EL GRAN DERROTADO: EL GOBIERNO Y SU INDESEABLE ENTORNO
Los grandes derrotados, el presidente Ollanta Humala, el oficialismo Parlamentario y el nacionalismo, luego de
que el Congreso de la República derogara la llamada ‘Ley Pulpín’, rechazada por
los jóvenes en cinco marchas en menos de dos meses. Pudo evitarse, pero le faltó reflejo político al
gobierno. Tuvieron la oportunidad de dar un paso al costado, pero
desaprovecharon la oportunidad.
El ex ministro de Trabajo Juan Sheput
opinó que la crisis a raíz de la‘Ley Pulpín’ fue una “comedia de mal gusto”
promovida por el nacionalismo y la oposición. “El oficialismo por no saber cómo
se trata una política pública, buscando el consenso y la discusión con los
involucrados y la oposición por aprobar sin mayor estudio y con celeridad una
norma que no conocían a plenitud”, explicó.
En comunicación con El Comercio, Sheput cuestionó al
presidente Humala por no tener un criterio propio “y dejarse guiar por lo que
la decían un grupo de ministros”.
Indicó que el principal afectado en
términos políticos es el ministro Otárola, porque se vio “avasallado” por una
iniciativa del Ministerio de Economía y Finanzas y del Ministerio de la
Producción. “No convocó al Consejo Nacional de Trabajo, no hizo el análisis que
merecía esta norma”, criticó.
El ex ministro de Trabajo Juan Sheput
opinó que la crisis a raíz de la‘Ley Pulpín’ fue una “comedia de mal gusto”
promovida por el nacionalismo y la oposición. “El oficialismo por no saber cómo
se trata una política pública, buscando el consenso y la discusión con los
involucrados y la oposición por aprobar sin mayor estudio y con celeridad una
norma que no conocían a plenitud”, explicó.
En comunicación con El Comercio, Sheput cuestionó al
presidente Humala por no tener un criterio propio “y dejarse guiar por lo que
la decían un grupo de ministros”.
Indicó que el principal afectado en
términos políticos es el ministro Otárola, porque se vio “avasallado” por una
iniciativa del Ministerio de Economía y Finanzas y del Ministerio de la
Producción. “No convocó al Consejo Nacional de Trabajo, no hizo el análisis que
merecía esta norma”, criticó.
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¿QUÉ CLASE DE IMBÉCILES?
Por
Herbert Mujica Rojas 26 DE ENERO DE 2015
Sin pena ni gloria, con el ridículo al máximo,
orillando el autismo más pronunciado desde hace 50 años, el gobierno del
presidente Ollanta Humala perdió con la derogatoria de la ley juvenil,
simbólicamente llamada Pulpín, todo tipo de iniciativa. Y es pertinente
preguntar de manera directa y puntual: ¿qué clase de imbéciles asesora aún al
jefe de Estado?
La llamada ley Pulpín nació herida de muerte cuando
lesionó de manera grave derechos laborales conquistados por el pueblo. Las
calles se inundaron con esforzados grupos juveniles que al conjuro y clarín de
las redes sociales, ensamblaron protestas, sentimientos, asunción de la vida
política y dieron ejemplo militante y multánime. Quien desconozca todo esto
tiene que pertenecer al privilegiado grupo o clase de imbéciles del que
hablamos.
No puede pasar desapercibida otra torpeza mayúscula:
el frustrado viaje a Costa Rica. ¿Cómo es que el presidente pensó que podían
autorizarle los precarios inquilinos de Plaza Bolívar una visita absolutamente
inane a Costa Rica? Sólo plantearlo era una temeridad muy propia de obtusos
huérfanos de cualquier masa gris. Recular obligado por las circunstancias, como
lo hizo, atizaba el fuego y presagió la siembra de vientos que luego se
convirtieron en la tempestad de una sola y categórica votación echando a la
basura la ley Pulpín.
El presidente Humala debe permanecer en Palacio y al
frente de la Nación hasta el 28 de julio del 2016. De ahora en adelante el
ejercicio será mucho más duro porque dos reveses ¡en un solo día! tienen fuerza
destructora contra un gobierno que ya empezaba una acelerada declinación que
hoy es imparable. La precariedad no es un asunto que deba mirarse por encima
del hombro.
Adviene entonces una reflexión: ¿serán los y las
imbéciles que aconsejan mal al mandatario Humala los que hagan de exégetas de
la difícil situación en que se han colocado por ineptitud propia? La lógica es
acerada: los imbéciles sólo piensan en imbécil, pedirles otra cosa es
abominablemente torpe y el riesgo de ser menos inteligentes que aquellos, una
realidad en ciernes.
Los psicosociales que alienta e impulsa un ministro
mediocre pero más decidido que el común de los cuasi descerebrados políticos ya
no son suficientes, está demostrado que esos pretextos también pueden ser
usados por oportunistas que leen mejor las coyunturas.
Durante el lapso que lleva vigente la administración
actual, un mito ha sido constantemente repetido: son militares y saben de
estrategia y tácticas. Tengo la viva impresión que el mentís más rotundo,
demoledor y trágico, ha sido el ocurrido con dos derrotas atroces en menos de
10 horas. No hay superioridad per se del elemento militar sobre el civil y
tampoco a la inversa. Acaso debiera rescatarse el profundo sentido genuino del
valor de un viejo lema que aludía al binomio pueblo-fuerza armada. Cada quien
por su lado, sólo garantiza el paso seguro al precipicio de la historia
fallida.
La clase de imbéciles que "asesora" al
presidente Humala inventó múltiples excusas con el protervo y único afán de
aminorar el voto juvenil en las calles marchando en protesta. No acertó a
entender que los nuevos contingentes empiezan a proclamar la muerte total de
las dos generaciones fracasadas que les antecedieron por su incapacidad de forjar
un Perú libre, justo y culto y, sin lugar a dudas, por su corrupción e
inmoralidad.
Acaso el señor Humala debiera entender que ha llegado
la hora de enviar de vacaciones eternas al selecto e impertérrito grupo de
imbéciles que le ha procurado errores tan garrafales como los que acabamos de
ver. Amén.
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