El tío George estaba vivito y
coleando, y haciendo de las suyas. Porque tenía que ser él para que aparezca
secretamente comprometido con la Southern, en la aceleración de los
acontecimientos referidos al proyecto Tía María , donde parece que jugó el
papel de promotor del nuevo Estudio de Impacto Ambiental que se aprobó en
apenas traes meses y del que se dice que algo tuvo que ver con la negociación
de las lentejas que ahora tiene en la cárcel al exdirigente Pepe Julio
Gutiérrez pagando por su ambición y estupidez.
Ahora sabemos que cuando Correo
comenzaba el escándalo de las persecuciones de la DINI (Dirección Nacional de
Inteligencia) y colocaba dentro de las víctimas al Tío George, presentando un
video en el que se le veía saliendo de sus oficinas con funcionarios del
ministerio de Energía y Minas, directivos de la Southern y el exministro
Hidalgo, estaba sin querer tocando una tecla clave para entender algunos de los
más recientes acontecimiento políticos.
Efectivamente el 26 de mayo del 2014,
cuando se filmó la despedida de esa reunión (no se sabe con qué fines), fue el
mismo día en que el segundo EIA de Tía María fue entregado oficialmente al
ministerio de Energía y Minas, y los funcionarios que compartían la tarde con
Del Castillo, Hidalgo y los amigos de la Southern, eran los directores de
asuntos jurídicos y gestión social, que tenían que ver directamente con la
aprobación del documento.
De alguna manera la DINI y Correo
sirvieron de algo, al descubrir al famoso expremier de la república y adicto a
las reuniones de lobby, como el motor de la reanimación de un proyecto que
llevaba años en suspenso. En tiempos de Conga pude ver como conocidos
exfuncionarios del gobierno aprista llegaban al aeropuerto de Cajamarca y eran
recogidos por camionetas de Yanacocha. Es decir que estas asesorías y
consultorías a las grandes mineras no es novedad en el partido de Alfonso
Ugarte.
Pero volvamos al Tío George que en
enero de este año tuvo el desparpajo de negar su relación con la Southern, para
hoy tener que reconocerla, pretendiendo rebajarla a la condición de
“consultoría”, como si eso no quisiera decir que responde a encargos pagados
por la empresa. El 4 de agosto del 2014, luego de varias visitas del dirigente
aprista al despacho del ministro, el EIA fue aprobado, en un tiempo realmente
récord a pesar de la gran cantidad de observaciones graves que había sobre el
primer documento.
Desde ahí estamos en una trampa.
Porque todos sabían que la población de la provincia de Islay no aceptaba el
proyecto y que no se había hecho nada para explicar en qué podían haber
cambiado las cosas de 2011 a la fecha. Parece que algún consultor les dijo que
se jugaran al choque y que trataran de descabezar la dirigencia corrompiéndola
y encarcelándola. Bueno porque eso es odo lo que han hecho.
01.07.15
Publicadas por Raúl Wiener
TAMBIEN LE PUEDE INTERESAR
martes, junio 30, 2015
Pasarán a la historia del ridículo
los nombres de los ministros Jiménez, Cateriano, Adrianzén y otros,
lamentablemente acompañados del expresidente de la Cote Suprema, César San
Martín, y de varios peritos internacionales, que intentaron modificar la
pruebas que acreditaban que en el curso de la operación Chavín de Huántar hubo
por lo menos una ejecución extrajudicial, que confirmaba que en el diseño de
ataque existía al más alto nivel (Fujimori, Montesinos, Hermoza) la decisión de
que ninguno de los secuestradores saliera con vida para dejar una sola versión
de lo sucedido para la historia.
Los ministros de Humala, presionados
por el presidente, que a su vez recibía el reclamo corporativo de la cúpula
militar que ha elevado la operación a la categoría de acto intocable e
indiscutible, pretendieron que en un proceso ya abierto, en el cual Estado
peruano había admitido como prueba los primeros peritajes realizados sobre el
cadáver del apodado “Tito”, se pudiera recurrir a peritajes sobre peritajes,
para descalificar lo actuado.
La famosa reunión de “concertación de
criterios”, como la denominó San Martín, en el año 2013, entre el presidente
del Poder Judicial, la jueza del proceso, ministros y asesores, ya había
fracasado en la idea de doblegar la posición de los magistrados del caso.
Obviamente este incidente quedó como una evidencia firme de que se estaba
forzando un fallo que era pedido por “alguien” muy poderoso.
