¿EVO ANTI SISTEMA? O UN POLÍTICO MUY ASTUTO CAPAZ DE MANIPULAR CON ÉXITO UNA RETÓRICA RADICAL SIN PERJUDICAR LOS INTERESES DEL SISTEMA
¿Qué
dijo Evo Morales sobre las recomendaciones del FMI?. El
mandatario afirmó en un acto público de perforación petrolera en la provincia
Cordillera en el departamento de Santa Cruz (este), que "no podemos seguir
siendo sometidos con políticas internacionales". Un discurso para galería
La pregunta ¿Evo radical?
A continuación un breve repaso a sus pronunciamientos ideológicos, sus
declaraciones de política internacional y sus programas económicos.
AHI LA NOTA
EVO MORALES: RADICALISMO AL SERVICIO DE LA ORTODOXIA NEOLIBERAL
Por: James Petras.
Mientras trabajaba de la mano de las compañías agro-minerales, bancos y
multinacionales extranjeras y en conformidad con sus intereses, Evo Morales ha
mostrado su maestría, sin parangón en América Latina, en justificar las
políticas neoliberales ortodoxas y reaccionarias con una retórica radical.
Probablemente, desde una perspectiva histórico-comparada, el gobierno de
Morales podría considerarse como el régimen radical más conservador, o el
régimen conservador más radical del mundo.
Los cambios significativos experimentados por Latinoamérica en tiempos
recientes han desconcertado a los escritores, periodistas, académicos y
responsables políticos que pretenden analizar la evolución de la región. El
caso de Bolivia y de su reelegido presidente Evo Morales (2006-2014) es
ilustrativo de la confusión absoluta a la hora de asignar etiquetas políticas.
Un breve repaso a sus pronunciamientos ideológicos, sus declaraciones de
política internacional y sus programas económicos pone de manifiesto a un
régimen político muy astuto, capaz de manipular con éxito una retórica radical
y, al mismo tiempo, aplicar programas económicos ortodoxos, con un estilo
populista que le ha garantizado sucesivas victorias electorales y un grado de
estabilidad política y continuidad sin precedentes en el país.
El régimen de Morales en perspectiva
Probablemente, desde una perspectiva histórico-comparada, el gobierno de
Morales podría considerarse como el régimen radical más conservador, o el
régimen conservador más radical, del mundo. Esta aparente contradicción se
resuelve al examinar las políticas y prácticas de su gobierno. Pero de lo que
no cabe duda es que el régimen de Evo Morales, sus asesores y su
administración, tienen un extraordinario respaldo popular. Entre sus aliados se
cuentan líderes de los movimientos sociales de la nación junto a inversores
extranjeros y ejecutivos mineros, dirigentes sindicales y banqueros,
exportadores de la agroindustria, dirigentes empresariales y agricultores
cocaleros indígenas. ¡Todos ellos apoyan con entusiasmo al “Primer Presidente
Indio” de Latinoamérica y el principal defensor del capital extractivo de la
región!
Evo Morales ha ganado cada una de las seis elecciones a las que se ha
presentado desde 2005, incluyendo dos elecciones presidenciales, cada vez con
mayor margen. Sus votos se han incrementado de un 50% a un 60% y Morales ha
prometido ganar las elecciones nacionales de 2014 con un 70% de los votos.
Ningún presidente de la historia de Bolivia había conseguido sucesivas victorias
electorales ni gobernar democráticamente un periodo de tiempo tan extenso (ocho
años) con estabilidad política.
La fórmula Morales: radicalismo al servicio de la ortodoxia
El aspecto más sorprendente de los ocho años de gobierno de Evo Morales
es el rigor y la consistencia con que ha aplicado las políticas económicas
ortodoxas, siguiendo el manual de las organizaciones financieras
internacionales.
Política fiscal
El gobierno de Morales ha ejercido un férreo control sobre el gasto
público, asegurando el superávit en los presupuestos nacionales y manteniendo
el gasto y la inversión pública a niveles comparables a los de previos
regímenes neoliberales. El aumento salarial a los trabajadores del sector
público ha sido modesto, apenas por encima del aumento del coste de la vida. El
gobierno se ha mantenido firme frente a los sindicatos del sector público,
resistiendo impávidamente las huelgas y otros métodos de presión sindical. Como
resultado, los banqueros y los empresarios, nacionales y extranjeros, se han
beneficiado de impuestos bajos, una moneda estable e incentivos fiscales
favorables a las empresas.
