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De no aprobarse la ley que deroga la no
reelección inmediata esto podría ser el
resultado, aun cuando en el futuro el escenario en la que se desplazarían los
candidatos cambiaría radicalmente si los
mencionados candidatos persisten en
llevar en sus listas a excandidatos ligados al hampa aprofujimorista.
En efecto, la soberbia que
caracteriza a algunos candidatos les impide
ver con claridad que una elección no lo decide el dinero, menos el
candidato o el partido. Quien en última instancia decide
una elección es el elector. No quieren entender que los carabayllanos son
pobres pero no idiotas.
Por ende, en este marco y contexto
juega papel importante el con quien va
el candidato.
No debemos olvidar que en la última elección
municipal, un candidato favorito perdió las
elecciones por su entorno. Al parecer el
mencionado candidato no ha aprendido la lección, insiste en rodearse de personajes que terminaran restándole votos. Y una elección
se gana con votos. Bueno pues, reza un
dicho, Dios le da barba a quien quijada no
tiene.
Por último, si los electores votaran
por coherencia doctrinaria, la mayoría de los aspirantes a suceder a Rafael Álvarez
alcalde de Carabayllo no pasarían. Sin embargo, los triunfos y derrotas en las urnas reflejan
las rutas ideológicas, las divisiones de
los partidos tradicionales, el surgimiento y la apuesta por candidatos independientes.
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