¿POR QUÉ EL CARGAMONTON DE MEDIOS?
Pero
lo más lamentable es el papel que juega la denominada "gran prensa"
que no tiene por que llamarnos la atención tratándose del diario El Comercio o RPP o Cuarto Poder en América TV, etc. que controlan el 80% de la información.
En este contexto y marco, adjuntamos las notas del destacado periodista Raul Wiener para su conocimiento, reflexión y difusión:
LA PAREJA PRESIDENCIAL ESTÁ SOMETIDA A UNA INMISERICORDE OFENSIVA MEDIÁTICA
Raúl Wiener miércoles, junio 10, 2015
Un viejo silogismo decía más o menos así: a Humala no lo puede
atacar la derecha, porque él y su mujer son de derecha. Ayer, Nelson Manrique
nos ha recordado en La República, que la pareja presidencial está sometida a
una inmisericorde ofensiva mediática, y cuando se habla de carga montones de
medios, se está aludiendo a la prensa concentrada de derecha que es la única
que tiene ese poder.
Y otra vez, la pregunta es por qué el muñeco que los medios, los
empresarios y la pasividad de los partidos del Congreso, moldearon en años
hasta convertirlo en un dócil instrumento de las políticas que había prometido
modificar, es ahora apaleado y destruido en el último tramo de su gobierno. Hay
varias hipótesis para tratar de entender
la paradoja de la dureza derechista sobre el derechizado.
Una de ellas es que lo quieren igualar en podredumbre a sus tres
antecesores para llevar a la sociedad a la conclusión de que todos son
intercambiablemente corruptos, en otras palabras que el poder corrompe en el
régimen autoritario y en los democráticos, en las regiones y el gobierno
nacional, entrando por la izquierda o por la derecha a la presidencia. Humala
que proclamó la honestidad para hacer la diferencia ya no tiene diferencia.
Otra posibilidad es que se esté queriendo matar la siempre
presente tentación de que aparezcan candidatos “radicales”, que puedan ganarle
a los derechistas y moderados con propuestas que tengan apoyo de masas. La idea
de que este tipo de personajes desarreglan el escenario y obligan a costosos
esfuerzos para reconvertirlos. Nadie sabe si Humala sacó una ventaja material
del cambiazo de sus primeros meses en el gobierno, o si lo hizo de gratis. Pero
a estas alturas ya sabe perfectamente como paga la derecha esta clase de
favores.
Una tercera hipótesis es que el poder mediático está probando su
fuerza para provocar cambios políticos. Ya tumbó y llevó a la cárcel a
presidentes regionales, ya creó corruptos emblemáticos a punta de decenas de
titulares, mientras deja fuera del foco a los que no le interesa incomodar, y
ahora tiene en jaque a un gobierno que no sabe defenderse presionando a la
primera dama, que antes hacía gruesos alardes de poder. Es verdad que está en
marcha una maquinaria intimidante con la que nadie quiere meterse. Y ese es un
dominio que nadie ha tenido anteriormente en el país.
Tal vez las tres hipótesis quepan juntas y todo esté ocurriendo
de modo que la derecha se ha apropiado del espacio de la oposición del gobierno
que antes era su gobierno. O sea que cuando vayamos otra vez a elecciones la
población estará aturdida, porque si como muestran las encuestas, quiere un
cambio de 180º respecto a lo que está viviendo, se encontrará que los cambistas
de ocasión son los de la misma política económica y social de los últimos 25
años.
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08, 2015
Hay odio en el ambiente. Es entendible. No se puede negar que ha
habido dos Humala en relación a Tía María, uno que condenaba la represión y
apoyaba los reclamos de la gente para conseguir sus votos, y otro que hace
exactamente al revés, reprime a los agricultores y apoya a la Southern, como
presidente. Nadine ha escrito que la derecha no les perdona haberle ganado la
elección, pero se da cuenta de eso cuatro años después de haber convivido con
esa derecha política, económica y mediática, que quitó su soporte cuando
percibió que se acercaban nuevas elecciones.
En el pueblo no hay pena del final a cachetadas del romance de
Humala-Heredia con la derecha y hay clara conciencia que Tía María, facultades
extraordinarias y los nuevos paquetes económicos, reafirman el cuño neoliberal
de todo el proyecto económico de este gobierno y que las medidas de represión y
militarización no han sido replegadas, mientras Ollanta Humala sigue
confundiendo Estado de derecho con el papel de guachimán de las grandes
inversiones. En esas condiciones se puede contar cualquier historia sobre
Humala: que aún hoy es un chavista implícito, que se tiró el dinero venezolano
en su casa y en lujos de su esposa, que extorsionaba gobiernos regionales,
aunque varias de ellas carezcan de simple lógica.