Política comercial
El gobierno ha intentado conseguir una balanza comercial favorable y ha
puesto los medios para ello, basándose en la exportación de recursos minerales
y agrícolas. Ha empleado el superávit multimillonario en triplicar la reserva
de moneda extranjera, 14.000 millones de dólares, garantizando a los inversores
extranjeros el acceso a divisas convertibles que les permitan abonar beneficios.
El auge de las ganancias por exportación es el resultado del elevado precio de
las materias primas y del incremento de las regalías que recibe el gobierno por
la producción. Solo una pequeña parte de estas elevadas ganancias se ha
asignado a inversión pública en manufacturas y programas sociales; la mayor
parte de los fondos permanecen en los bancos. En el mejor de los casos, el
régimen ha incrementado el gasto en infraestructuras, para facilitar el
transporte de las exportaciones agro-minerales.
Política de inversiones
Bajo la dirección de Morales, se han fomentado y protegido las
inversiones extranjeras a gran escala en minería y agricultura. En el sector
minero, no se han producido nacionalizaciones relevantes, sino que se ha optado
por la adquisición de participaciones en nuevas empresas mixtas y se han
aumentado de forma modesta y aceptable los impuestos a la extracción. Los
beneficios empresariales son altos, las remesas de ganancias al exterior están
libres de cargas fiscales, la regulación medioambiental y de seguridad es laxa
y los conflictos laborales se mantienen en mínimos históricos.
Política laboral
El gobierno de Evo Morales ha promovido que los cuadros sindicales bajo
su influencia usen la negociación para contener las demandas salariales y aceptar
aumentos moderados, justo por encima de la tasa de inflación.
El gobierno no ha incrementado el poder y las prerrogativas de los
trabajadores, ni ha permitido que éstos influyan en su estrategia de desarrollo
del capital extractivo. Los aumentos del salario mínimo han sido graduales; la
mayoría de los trabajadores, especialmente en el sector rural, viven en el
límite de la pobreza o por debajo de éste. Morales ha rechazado cualquier
propuesta de coparticipación de los trabajadores en las empresas del sector
público y defiende la autoridad del capital para contratar y despedir a los
trabajadores sin una indemnización adecuada, excepto en condiciones
específicas.
A través de su partido, el MAS (Movimiento al Socialismo) ejerce una
influencia decisiva sobre los dirigentes de la Central Obrera Boliviana y los
movimientos indígenas, lo que asegura la estabilidad social y la tranquilidad
política para la élite boliviana. El presente periodo de estabilidad social
contrasta enormemente con las huelgas generales y la rebelión popular de
décadas anteriores.
Armonía entre clases: terratenientes e indígenas, dueños de minas y
mineros
Uno de los puntales en los que se basa el éxito de los programas
económicos ortodoxos de Evo Morales ha sido su capacidad de construir una
coalición política y social en la que participan antiguos adversarios
históricos.
Durante sus primeros cuatro años como presidente, Evo Morales tuvo que
enfrentarse a una fuerte oposición, en ocasiones violenta, de la élite regional
de Santa Cruz, la región más rica del país. También debió enfrentarse a
poderosos oponentes políticos (caudillos) en Cochabamba y Sucre. Gracias a su
apoyo de masas y al ejército, aplastó a la oposición más violenta y negoció
pactos políticos y económicos con la oligarquía empresarial y agrícola. A
partir de entonces, los propietarios de fincas para la agro-exportación reciben
subsidios y tienen exenciones de impuestos con el fin de estimular las
exportaciones. La reforma agrícola para los campesinos sin tierra fue relegada
a las tierras públicas marginales, mientras que los pequeños usuarios agrícolas
recibían títulos de propiedad de sus parcelas. La promoción de la agroindustria
se convirtió en parte integral de la estrategia de desarrollo de Morales, que
amplió su coalición electoral para incorporar a las élites de Santa Cruz,
anteriormente bastión de la derecha.
Para contrarrestar la desestabilización promovida por Estados unidos,
Morales interrumpió las actividades de la DEA, la Administración para el
Control de Drogas de Estados Unidos y expulsó al embajador Goldberg tras su
flagrante intervención en la política regional. Morales convocó una asamblea
constituyente para redactar la nueva constitución de un “Estado plurinacional”
que consolidó la lealtad indígena a su régimen. La diversidad cultural
descentralizada aseguró la conformidad con las políticas económicas ortodoxas
de planificación central.
