Después de la resaca de navidad en la que todo fue pura
ilusión e hipocresía con los mejores deseos, volvemos a la realidad y nos
volvemos a encontrar con una Veronika secuestrada por los espejismos de viejos y mañosos
dinosaurios y los adulones que lo rodean y que en la mente de los votantes están
generando desconfianza. Dentro de este marco y contexto, consideramos importante la siguiente nota de Cesar Lévano que posteamos
por su alto contenido reflexivo:
PERÚ. ELECCIONES 2016: CUENTAS DE NAVIDAD
Escribe: César
Lévano
Tentado estaba yo
de escribir un cuento de Navidad con sabor a café. Inspirado por unas fotos del
genial reportero brasileño Sebastião Salgado incluidas en su álbum Tierras de
café, imaginé un diálogo con los trabajadores que cosechan el grano en las
faldas del volcán Chinchontepec de El Salvador o con la bella negra que lo
recoge en Tanzania.
Buscaba contar
algo amable; pero he aquí que alguien me envía el texto de unas recientes
declaraciones de Hugo Blanco que yo no había captado en la televisión. Ese es
otro tipo de café, cargado de crítica justa y de alerta. Señala ausencia en las
propuestas públicas de Verónika Mendoza, la candidata presidencial de diversas
fuerzas de izquierda.
Salgado ha
publicado su libro en París, en vísperas de la conferencia en la cumbre sobre
el calentamiento global del clima. Señala el maestro que la preservación del
planeta y del clima, pasa ante todo por los campesinos, los “grandes ausentes”,
precisa, de la cita sobre el cambio climático.
Hugo Blanco hace
bien en señalar vacíos en el ideario de Verónika Mendoza. Coincido con él en
una cuestión básica: las campañas electorales no deben servir solo para ganar
votos. Han de usarse para educar al pueblo, para movilizarlo, para que adquiera
conciencia de sus derechos, que no solo se protegen en las ánforas del voto.
Soy, desde
siempre, enemigo de los apoyos incondicionales. El mejor apoyo es el que se
brinda desde el ángulo de la independencia, sobre la base de principios.
La movilización
histórica de los ciudadanos, en particular de los obreros y los campesinos,
sirve para fortalecerlos, más allá de los resultados electorales. Acertadas me
parecen estas reflexiones de Blanco:
“Simpatizo con
Marco Arana por su lucha contra la minería depredadora. Precisamente, gracias a
esa lucha es que logró las firmas necesarias para inscribir a su partido Tierra
y Libertad, cuya legalidad la donó al Frente Amplio. También me impresionó
positivamente la parlamentaria Verónika Mendoza por su tenaz lucha contra la
minería en Espinar. Sin embargo, en la campaña de «Vero» no he escuchado una
palabra de denuncia a la minería depredadora, que es la principal agresión del
neoliberalismo a nuestro pueblo.
“El agronegocio es
otro fuerte ataque del neoliberalismo. Ataca a la naturaleza con la práctica
del monocultivo, a diferencia de la agricultura familiar que practica la
rotación de cultivos y los cultivos asociados, saludables al medio ambiente.
Por otra parte, usa sustancias químicas como fertilizantes, insecticidas y
herbicidas que matan el medio ambiente y envenenan a los trabajadores y
vecinos. Arrebata el agua de la agricultura familiar que cultiva nutrientes
para nuestro pueblo, usándola en espárragos y alcachofas, que absorben mucha
agua, para la exportación”.
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