A pesar de que los jueces peruanos y
la Corte Interamericana nunca dijeron que alguno de los comandos rescatadores
hubiese sido responsable del asesinato de rendidos y aceptó la tesis de que
“Tito” y tal vez otros supervivientes fueron entregados a elementos del
Servicio de Inteligencia que, cumpliendo órdenes, los liquidaron de un balazo
en la cabeza, el gobierno de Humala se propuesto abstraerse de que todo esto
ocurrió durante el régimen de Fujimori, e inventar que Chavín de Huántar habría
sido una acción militar pura.
La CIDH ha sentenciado básicamente en
la misma línea de todos los que han analizado el caso, asumiendo que
hay solo un caso debidamente probado, que es precisamente el que el ministro
Adrianzén había tratado de tergiversar desde que fue procurador para este
proceso y del que decía que no había forma que el Estado lo perdiese. Y lo
perdió. Aunque ahora en voz más baja se diga que no habrá indemnizaciones, como
si se tratara de un asunto de plata y no de naturaleza política-moral.
Las tristes declaraciones del
presidente anunciando que no acatará a la Corte, son en este contexto, piezas
groseras de una profunda desorientación política. Nadie debería poder declarar
que no acatará un fallo de la justicia a la que está sometido, mucho menos si
se tiene un cargo de representación de toda la nación. Manotazo de ahogado
finalmente ante una derecha agresiva y una intensa presión militar. Ahora toca
recoger estropicios.
Publicadas por Raúl Wiener
Alguna vez, en plena campaña
electoral, el candidato Humala, acompañado de su esposa, no tuvo empacho en
decir que era un católico conservador, apenas después de visitar al cardenal
Cipriani y mostrar un rosario que les había entregado como obsequio.
Era un obvio guiño a la parte de la
población que sigue a la primera autoridad eclesiástica en algunos temas en los
que el Perú está cada vez más rezagado respecto a lo que ocurre en el mundo,
como son los de los derechos de los homosexuales, incluido el del matrimonio, y
los del aborto, aún en circunstancias que comprometen la salud y la vida de las
mujeres.
De lo que se sabe, Nadine era en años
anteriores, una áspera crítica de Cipriani, y Humala hizo algunos gestos a las
minoría sexuales para despejar una idea homofóbica que habían dejado miembros
de su familia. Pero, como se ve, los intereses de la campaña fueron arrasando
antiguos principios.
El que no ha cambiado ni un
milímetro, es el mismo Cipriani, que ni ha tomado en cuenta el aire renovador
del nuevo Papa y que acaba de definir la aprobación del derecho al matrimonio
gay en Estados Unidos como un hecho “trágico”. Rápido salta a la vista que al
monseñor no se le ocurrió la palabra para referirse a la pedofilia comprobada
en una cantidad de sacerdotes en distintos países del mundo y a las autoridades
de Iglesia apañadoras o cómplices, algunas de las cuales han empezado a ser
sancionadas.
Tampoco le ha parecido “trágico” los
actos de corrupción en el Vaticano destapados por el Papa Francisco, ni los
atropellos a los derechos por los gobiernos, ni la represión. La tragedia es
que un país que sirve de modelo de las derechas para tantas cosas, haya dado un
paso a libertad y la igualdad en que se estaba demorando, precisamente por
resistencias conservadoras como las que tenemos en casa.
Es trágico por el poder simbólico de
los Estados Unidos. Pero, en la opinión del presidente Humala, esto no es tanto
problema porque los países “somos diferentes”. Algo así como que lo
que vale para los gringos no tiene que se válido para nosotros. Anotemos que lo
que diferencia al Perú de los EE.UU, no es que en cada uno de estos países no
existan minorías homosexuales que reclaman tener las mismas prerrogativas que
los heterosexuales para formar familias y vivir en paz.
¿Qué puede diferenciar al Perú de la
Argentina, que hace cinco años que promulgó el derecho al matrimonio gay?, ¿O
será que acá somos distintos por el tipo de autoridad política y eclesiástica
que nos rige? La verdad es que lo que habla Humala sobre el tema es una
tontería escapista. En cambio lo de Cipriani es más serio porque lo que busca
es conseguir hacer del Perú una fortaleza medievalista en la que domina la
hipocresía y el miedo, que influye en los gobiernos y los partidos.
Publicadas por Raúl Wiener a la/s 11:22 a. m. 6 comentarios:
domingo, junio 28, 2015
A pesar que resta aún, un año completo de gobierno de Ollanta Humala,
por todos lados aparecen signos de un agotamiento final. Esta aceleración de
los tiempos motiva este balance adelantado.