Política exterior: El radicalismo en el exterior complementa la
ortodoxia en casa
Mientras trabajaba de la mano de las compañías agro-minerales, bancos y
multinacionales extranjeras y en conformidad con sus intereses, Evo Morales
pronunció una serie de discursos antiimperialistas contra la intervención de
Estados Unidos en Venezuela; denunció en repetidas ocasiones el bloqueo yanqui
a Cuba; se opuso al golpe militar respaldado por EE.UU. en Honduras y apoyó la
reivindicación argentina de las Islas Malvinas (que los angloamericanos llaman
Falkland). Asimismo, Morales se unió al bloque radical regional, el ALBA,
puesto en marcha por el presidente Chávez, y apoyó la “integración regional”
que excluye a Estados Unidos, acusando al TPP (Acuerdo Estratégico
Trans-Pacífico de Asociación Económica) de “proyecto neoliberal”.
Evo Morales alabó el trabajo de Edward Snowden y sus revelaciones;
denunció el espionaje de la NSA de EE.UU. y se indignó especialmente con España
y Francia cuando el avión que le transportaba desde Moscú fue desviado y se le
negó el derecho de aterrizar. Al mismo tiempo que denunciaba la colaboración
europea con el Imperio Americano, se dirigía a los principales inversores
españoles, animándoles a dirigir sus capitales hacia Bolivia en condiciones
favorables. En resumen, Evo hacía declaraciones radicales contra las políticas
intervencionistas imperiales, especialmente por su apoyo a los golpes de Estado
y los planes integracionistas para aislar a Bolivia de sus aliados políticos y
de sus socios económicos latinoamericanos. Y, al mismo tiempo, tenía un buen
cuidado en distinguir entre el militarismo imperial que amenazaba su régimen y
la inversión extranjera (militarismo económico) que encajaba con su estrategia
de desarrollo económico. Dentro de este contexto, su amistad con Fidel Castro
proporcionaba legitimidad radical a sus propuestas a los principales
conglomerados mineros del mundo.
Las políticas sociales de un conservador radical
El 22 de diciembre de 2013, Evo Morales sorprendió a sus entusiastas
partidarios izquierdistas con una declaración en apoyo y defensa del trabajo
infantil y se opuso a la campaña global de la Organización Internacional del
Trabajo a favor de su prohibición. En opinión de Morales, el trabajo infantil
era esencial para contribuir a los ingresos de las familias pobres. Los 850.000
trabajadores menores de edad de Bolivia (alrededor de una quinta parte de la
mano de obra total), que trabajan en fábricas, campos y empresas mineras,
desarrollaban una “conciencia social” en sus lugares de trabajo.
Inadvertidamente, Morales reveló la extraordinaria laxitud del código laboral y
su falta de preocupación por la educación y la salud de los jóvenes.
Lo cierto es que, en Bolivia, el trabajo infantil mal pagado mantiene
bajo el nivel salarial del trabajo adulto, pues proporciona un “ejército de
reserva” que permite a los empresarios reemplazar a los trabajadores adultos
más combativos. La mano de obra barata está libre de trabas en Bolivia, que
cuenta con el salario mínimo más bajo de toda Sudamérica: 90 centavos de dólar
la hora y 143 dólares al mes. A pesar de los casi 15.000 millones de dólares
con que cuenta su reserva de divisas y del superávit de su balanza comercial,
el 51,3% de la población vive con medios de 2 dólares al día. Y, lo que es más,
los gastos sociales han aumentado solo de forma marginal y han venido
acompañados de un aumento en la desigualdad: el decil más elevado de la gráfica
de distribución percibe el 45,4% de toda la renta de los hogares y el decil más
bajo el 1%. El coeficiente de Gini, que mide la desigualdad del país, fue de
58,12 en 2009, frente al 57,9 de 1999.
Bolivia continúa dependiendo de la exportación de materias primas y la
importación de bienes elaborados. Exporta principalmente petróleo y productos
agrícolas e importa derivados petroleros refinados, artículos manufacturados y
alimentos elaborados. La promesa de “industrializar” el mineral de hierro, el
petróleo, el zinc y el estaño todavía tiene que materializarse. Los principales
cultivos agrícolas para la exportación, soja, algodón, caña de azúcar y café,
se producen en grandes plantaciones propiedad de las “cien familias” de Santa
Cruz. El producto de exportación más lucrativo para los pequeños agricultores y
campesinos es la hoja de coca, la base para la elaboración de la cocaína.
Conclusión
El régimen de Evo Morales ha conseguido imponer un modelo económico y
político que ha generado una década de estabilidad política y social sin
precedentes en Bolivia y un índice de crecimiento entre el 4 y el 6% anual. Ha
conseguido formar empresas mixtas con más de cincuenta de las mayores empresas
multinacionales y atraer sus inversiones, a la vez que mantiene buenas
relaciones con los organismos financieros internacionales. Morales ha recibido
asistencia económica de regímenes izquierdistas (Venezuela) y derechistas (la
Unión Europea).
Su régimen ha conseguido incrementar su número de votantes de manera
constante durante los últimos diez años, asegurando la continuidad de sus
políticas, personal, instituciones y estructura de clase. Ha conseguido ganar
para su causa a antiguos militantes sindicales y líderes campesinos, mediante
una retórica radical, estipendios y subsidios, convirtiéndoles en “guardianes
del statu quo”.
Al mismo tiempo, ha convertido en aliada política a la oligarquía de
Santa Cruz; ha aislado y estigmatizado a las organizaciones campesinas
disidentes y a los grupos ecologistas que se oponen a los proyectos de
infraestructuras y de agro-minería que devastan el medio ambiente, acusándoles
de ser “instrumentos en manos del imperialismo” (a la vez que invitaba a las
empresas multinacionales a hacerse cargo de los recursos naturales).
Evo Morales ha mostrado su maestría, sin parangón en América Latina, en
justificar las políticas ortodoxas y reaccionarias con una retórica radical.
Cita a la Pachamama (la Madre Tierra indígena) para defender la depredación
capitalista extractiva; afirma que el trabajo inculca conciencia moral y
contribuye a la renta familiar para defender la explotación infantil; ofrece un
“subsidio” para los hijos escolarizados, mientras que una tercera parte de los
niños esta desescolarizada y realiza trabajos esclavos por debajo del salario
mínimo (mientras desarrolla “conciencia social”). Proporciona una pensión
mínima que no llega a cubrir las necesidades más básicas mientras se jacta de
superávits en el presupuesto nacional, una moneda estable y el incremento de
millones de dólares en las reservas de divisas del país. Habla de
antiimperialismo a la vez que abraza su ortodoxia económica neoliberal.
Describe su régimen como el “gobierno de los trabajadores y los pobres”
mientras que sus políticas sociales y económicas favorecen al 10% más rico.
Evo Morales ha instaurado una fórmula político-económica que ha ganado
el apoyo tanto de la izquierda como de la derecha, de Fidel Castro y del FMI,
de los oligarcas de Santa Cruz y de los campesinos indígenas cocaleros. Ha
derrotado el intento de desestabilización estadounidense expulsando a los
representantes de la USAID y la DEA mientras fortalecía el Estado capitalista y
aumentaba los beneficios del capital.
Probablemente, el modelo de “conservadurismo radical” de Evo no es
susceptible de ser exportado a otras clases dirigentes en América Latina.
Después de todo, ¿cuántos presidentes indígenas con un apoyo de masas y
programas económicos ortodoxos existen en el mundo? ¿Cuántos líderes pueden
proclamar un “Estado plurinacional” y centralizar el poder político y la toma
de decisiones económicas en las manos de una pequeña élite tecnocrática
mestiza?
No cabe la menor duda de que Evo Morales es un líder excepcional; sus
políticas multifacéticas muestran su genio como manipulador político. No es
ningún revolucionario social, ni siquiera un reformista social consecuente y su
régimen no es, con seguridad, un gobierno de los trabajadores y de los pobres.
Pero Evo Morales es el dirigente capitalista democrático que ha cosechado un
mayor número de triunfos en Bolivia y continúa ampliando su base electoral. La
cuestión que permanece sin resolver es: ¿Hasta cuándo seguirá aceptando sus
argucias políticas el otro 50%?
* Doctor en Filosofía en la
Universidad de California, fue miembro del Tribunal Russel sobre la represión
en América Latina, junto a Julio Cortázar y Gabriel García Márquez. Entre los
temas de toda su producción intelectual, especializada en la problemática
latinoamericana, se destacan sus reflexiones sobre el conflicto entre clases
sociales, el imperialismo, el Estado, la revolución, la transición a la
democracia, y otros. En la actualidad tres temas son los que ocupan su
atención: las rivalidades entre las distintas potencias imperialistas (Estados
Unidos, Japón y Europa), el repliegue de los intelectuales críticos durante la
década del 80, y las contradicciones del socialismo de mercado.
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