POR EL DELITO DE APOLOGIA DEL TERRORISMO
La
Comisión de Ética del Congreso aprobó por mayoría abrir investigación contra
los congresistas Marco Arana y Justiniano Apaza por presunto delito de apología
del terrorismo
La actitud asumida por la mencionada Comisión es una vergüenza, es la forma más estúpida de
hacer política.
Por tanto, al margen de posibles
diferencias, lo que queda es cerrar filas frente a un hecho que consideramos
atenta contra nuestra incipiente democracia.
No podemos tolerar que se trate de
amordazar a quienes han decidido asumir el papel fiscalizador.
La pregunta ¿Qué se puede esperar de la hampa política aprofujimorista
integrada por lavadores activos, mediocres con Título universitario,
falsificadores de Título, evasores de impuestos, traficantes de la educación,
tránsfugas, etc. etc.? ¿Qué se puede esperar? Es brutalidad, torpeza, insulto,
bajeza.
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INQUISICIÓN FUJIMORISTA
En lugar de investigar y mandar a juicio, camino a la
cárcel, a Alan García, el fujimorismo ha decidido lanzar en el Congreso una
campaña de odio y persecución contra la izquierda. Ahora el blanco principal es
Marco Arana, líder de Tierra y Libertad, y portavoz del Frente Amplio en el
Congreso.
Ayer, la Comisión de Ética del Congreso aprobó por
mayoría abrir investigación contra los congresistas Marco Arana y Justiniano
Apaza por presunto delito de apología del terrorismo. Fuerza Popular y el Apra
se han aliado también en este descabellado caso. Mauricio Mulder, al borde de
un ataque de nervios por las pruebas que van apareciendo sobre los lazos de
Alan García con la red de corrupción de Odebrecht, ha llegado a decir que el
Frente Amplio es un topo del terrorismo.
La investigación contra Arana se basa en difusión de
un video sobre el rescate de los rehenes que el MRTA tenía secuestrados en la
embajada de Japón, video en el que se empleó una imagen de los funerales
–realmente masivos– de la senderista Edith Lagos. Conocido el hecho, Arana lo
calificó de “gravísimo error” y anunció investigaciones internas del Frente
para sancionar a los responsables.
El caso de Apaza es distinto. Se le denuncia por haber
expresado que los comandos de Chavín de Huantar no eran héroes y que algunos
presos –no los presos– del MRTA eran presos políticos.
Nada de eso configura apología –es decir, elogio o
defensa del terrorismo–.
Arana respondió ayer, en conferencia de prensa:
“Son ellos los que tendrían que estar rindiendo
cuentas por la forma cómo la Comisión de Ética encubre a reos contumaces, narco
congresistas que están denunciados por lavado de activos. Eso es lo que la
Comisión de Ética tendría que estar viendo y no desatando una persecución”.
“Intentan colocar una mordaza a quienes representamos
los intereses y la voz legítima del pueblo peruano contra la corrupción,
injusticias, centralismo y todos aquellos que promuevan cualquier forma de
terrorismo, sea estatal o subversivo”.
Verónika Mendoza, la excandidata presidencial del
Frente Amplio, se pronunció en defensa de Arana y Apaza: “Basta ya de
persecución a las izquierdas. Basta de autoritarismo”, expresó.
Por su parte, Marisa Glave, de Nuevo Perú, declaró:
“Desde un sector de la derecha y el fujimorismo se pretende asociar de manera
estigmatizante a la izquierda con el terrorismo”.
La ofensiva reaccionaria es una prueba de cuán
necesaria es la unidad de la izquierda peruana, que bien podría adoptar el lema
de Lincoln: “O marchamos juntos o nos cuelgan separados”.
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