Pudo ser
un reformador en un país afectado de inmovilismo, aunque solo fuera uno
moderado, distante del que prometiera grandes cambios en el 2006 y más adaptado
a los parámetros de la llamada Hoja de Ruta.
Pero ni
eso llegó a ser. Las condiciones internacionales, con la reciente victoria de
Correa y Morales y el engrosamiento de la corriente de gobiernos progresistas
en América Latina, aseguraban un contexto internacional favorable y que no
habría aislamiento como el que soportaron otros procesos.
Internamente
habían reservas suficientes para resistir la presión de los grupos de poder
económico que amenazaban con retirar sus capitales, y que en las condiciones de
2012 y 2013, no se hubieran retraído por mucho tiempo. Así que el cuento de que
le subieron el dólar y le movieron la bolsa y lo asustaron, no tiene mucho
asidero, salvo en el sentido que ya en ese momento Humala se había quedado solo
por su propia decisión y actuaba en el sentido del viento.
En la
noche de su juramentación, cuando toda la elite de la sociedad peruana cumplía
con el ritual de esperar su turno para dar la mano al presidente, y los que
habíamos sido sus amigos de campaña en los años y meses anteriores nos
sumábamos a la cola, Humala y Nadine abandonaban Palacio por la otra puerta
para reunirse con la gente de base que llenaba la Plaza de Armas.
Fue su
último acto de espontaneidad política. A partir de allí, los únicos encuentros
del presidente con el pueblo fueron las convocatorias oficiales en distritos
pobres para iniciar o reforzar algunos de sus programas sociales más
emblemáticos, pero todo rodeado de filo tecnocrático y de discursos
paternalistas sin efectos de movilización.
Los
conflictos sociales que Humala sabía que estaban latentes y con los que se
había solidarizado en camino de las elecciones, se convirtieron en un
rompecabezas para el gobernante que no quería pelearse con la inversión ni
hacer sentir la autoridad del Estado. En Conga como en oros lugares que le
siguieron en la protesta, Humala derivó al recurso represivo y rompió
violentamente con antiguos aliados, lo mismo que se repetiría en el 2015, en
Tía María, en la provincia de Islay en Arequipa.
¿Por qué
ocurrió todo esto?, ¿cómo se reconvirtió Humala a las ideas contra las que
combatió tantos años y que parecían un patrimonio de familia?, ¿creyó acaso que
los dueños del poder le abrirían los brazos y lo asimilarían como
alguien de los suyos?, ¿pensó alguna vez seriamente que podría recuperar el
espacio que iba entregando a la derecha?, ¿no se imaginó el final de gobierno
que le esperaba, a cuenta de los mismos a los que sirvió durante los primeros
años?
Para
intentar una explicación de lo que pasó entre la elección en segunda vuelta de
Ollanta Humala y el nombramiento de Casilla en la conducción del MEF y la
ratificación de Velarde en el BCR, y la caída del gabinete Lerner en diciembre
de 2011, hay diversas reflexiones:
(a) qué todo fue un engaño y que Humala se
hizo elegir por la izquierda cuando su plan era llegar al poder y aliarse con
la derecha, y allá los que nos creímos tamaño embuste;
(b) que Humala se acobardó a la presión de la
Confiep en representación de los grandes grupos económicos, de los poderosos
medios de comunicación encabezados por El Comercio y de la tecnocracia del
Estado que le pintaba opciones sobre el futuro, lo que lo habría llevado a
abandonar sus viejos aliado y a aceptar unirse a sus enemigos;
(c) que Humala nunca confió en nadie y que se
valió de los viejos nacionalistas para dejarlos luego en el camino, de la
izquierda que también fue echada como lastre y de la derecha con la que está
terminando en una gran pelea;
Todas
estas son hipótesis difíciles de tomar como una totalidad: la teoría del engaño
se debilita si se asume que hubo un real enfrenamiento de Humala con la
derecha, en la fase electoral que duró casi seis años, y en la que el afán real
fue destruir al que se veía como un peligro para el sistema. Mantener una
mentira como la que se dice es imposible y es casi acusar de ingenuidad a ocho
millones de votantes.
De donde
sigue la segunda teoría de la captura de Ollanta por los grupos de poder y su
doblegamiento ante ellos, que tiene elementos evidentes pero que no encaja
totalmente con los palos que soportó durante tiempo largo de los mismos con los
que se acerca al llegar al gobierno y ahora están a punto de echarlo a un lado
como algo que ya no les sirve.
Finalmente,
la tesis de la soberbia y el utilitarismo de los aliados es casi obvia, pero
explicaría muy poco si no se liga a las de los engaños y de las debilidades del
presidente ante los poderosos, que indican que si bien soportó la avalancha de
la derecha como candidato, no lo pudo hacer cuando tenía mucho más que perder
como gobernante.
