El día viernes fue admitido el pedido de vacancia presidencial en el Congreso de la República luego de conocerse el vínculo entre el presidente Pedro Pablo Kuczynski y la constructora brasileña Odebrecht.El presidente antes que aclarar su delicada situación, sale a declarar a la prensa que detrás de su vacancia esta la extrema izquierda, olvidando que es la izquierda la que lo salvo de la vacancia planteada por el aprofujimorismo.El presidente se niega a reconocer que no es solo la izquierda la que busca vacarlo, también están Fuerza Popular, Acción Popular y otras fuerzas políticas.Claro. Es cierto. Los más interesados en la vacancia son los aprofujimorista que busca no luchar contra la corrupción, sino llegar al poder como de lugar sin pasar por las urnas. Luego vendrá ña vacancia de Vizcarra para finalmente terminar con la vacancia Mercedes Araos.A continuación adjuntamos una nota informativa para la reflexión y difusión nota informativa para la reflexión y difusión
¿EXTREMA
IZQUIERDA? ¿QUÉ ES ESO?
Por Diario
UNO el febrero 7, 2018
Ridículas
las declaraciones de PPK señalando solo como de “extrema izquierda” a quienes
piden que se vaya, tanto que, justificadamente, ha sido más motivo de burla que
de discusión real. En medio del choteo, un amigo tuiteaba que ya quisiera él
que todos los que piden la salida de PPK fueran de extrema izquierda. Siendo yo
de izquierda de toda la vida, me dejó pensando, nuevamente, sobre qué demonios
es una “extrema izquierda”.
¿Qué ideas
circulan o han circulado en las izquierdas que yo no comparto y que algunos
podrían considerar extremas? Una, la idea de la revolución violenta. Dos, el
desprecio por la democracia representativa y el equilibrio de poderes, para
reemplazarla por una “dictadura del proletariado” basada en el control del
poder por un solo partido. Tres, la estatización de toda la economía.
Hoy en
día, hablar de revoluciones armadas me parece no solo fuera de sitio y lugar
sino además, considerando la historia del Perú de los ochentas, jugar con un
fuego muy peligroso. Hemos sufrido en carne propia la enorme destrucción,
dolor, muerte e inhumanidad que trae la guerra, ese monstruo grande que pisa
fuerte.
Sería
idiota e irresponsable plantear algo así; pero no conozco a nadie en la
izquierda que hoy plantee eso. Un cambio social profundo por la igualdad que es
la gran bandera de la izquierda, exige un amplio convencimiento popular y un
gran respaldo de la opinión pública expresado en votos en las urnas,
manteniendo un diálogo abierto con el país y las diversas fuerzas sociales y
políticas.
Eso de
las “dictaduras proletarias” y los partidos únicos es también muy negativo. La
libertad tiene que cuidarse y respetarse, en especial la libertad de expresión.
Al respecto no es necesario revisar las experiencias de otros continentes u
otras latitudes. En el Perú fue Alberto Fujimori quien logró la mayor
concentración del poder, controlando junto a Vladimiro Montesinos el Poder
Judicial y la Fiscalía, comprando con millones de dólares a canales de
televisión y (por mucho menos) a parlamentarios de oposición. Resultado: una
profunda corrupción. La democracia exige separación de poderes y para ello hay
reglas de juego que deben ser respetadas (en relación a lo cual el gobierno de
Nicolás Maduro no cumple ni el mínimo indispensable).
Está
claro que una economía solo puede prosperar si el mercado y la inversión
privada tienen un espacio importante para desarrollarse. Una economía
totalmente estatizada no es buena receta, como lo han demostrado las
experiencias de Rusia y China, en dos sentidos distintos, pero también las de
Cuba y Venezuela (ambas con malos resultados).
Eso no
quiere decir, para nada, que hay que cerrar todas las empresas estatales y
desregular el mercado al máximo para que los monopolios hagan lo que les da la
gana: es posible una “economía del bien común” como ha escrito recientemente el
premio nobel Jean Tirole.
Yo no
sé si se me puede considerar de “extrema izquierda”. ¿Extrema izquierda es
querer un cambio profundo, que acabe con la corrupción, que termine con los
lobbies y las puertas giratorias, que afirme rotundamente la igualdad y la
inclusión, que busque empleo digno para todos como objetivo económico central,
que se gobierne escuchando y empoderando a los campesinos y trabajadores, a las
regiones, a las mujeres y a los jóvenes? A mí, no me parece que sea algo
“extremo” sino simplemente algo razonable.
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