HA HECHO UN LLAMADO A LOS PARTIDOS MÁS
REPRESENTANTES DE LA DERECHA
La semana que paso ha sido el escenario de hechos que han alcanzado el nivel del escándalo. Pero lo que rebasó lo increíble, es la convocatoria que el ex presidente Alan García ha hecho a los “llamados partidos democráticos” con la finalidad de constituir un FRENTE en el que, él sería el candidato, que no tendría por qué llamarnos la atención tratándose del ex presidente que alucina que él es el llamado, el que los llevaría al triunfo. ¿Es posible que esto ocurra? ¿Qué hay detrás de todo este asqueroso tinglado?
El analista político Carlos Tapia manifestó a LA PRIMERA “que no quepa la menor duda que García desea comandar ese vasto conglomerado conservador, aunque no se sabe si lo logrará. ¿ cuál será el desenlace final de esta novela con guion paranoico y libreto esquizofrénico que recién empieza?Sobre el tema, una nota del destacado periodista Raúl Wiener que adjunto por su alto contenido reflexivo:
EL FRENTE DE
GARCÍA
Miércoles,
octubre 22, 2014
Tal vez, Alan García le quería decir
a Humala cuando le recomendó que asista a declarar a la comisión López
Meneses, que después de hacerlo bien podía plantear un amparo ante el juez
Velásquez para que anule la citación y sus declaraciones. En todo caso hay una
enorme desvergüenza en el primer desvergonzado del país al insistir en que hay
que colaborar con el Congreso, sobre todo si el presidente de la comisión es un
fujimorista figureti.
Evidentemente, García habla ya desde
el pedestal de la absoluta impunidad. Sería iluso creer que el partido de
gobierno que da casi lástima buscando votos individuales para pasar
apelaciones, pudiese tener la mayoría calificada para sancionar al
expresidente. Más aún que se atreverían a llegar a este punto. Por lo menos
para el ego colosal ya se creó suficiente enredo y dilación como para que
difícilmente le pase algo. Por tanto cabe decir que en el pacto que anda
buscando el componente impunidad es casi una redundancia.
El abrazo García-Castañeda-Kouri, que
es el núcleo del bendito pacto, es ciertamente una alianza como la que hacían
las familias mafiosas de Estados Unidos para repartirse territorios y
actividades. Es el recontra robas y haces algunas obras para tener contenta a
la gente. Lo siniestro de este trío es que los medios los cubren: el García
rico y arrogante, cargado de temas que nunca afrontó ante la justicia; el
Castañeda que camina con una pequeña banda por años que son sus operadores de
asuntos oscuros; y el rey del Callao que pactó con la delincuencia e inauguró
un cogobierno con ellos que ya va a cumplir veinte años. Todo esta a la
vista pero la gran prensa no ve.
¿Adónde
van?
Es obvio que la trilogía del mal de
la que hablaba Pablo Secada no es ningún frente que podría interesar a Alan
García. Con quién se juntan todos estos es el tema clave. Y el grandote ha
lanzado los dados. Podría ser con el PPC, que ya adelantó por boca de Lourdes
Flores que consideraría ir a un “frente liberal” con el alanismo y sus amigos,
que verdaderamente de liberales tienen bien poco. O con el fujimorismo, que ha
tomado la posibilidad como un mero juego político para ganarles la iniciativa.
En todo caso no es la primera vez que
García inventa “frentes sociales” y otras modalidades de aparentes aperturas en
períodos electorales, para bajar el perfil de su propio partido en la elección
y expresar preocupaciones “superiores” por las que se puede invocar una unidad
más amplia. García dice que su frente podría salvarnos de la recesión
económica, la falta de inversión y la inseguridad ciudadana. De esa manera sin
tener una sola idea de cómo sacar al país de sus problemas, García ya entró en
los temas críticos buscando aliados para enfrentarlos.
El escenario que antecede estos
movimientos del expresidente parece estar relacionado con una sensación de que
algunos actores calificados como la gran concentración mediática, la CONFIEP y
el grupo de principales empresas del país, se estará inclinando hacia la
candidatura de Keiko el 2016. Y eso, para García, son malas noticias que no
pueden ser contrarrestadas abiertamente. La experiencia del 2014 de entrar con
un candidato ganador y que no se les caiga a lo largo de una campaña rápida y
sangrienta, está dando pie a la idea de que lo que se hizo con Castañeda se
puede hace con Keiko Fujimori y hacerla empezar la disputa a una distancia
abismal de sus adversarios, a ver si alguien la alcanza.
El tema es que los grandes poderes
fácticos no pueden apostar a dos candidatos bajo este sistema y tienen que
tener una apuesta principal. Las movidas de García apuntan a abrir el juego,
antes que lo manden a escribir sus memorias, como dijo hace algunos días. Si
se quiere lo que ha cambiado con la última elección es apuntar a una victoria
de la derecha extrema en una sola vuelta, que les otorgue un poder total para
todo lo que tienen pendiente en varias áreas, especialmente en la laboral,
donde acaban de hacerse públicas las pretensiones de las grandes empresas para
arrasar los últimos derechos laborales.
García es un especialista en carreras
electorales complejas como lo mostró en el 2006 en el que del tercer lugar,
saltó al primero, luego de ablandar y convencer a los que habían apostado a
Lourdes que su candidata no servía para vencer a Humala. El cuento del frente
de García es un globo de ensayo para mostrar que existen otras posibilidades de
hacer del 2016 la gran fiesta reaccionaria que algunos anticipan.
Sin lugar para
los débiles
Hay un pesado espíritu de los años
90, flotando en el ambiente del país. Es como si todo estuviera preparándose
para que fujimoristas y fujimorizados, entren a la coyuntura electoral como si
estuvieran solos en la cancha. Toda la supuesta centro derecha se ha hecho leña
en las elecciones y el partido oficialista ha creído ilusamente que aludiendo
la elección podría salvarse de una derrota. De la izquierda mejor no hablar
hasta que aparezca algo coherente en ese lado del escenario político. Entonces
todo parece DBA. Y si vemos algo que parece esgrima y falsos coqueteos entre
sus miembros es porque están discutiendo como repartirse la torta que creen que
ya es suya.
El frente de Alan es un intento por
no perder espacio político. Y si hay algo que nadie le va a negar al grandote,
es su sexto sentido político.
22.10.14
Publicado en Hildebrandt en sus Trece
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