caso de la Unión
Soviética, por ejemplo), hoy, en la era de la llamada globalización, el
neoliberalismo cada vez la necesita menos, así como requiere menos que antes
simular que es una alternativa mejor, porque en la otra orilla (si aún se ve)
parece que no se yergue nada como opción real, viable y válida. De tal manera
que el garrote y los recortes laborales y sociales se irán poniendo cada vez
más como requisitos de la supuesta viabilidad del modelo imperante, y las
poblaciones que están en la base de la pirámide tendrán que manifestarse y
batallar de manera conjunta, una y otra vez, si no quieren morir en el camino de
la prosperidad de unos cuantos.
El Pasado lunes
29 de diciembre, como despedida de un año maldito para los pobres, se realiza
la tercera manifestación en el Centro de Lima, la misma que llegó a la sede de
la CONFIEP, la agrupación oficial de los empresarios locales. Al mismo tiempo,
los manifestantes acordaron, al margen de las cúpulas conciliadoras y
traidoras, seguir la lucha y hacer de este movimiento, una acción de protesta
en todo el Perú. Que el pueblo más alejado se levante, y con dignidad luche contra
la pandilla de militares y civiles que gobiernan el país.
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