Por
Diario UNO el agosto 25, 2017
Se
habla mucho en estos días, respecto a la huelga de los maestros, de implantar
la meritocracia a través de las evaluaciones. Este es un punto quemante, que ha
impedido que se apruebe un acuerdo ya alcanzado con mediación de congresistas
para terminar la huelga. Se habían logrado con ese acuerdo las reivindicaciones
de los maestros. Hubiera sido bueno que los representantes de los docentes, en
lugar de romper los tratos, presentaran su propuesta para la evaluación.
El
Perú es uno de los países más atrasados en materia de educación. Es un problema
que viene de lejos. El sistema oficial carga con esa culpa secular, pero parte
de ésta corresponde a los maestros y sus guías. Por ahí circula un libro en que
un pedagogo maoísta sostiene que si un profesor participa en huelgas y mítines
en lugar de empeñarse en la enseñanza tiene mérito mayor. Marx escribió en sus
mal llamadas Tesis sobre Feuerbach que el educador mismo necesita ser educado.
La
educación peruana está en quiebra. Por eso mismo tiene el Estado la obligación
de alentar y mejorar la formación de los maestros.
Ayer
apareció en Internet un texto del señor Ernesto Ráez Luna, ecólogo y
conservacionista, profesor de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, que traza
un buen derrotero para la discusión del problema. Dice irónicamente el señor
Ráez:
“A
todas esas personas que se llenan alegremente la boca exigiendo a las
profesoras y los profesores del Perú que se sometan a la “meritocracia”, les
propongo que se pongan en la cola para reemplazar a todos esos miles de
mediocres que ellos creen que hay en el magisterio. Como todos sabemos, el
sueldo de un profesor es altísimo y lleno de gollerías. Aprenden su oficio y
luego lo ejercen en maravillosas condiciones. Todos los años hay sorteo de
libros especializados, viajes a congresos para que se perfeccionen y vacaciones
en hotel de lujo. Con tu jubilación, puedes vivir lujosamente en Las Casuarinas
o la isla Margarita. Es una chamba de ensueño. Como debe ser para todo aquel
que tiene mérito. La meritocracia, entiendan, consiste en PREMIAR a los
mejores, bajo la premisa de OPORTUNIDADES reales para ser mejores. Pero ser
profesor en el Perú no es ningún premio; y las condiciones de vida de un
profesor no propician ninguna excelencia. Muchas veces es una labor de amor y
otras tantas veces es un sacrificio. (Ya no tengo paciencia para soportar tanta
tontería)”.
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