Por supuesto que se trata de castigar el atrevimiento de llegar
al poder en contra del plan normal de los dueños del poder, aunque como
presidente haya hecho una mayordomía a favor del estatus quo. Lo mismo que le
hicieron a Susana para que ya no haya alcaldía progresista en Lima en muchos
años, se lo hacen a Humala-Heredia para que en el futuro, nadie juegue a
izquierdista en las elecciones. Todo eso está a la vista, pero lo cierto es que
nadie tiene ganas de decir una palabra para aclarar el asunto de la parejita.
Si se cae porque recibió dinero de Venezuela, qué importa porque es un traidor;
si eso de la red Antalsis que incluye a Nadine, suena a tontería, qué se hunda
igualito; si la derecha se obvia el programa económico y la represión, para hacer
que discutamos sobre la campaña 2006, qué más da, si le cae palo; si se tapa la
corrupción de García y otros, no hay problema porque Humala es el gobernante.
Y así. Oigo intelectuales educados decir que les parece que el
affaire Nadine, hasta donde se conoce, suena a mucha tontería, pero que a ese
par ¡los defienda su abuela!, que como sospechan está muertas. Es decir nadie
va a hacer nada por ellos, que no sea su abogado. Yo tampoco. Pero preferiría
que en el Perú se castigara la traición de ofrecer algo y hacer lo contrario,
de burlar esperanzas y de apalear y hasta matar a los que reclaman sobre las
viejas promesas. Para bajar el odio y la violencia, hay que empezar por cortar
con la mentira institucionalizada.
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Raúl Wiener domingo, junio 07, 2015
El diario que capitaneó la “conversión” de la pareja
Humala-Heredia al más crudo neoliberalismo, con el cuento de la Hoja de Ruta,
luego de haber sido la punta de lanza del fallido intento de devolver al
fujimorismo al poder, parece estar preparando otro spot como aquel de “El
Comercio nunca estuvo aquí”, pero esta vez no sobre la salita de Montesinos
sino sobre las relaciones con el gobierno nacionalista. “Nosotros nunca
influimos”, ni nos felicitamos con que el viraje de Humala no tuviera marcha
atrás, ni tuvimos que ver con ministros, lobistas que también son periodistas,
ni con empresas beneficiadas, etc.
Nada que ver, El Comercio, así como jamás colaboró con la
dictadura, luchó contra el golpe y jamás sacó ventajas para sus empresas, y
solo por casualidad escogió para primer director no Miró Quesada del diario que
encabeza el tropel de medios grandes y chicos con que atosiga el cerebro de los
peruanos, al asesor económico principal de ese período, ahora no se acuerda de
Castilla (el aliado de Nadine) e ignora a Segura (el de los paquetes fallidos),
porque ellos siempre combatieron el chavismo implícito que domina el país desde
2006.
Pero, digamos la verdad. El Comercio estuvo demasiado cerca de
Fujimori en los años en que la dictadura hizo sentir su mayor peso y en que se
cometieron sus peores crímenes (alguien lo recuerda en campaña sobre los
desaparecidos de La Cantuta y otros) y nunca sospechó que las privatizaciones
se iban convirtiendo en un grotesco robo a la nación. Sólo al final, lanzó un
pequeño canal por cable que acogió la denuncia sobre la falsificación de
firmas, que es de lo que tanto se enorgullecen.
De igual forma, el gran diario que sateliza a muchos otros,
celebró descaradamente el giro de Humala y editorializó varias veces para que
los partidarios de las viejas propuestas de Humala, resumidas en el Plan de la
Gran Transformación, comprendieran que el candidato en segunda vuelta los había
cambiado por una Hoja de Ruta, que no era lo que decían de ella, pero que
sirvió de pretexto para el continuismo. Esa burla a la inteligencia ayudó a
crear un discurso para escindir a Humala en distintas personas: el del 2006, el
de la primera vuelta del 2011, el de la segunda vuelta, el de los primeros
meses de gobierno y el que hasta ahora está en el poder. Este último fue su
producto aunque ahora no lo reconozcan. No lo creó un chavista sino un
miró-quesadista.
Finalmente, a esa señora elegante, de vestidos caros, zapatos y
carteras de marca, que nunca volvía a usar las prendas anteriores, la hemos
visto todos y hemos comentado que su reconversión política había sido rodeada
de frivolidad y arribismo (“borrachita de poder”, decía Isaac Humala). Pero a
El Comercio le pareció lo más normal, hasta la semana pasada en que el tema fue
otra manera de quitarse a Humala de encima. ¿Cuántos habrán aprendido la
lección y desde qué perspectiva?, ¿seguirá mandando para siempre El Comercio en
el Perú?
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