UNA NOTA PARA LA REFLEXIÓN: DIARIO UNO 2015
Por Diario
UNO el noviembre 1, 2015
El divorcio
existente entre ideología y capacidad para actuar en ella, demuestra que el ser
humano es mucho más que sus ideas.
Para quienes
comparten una ideología de izquierda o derecha, por muchas razones que forman
parte de su propia identidad en la sociedad, su pertenencia a un grupo social y
las maneras en que su pensamiento fue formado por las ideologías políticas, se
les hace difícil creer que pueda haber una forma de pensamiento distinta, que
no interprete los acontecimientos sociales a la luz de la confrontación entre
clases que pugnan por predominar una sobre la otra.
Sin embargo,
por estar inmersos en esta dicotomía ideológica entre izquierda y derecha, no
se han dado cuenta, que el indicado conflicto ha sido alentado por las ideas
del enfrentamiento entre ricos y pobres y la preconizada lucha de clases.
Recuerdo que
en la universidad, quien no comulgaba con las ideas marxistas, era considerado
“burgués” y cualquier idea que cuestionara sus postulados, revisionista; sin
embargo, salidos de la universidad, los que no se convirtieron en senderistas y
postulaban fervientemente el marxismo-leninismo, se convirtieron en unos
acomodados profesionales burgueses.
Algunos de
los supuestos “burgueses”, nos metimos a servir a nuestro pueblo, sin
importarnos la paga, sin importarnos el sacrificio de ir a todos los pueblos
pobres del Perú, llevando soluciones a sus condiciones de vida, consagramos
nuestra profesión a servir a los desposeídos y asumimos por décadas muchas
luchas en defensa de sus derechos.
Nuestras
obras dicen lo que somos, aunque hablemos mucho de justicia social y declaremos
la intención de trabajar por los más pobres, si nunca antes lo hicimos,
entonces no deja de ser un sofisma, es decir suena a verdad, pero en el fondo
es falso, porque no existe un verdadero compromiso con la justiciade nuestro
pueblo.
El divorcio
existente entre ideología y capacidad para actuar en ella, demuestra que el ser
humano es mucho más que sus ideas, y que éstas se quedan cortas para asegurar
un comportamiento consistente con las declaraciones de bienestar a favor de los
más pobres.
Esto implica
que podríamos encontrar en la derecha y en la izquierda personas realmente
comprometidas con traer justicia social a nuestro pueblo, y en ambos bandos,
también de los otros, los que preconizan el odio y la confrontación de clases
como instrumento de gestión social o el abuso y la explotación de los más
pobres.
De hecho, el
altruismo del Che Guevara, contrastó con su procedencia social y la ideología
que lo rodeaba, de haber vivido más tiempo, tal vez hubiera sido un gran líder
social, capaz de conducir procesos de reforma que habrían cambiado el curso de
la historia en Latinoamérica.
Así mismo, el
liderazgo de Martin Luther King, imprimió una visión de cambio social que
resultó peligrosa para algunos grupos sociales, empezó a hablar de igualdad y
de justicia en defensa de los discriminados; lo hizo a sabiendas que corría
peligro, consciente que tenía que hacerlo como un deber insoslayable en bien de
su pueblo.
En ambos
casos, no fue una ideología la que instó su conducta, aunque lo parezca, sino
el compromiso de sus conciencias con ser agentes de transformación de lo
injusto, de lo que no está bien, y aunque los métodos escogidos por ambos
fueron muy distintos, compartieron la misma motivación de luchar por sus
pueblos.
Esto
demuestra que no son las ideologías las que determinan la conducta del hombre,
sin embargo es ésta la que crea las condiciones para que haya o no justicia
verdadera en los pueblos, porque el pensamiento individual impulsa la conducta
del hombre, pero no la determina, pues es el hombre con todo lo que él es, el
que actúa, creando condiciones de justicia o injusticia en sus relaciones
sociales, políticas y económicas.
Un hombre
bueno puede ser más justo, más allá de sus ideas políticas, que otro, que tenga
ideas de justicia social pero que sea un mal hombre. Podríamos llenar los
gobiernos del mundo, con personas que postulan ideologías de justicia social,
pero si no son buenas personas, con capacidad de actuar justamente, sus
postulados ideológicos jamás se harán realidad, por la carencia de capacidad
moral para traer justicia efectiva a sus pueblos.
Del mismo
modo, los que postulan ideologías de derecha, descansando el desarrollo en la
capacidad de hacer riqueza de los ricos en desmedro de los pobres, preconizan
buscar la inclusión social y desaparecer la pobreza por medio de medidas
económicas que no llegan a producir tal resultado, por mantenerse las mismas
condiciones de injusticia social.
Esto explica
el fracaso de todas las ideologías de izquierda y de derecha en la gestión de
los gobiernos del mundo, los modelos económicos que han enarbolado han
fracasado, y las crisis que tienen las naciones no encuentran solución en sus
propios modelos.
El Perú está
hoy frente a su propia crisis, cayendo por un derrotero en declive que tiene en
el fondo un abismo, y los políticos juegan a hacer propuestas económicas como
salida, y es como que pretendieran remontar un tren descarrilado al borde del
abismo, con un hilo, debido a que no advierten la magnitud del problema social
y mucho menos pueden entender cómo resolverlo.
Sería una enorme
desgracia caer nuevamente en gobiernos que pretenden acceder al poder por sus
ventajas, pues entonces no habrá más solución para nuestro país, porque la
complejidad de la problemática social está directamente relacionada con la
profunda crisis moral que atraviesa, la cual nunca se resolverá con “luchas
contra la corrupción”, creando más juzgados y fiscales anti-corrupción,
haciendo más cárceles, imponiendo la pena de muerte o sacando a los militares a
las calles, pues su dimensión nos comprende a todos, que hemos permitido la
perversión del entendimiento social y que la corrupción sea nuestra forma de
convivencia.
No hay modelo
económico que pueda tener éxito en un país degradado moralmente, ni ideología
política que pueda ser motor del desarrollo de un pueblo, si la gente que la
postula no está en la aptitud moral de gobernar en bien de todos y de
conducirlo a un nivel de vida superior.Ni a la izquierda ni a la derecha están
las soluciones de los problemas del Perú, ambas posiciones ideológicas tienen una
perspectiva errónea de lo que hay que hacer para promover el desarrollo
verdadero del Perú, porque nunca la confrontación social, fueron métodos
exitosos de gestión social.Es hora de dejar las confrontaciones y las luchas de
clases, y adoptar el Bien como ideología, creer que es posible construir una
nación de peruanos iguales, justos, buenos, verdaderos y dignos, capaces de
establecer condiciones de justicia social en el Perú.
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