Aquí hay
que convenir que es el sistema político, que permite ficciones de partido para
ganar las elecciones y no somete a los presidentes a ningún tipo de control de
parte de su partido de origen y sus electores, lo que permite que se traicione
brutalmente el sentido del voto y no le pase nada al que lo hace.
Humala ha
podido creer hasta hace muy poco que su gobierno era cuando menos de regular
para arriba, cuando podía mantener las tasas de crecimiento, celebrar cifras de
descenso de la pobreza y jactarse del funcionamiento de sus programas sociales.
En el 2014, esa ilusión cayó por los suelos y se convirtió en el gobierno del
final del falso “milagro peruano” (crecimiento por aumento de volúmenes y
precios de las exportaciones de materias primas), en el que rebrota la pobreza
por ausencia de cambios estructurales y en el que los mismos programas sociales
manejados tecnocráticamente empiezan a mostrar sus enormes fallas.
Pero lo
peor es que el gobierno ha sido acorralado por denuncias y escándalos de
diverso calibre que han permitido que sus nuevos adversarios, que se preparan
para reemplazarlo en el poder, le coloquen el cartel de la corrupción. De esta
manera el gobierno que pudo ser distinto, que pudo hacer reformas y abrir
caminos nuevos, está llegando al final como sus antecesores, sin éxitos reales
y con un pasivo de credibilidad que hace a la gente decir que todos los
políticos son iguales.
Y basta
ver lo que dicen las encuestas sobre preferencias para el 2016, para tener una
idea de que lo que viene después de Humala puede ser peor, sino
ocurren hechos extraordinarios que en el Perú siempre son posibles.
Publicadas por Raúl Wiener
sábado, junio 27, 2015
En vísperas de que la Corte Interamericana
de Derechos Humanos sentencie sobre las ejecuciones extrajudiciales ocurridas
durante la operación Chavín de Huántar del año 1997, los representantes del
Estado peruano siguen repartiendo condenas y amenazas sobre la parte civil
demandante en este proceso y los mismos magistrados que van a emitir su voto.
La posición oficial en este momento
es que en un lado de la balanza está el Perú y sus comandos, y en el otro algo
así como proterroristas o enemigos de la patria. Así que las decisiones y los
actos del gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, debemos tomarlos
tal cual, como si hubiese sido expresión del pueblo peruano. Porque de ese tema
se trata, si debemos comprarnos los hechos del fujimorismo en materia de
derechos humanos para imponer una regla de que no se investiguen las acciones
militares en las que existen temas de derechos humanos.
Este gobierno que ha traicionado
también a los militares, fraccionando su sistema de pensiones e incumpliendo la
palabra del presidente ante sus compañeros de armas, mantiene la peregrina idea
de que cerrando filas en los procesos referidos a la guerra interna reforzará
la cohesión militar en torno al gobierno. Olvida que en la línea de defensa del
Estado a partir del final del año 2000, se hizo un reconocimiento básico que
era que en el conflicto habían ocurrido excesos y había responsabilidades que
asumir.
En el caso de Chavín de Huántar, la
CIDH ya había determinado que sí existieron ejecuciones extrajudiciales que muy
probablemente provinieron de elementos externos vinculados al SIN, que
cumplieron la labor de no dejar con vida a ninguno de los secuestradores. Lo
que se está juzgando ahora es el cumplimiento del Estado peruano en profundizar
las investigaciones sobre estos sucesos y de buscar la sanción de los
responsables.
Pero ¿qué ha hecho el Estado al
respecto? Tratar de destruir las pericias iniciales, creando un sistema de
pericias sobre pericias; presionar a los jueces para que digan que no hubo
ejecuciones; presionar a la opinión pública para convertir este caso en una
defensa patriótica de los comandos, como si se tratara de personas intocables;
etc. Por supuesto que la CIDH ha visto y es consciente de este giro encubridor
que se ha desarrollado durante el gobierno de Humala, por lo que es probable
que su sentencia no sea favorable al Estado que se ha cerrado en esa posición
defensiva.
Presumo que Eguiguren quiso decir que
esta posición tiene demasiado flancos débiles y que puede perderse. Pero, oh,
escándalo. Los políticos con espíritu militarista como Adrianzén, Flores Araoz
o Martha Chávez, quieren ahora colgar al pesimista, como si en este caso se
tratara de un asunto de moral militar para el combate. Está clarísimo que si el
Estado pierde es porque hay problemas de derechos humanos no resueltos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario