“La clase es un laboratorio, un museo, un taller, donde se
experimenta, se observa y se trabaja, ya no es el aula donde pontifica el
maestro. Desaparece la tortura de las lecciones y de los exámenes, puesto que
no hay enseñanza clasificada, sino utilizada. La mejor lección es un proyecto
de trabajo, y el mejor examen, su ejecución”
José Antonio Encinas
Basta con revisar
las portadas de los diarios del país para
comprobarlo que con mucha sabiduría el maestro cantuneño Ricardo Dolorier decía: “Ser maestro en el Perú es una
forma muy peligrosa de vivir y ser
maestro en el Perú es una forma muy hermosa de morir” que ser maestro en el Perú-
Y lo que jode es
que el decrepito presidente preocupado por resolver el problema de los venezolanos, se niega a
negociar con los representantes de los
maestros en huelga, lo hace con el SUTEP que no conduce este movimiento ni
lo apoya, todo lo contrario, denuncia a sus líderes como integrantes de
Sendero. Increíble pero cierto, los trabajadores
del sector público más grande del país traicionado por sus propios líderes
nacionales. Ese es el escenario en que se desplaza la actual huelga de los maestros a quienes n
solo acusan de senderistas, sino también, de que se niegan a ser evaluados que
no es cierto.
A continuación
adjuntamos un comentario del destacado
periodista Cesar Lévano por ser
contenido altamente reflexivo:
AL MAESTRO CON RESPETO
Por Diario UNO el
agosto 2017
Los cambios son
importantes tanto por los resultados que consiguen como también por los
procesos que suscitan y desencadenan. En educación estos cambios han dejado
siempre de lado a los maestros. Si el cambio que se persigue es la revaloración
de los docentes, no se puede lograr sin escucharlos ni dialogar con ellos.
El acuerdo de la
PCM y el MINEDU con los gobernadores regionales sobre el levantamiento de la
huelga naufraga no solo por sus resultados parciales, sino por ser unilateral e
impuesto, por no tomar en cuenta a los cientos de miles de maestros movilizados
en la mayoría de regiones del país.
La mayor parte de
las demandas del magisterio son más que justas. Pueden y deben ser dialogadas y
negociadas. Solo una ha sido considerada por los “decisores” (incremento de
sueldo). Las otras 4 han quedado en suspenso: el pago, sin juicio, de la deuda
social por preparación de clases, la democratización de las delegaciones
gremiales, y la evaluación docente con finalidad formativa. Por esto el acuerdo
no ha satisfecho al movimiento magisterial. Pero, además los ha decepcionado y
sublevado al invisibilizarlos de la “solución”.
Cuando otros
deciden sobre su huelga y sus vidas, los maestros se sienten humillados y
reivindican su dignidad junto con sus demandas. Lo ocurrido se asemeja en parte
cuando un grupo de varones o de políticos quiere decidir sobre la vida y
cuerpos de las mujeres, e incluso legislar sobre ello. En ambos casos están la
marginación, la imposición y la amenaza de punición. Así mismo, en ambos, se
niega el diálogo, la democracia, y se pisotea la dignidad.
Hoy se ha
ensanchado aún más la distancia entre las reformas y los maestros, entre el
Estado y el movimiento social. Ignorarlos y llamarlos terroristas se ha sumado
a una larga historia de descalificaciones. Ya Alan García los llamó “ociosos” y
“comechados”, precisamente cuando durante su 1er gobierno ocurrió la caída más
brutal de los salarios docentes de los últimos 40 años. Como declaró una
maestra en la Plaza San Martín: si fuéramos terroristas, Lima ahora estaría
ardiendo”.
No me extraña que
sectores conservadores y/o gubernamentales ninguneen y etiqueten a los maestros
de subversivos. Sí me sorprende que lo hagan o permanezcan en silencio quienes
se dicen progresistas y hacen sendos discursos sobre la revaloración docente.
En todo caso, al radicalismo insensato se le pelea la hegemonía de la mano de
los maestros. No se le deja la cancha libre.
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