Carabayllo merece un buen alcalde. No un candidato que sale
elegido por un partido y termina arrodillándose a la gestión de turno. No un
candidato que como regidor dejo de ejercer su función fiscalizadora como lo
señala la ley. No un candidato que empezó criticando a la gestión y luego pacta una alianza en
contra de los intereses del pueblo que lo eligió. Eso es oportunismo electorero,
químicamente puro. Carabayllo se merece un alcalde con ideas claras, proyectos sostenidos y sustentables
y que cuente con un buen equipo de trabajo.
Por otro lado, quien quiera gobernar un pueblo como Carabayllo,
debe tener una sólida preparación con
ideas claras sobre lo que quiere Carabayllo.
Y a mi parecer, Don Armando De La Cruz no es el alcalde que se merece Carabayllo. Lo
que ocurre es que don Armando está obsesionado
por ser alcalde de Carabayllo pese a no saber si será el candidato del partido APP.
En Carabayllo, el Partido de Cesar Acuña, el candidato que dijo que
nunca había leído un libro, tiene dos precandidatos: Marcos Espinoza y Armando
de La Cruz. Al final, solo uno será el elegido candidato del Partido que lidera
Cesar Acuña. Mientras tanto, esperar, esperar y continuar pintando muros y
paredes.
En el partido de Cesar Acuña, (que incurrió en plagios en la tesis que
presentó en el 2009 a la Universidad Complutense para obtener el grado de
doctor) todo aquel que pretenda
convertirse en candidato antes tiene que hacer méritos: pintar muros y paredes,
luego demostrar solvencia económica y al final mientras no son nominados
candidatos están prohibidos de publicitar sus nombres. Los mismos métodos de la
banda que lideraba el chino rata.
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