jueves, 24 de agosto de 2017

CUANDO SER MAESTRO ES UNA FORMA MUY DIFICIL DE VIVIR

“La clase es un laboratorio, un museo, un taller, donde se experimenta, se observa y se trabaja, ya no es el aula donde pontifica el maestro. Desaparece la tortura de las lecciones y de los exámenes, puesto que no hay enseñanza clasificada, sino utilizada. La mejor lección es un proyecto de trabajo, y el mejor examen, su ejecución”                             José Antonio Encinas
Basta con revisar las portadas de los diarios  del país para comprobarlo que con mucha sabiduría el maestro cantuneño Ricardo Dolorier  decía: “Ser maestro en el Perú es una forma  muy peligrosa de vivir y ser maestro en el Perú es una forma muy hermosa de morir”  que ser maestro en el Perú-
Y lo que jode es que el decrepito presidente preocupado por resolver  el problema de los venezolanos, se niega a negociar con los  representantes de los maestros en huelga, lo hace   con el SUTEP que no conduce este movimiento ni lo apoya, todo lo contrario, denuncia a sus líderes como integrantes de Sendero. Increíble pero cierto,  los trabajadores del sector público más grande del país traicionado por sus propios líderes nacionales. Ese es el escenario en que se desplaza  la actual huelga de los maestros a quienes n solo acusan de senderistas, sino también, de que se niegan a ser evaluados que no es cierto.
A continuación adjuntamos un comentario  del destacado periodista Cesar Lévano  por ser contenido altamente reflexivo:
AL MAESTRO CON RESPETO
Por Diario UNO el agosto  2017
Los cambios son importantes tanto por los resultados que consiguen como también por los procesos que suscitan y desencadenan. En educación estos cambios han dejado siempre de lado a los maestros. Si el cambio que se persigue es la revaloración de los docentes, no se puede lograr sin escucharlos ni dialogar con ellos.
El acuerdo de la PCM y el MINEDU con los gobernadores regionales sobre el levantamiento de la huelga naufraga no solo por sus resultados parciales, sino por ser unilateral e impuesto, por no tomar en cuenta a los cientos de miles de maestros movilizados en la mayoría de regiones del país.
La mayor parte de las demandas del magisterio son más que justas. Pueden y deben ser dialogadas y negociadas. Solo una ha sido considerada por los “decisores” (incremento de sueldo). Las otras 4 han quedado en suspenso: el pago, sin juicio, de la deuda social por preparación de clases, la democratización de las delegaciones gremiales, y la evaluación docente con finalidad formativa. Por esto el acuerdo no ha satisfecho al movimiento magisterial. Pero, además los ha decepcionado y sublevado al invisibilizarlos de la “solución”.
Cuando otros deciden sobre su huelga y sus vidas, los maestros se sienten humillados y reivindican su dignidad junto con sus demandas. Lo ocurrido se asemeja en parte cuando un grupo de varones o de políticos quiere decidir sobre la vida y cuerpos de las mujeres, e incluso legislar sobre ello. En ambos casos están la marginación, la imposición y la amenaza de punición. Así mismo, en ambos, se niega el diálogo, la democracia, y se pisotea la dignidad.
Hoy se ha ensanchado aún más la distancia entre las reformas y los maestros, entre el Estado y el movimiento social. Ignorarlos y llamarlos terroristas se ha sumado a una larga historia de descalificaciones. Ya Alan García los llamó “ociosos” y “comechados”, precisamente cuando durante su 1er gobierno ocurrió la caída más brutal de los salarios docentes de los últimos 40 años. Como declaró una maestra en la Plaza San Martín: si fuéramos terroristas, Lima ahora estaría ardiendo”.

No me extraña que sectores conservadores y/o gubernamentales ninguneen y etiqueten a los maestros de subversivos. Sí me sorprende que lo hagan o permanezcan en silencio quienes se dicen progresistas y hacen sendos discursos sobre la revaloración docente. En todo caso, al radicalismo insensato se le pelea la hegemonía de la mano de los maestros. No se le deja la cancha libre.

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