SANDRO MARIATEGUI CELEBRA: “PALMAS PARA HUMALA Y
SEGURA”
Su comentario: "Me
retracto sobre mis críticas a Segura. Si bien sigo creyendo que CADE era el
sitio perfecto para estas reducciones impositivas (que debió hacerlas su
antecesor Castilla hace rato), aplaudo su decisión: mientras Venezuela y Chile
suben impuestos en pleno desaceleramiento y ahogan sus economías (Vitocho
patinó feo al elogiar a Chile), Perú los baja para descongelar demanda. Si bien
fue algo tímido (debió bajar ya a 25% el IR de tercera y a 5% los IR de cuarta
y quinta en ese tramo), el camino es el correcto. Ollanta bajando impuestos…
Digno de aplauso".
A continuación, sobre el tema, el
comentario de Raúl Wiener
Si se seguía los titulares de La
República, del 20 al 22 de noviembre, la impresión que cualquiera podría sacar
era que en el Perú se había producido un milagro. Los que menos ganan en este
país habrían recibido, según el titular, un inesperado y adelantado regalo de
fin de año, porque el gobierno de Ollanta Humala había decidido bajarles el
impuesto a la renta. O sea, justicia tributaria de parte de un gabinete que
venía aprobando, paquete tras paquete, disposiciones para recuperar la
“confianza” de los empresarios, haciéndoles todo tipo de concesiones como si
fueran los únicos involucrados en sacar al país de su actual estancamiento
económico.
Pero el día domingo 23, el mismo
diario, con la misma cara, tituló sin embargo “Abren ventana para despidos
masivos”, y el lunes extendió su crítica a la rebaja de tributos a las grandes
empresas que antes aparecía como un detalle del recorte a los impuestos
personales, cuando era exactamente al revés. A veces uno no sabe si molestarse más
con la crudeza conque El Comercio y su patota proponen una economía en la que
los grupos más grandes (incluidos ellos mismos) marcan la pauta, o con el
diario de Camaná que puede titular un día a favor y otro en contra del mismo
plan de medidas económicas.
El día en que hablaba de los que
“menos ganan” pagando menos impuestos, lo cual dicho sea de paso es inexacto
porque los que menos ganan en realidad están fuera del alcance de los impuestos
directos como el de la renta (¿de dónde sacarían para pagarlo), ya estaba
también incluida en la bolsa la rebaja de varios puntos en el impuesto de las
empresas, que como ha demostrado Humberto Campodónico en el propio diario La
República va a recaer en más del 50% en las 240 más grandes empresas, porque
aquí no rige ninguna escala progresiva para que favorezca a los negocios
medianos y pequeños.
Como se entenderá fácilmente dos
puntos menos de tasa impositivo para empresas con ganancias sobre 500 o mil
millones de dólares (piénsese en Telefónica, Yanacocha, Southern, Plus Petrol y
otras), es mucho dinero (30 o 60 millones de dólares), mientras que para
empresas que van de 500 mil a un millón de soles se estaría hablando de 30 mil
a 60 mil soles. Es obvio en quién se estaba pensando con la idea de poner
dinero del fisco para la reinversión. Y por supuesto que ninguna de estas
cifras se relaciona con el beneficio que puede representar unos 50 o 100 soles
más en el ingreso mensual de las capas medias que se beneficiarán con la otra
rebaja tributaria. Y que, por cierto, no mejorará ni un pelo la situación real
de los que “menos ganan”, los informales, la mayor parte de la población rural,
etc.
Ciertamente que el problema va más
allá. Porque todo el año, el gobierno y los editorialistas de la gran prensa,
han argüido, cada uno a su manera, que el problema con la inversión, no era que
faltara plata a los potenciales inversores, sino que necesitaban “confianza”
bajo la forma de desregulaciones y flexibilizaciones ambientales, culturales
(protección del patrimonio), laborales y otras al junto de las empresas.
Al final, el recurso utilizado ha
sido privar de ingresos al Estado, para ver si con esos recursos, los dueños
del capital se animan a invertir. En otras palabras las concesiones están
saliendo con plata encima como para
probar que la línea matriz que adoptó este gobierno cuando le entregó la
conducción de la economía a la tecnocracia, no ha variado en nada esencial, ni
ha pasado a priorizar a los que menos ganan, aunque sí vive preocupado de
envolver sus decisiones en un papel de regalo que el evite choque fuertes con
el resto de la sociedad.
Planes antilaborales
El viernes, en plena euforia por la
novedad en la rebaja de impuestos, el gobierno soltó dos nuevas medidas que
deben ser pare de una reforma antilaboral mucho más amplia que todavía está
saliendo al tanteo, para ver que reacciones suscita y si genera resistencias
duras. En el reciente CADE había un clamor empresarial para una
contrarrevolución laboral (la segunda en el último cuarto de siglo), y dejarse
de vainas de seguir negociando en el Consejo Nacional del Trabajo con los
gremios sindicales un acuerdo imposible en el que la Confiep y sus pupilos
quería más recortes en los derechos de los trabajadores y la CGTP, la CUT y
otros pedían ilusamente equilibrar la balanza con la devolución de parte de los
derechos conculcados.
Ante eso, el ministro Segura anunció
tímidamente que ya venían las medidas, pero no dijo cuales, como si temiera
quedarse en el punto medio sin satisfacer a nadie. Y tal vez por lo mismo
avanzó primero la ficha de los impuestos, con el confusionista enunciado de que
era un obsequio a los consumidores, dejando para el tercer día la nueva
autorización para despidos masivos en empresas con problemas económicos, de la
que hablaba el titular de La República, con un nuevo mínimo para la reducción
del 5% (antes era 10%), que significa que una empresa con 100 trabajadores
puede sacar desde 5 trabajadores por razón técnica demostrada.
Otra norma, permite convertir los
aumentos en las remuneraciones, hasta un 20% en bonos no afectos a los
descuentos por seguridad social, pensiones, CTS y gratificaciones. La idea
evidente es que poco a poco se consolide el criterio de que lo que más conviene
para conseguir aumentos, será ir renunciando a derechos ya ganados como la CTS
de un sueldo completo por año y las dos gratificaciones anuales que permitían
recibir 14 sueldos anuales. Un dato adicional es que esta norma incluye un
acápite orientado a reducir las funciones de los inspectores de trabajo que
visitan las empresas, de manera que se melle el control de la correcta
aplicación de los bonos.
En resumen
Lo que es claro es que no ha habido
ningún viraje de la política económica desde el fugado Castilla hasta el
estoico Segura. Pero el encargo que a este último le ha tocado ejecutar, es
adoptar medidas que apuntan a lo que García Miró de la Confiep ha definido como
la dirección correcta, aunque como anota falte muchísimo más. El del mechoncito
estaba quizás demasiado desgastado para esta etapa de la política económica.
Y, a todo esto, todo este debate
sobre paquetes y medidas de ajuste que van saliendo entre uno o dos cada mes,
se explicaba porque había que reanimar la economía que ha reducido la velocidad
de su crecimiento a un tercio. La verdad es, sin embargo, que ninguna de las
medidas ha movido los indicadores macroeconómicos ni una décima de punto. La
crisis internacional sigue ahondándose y los mercados para nuestros productos
estrechándose, mientras los flujos de inversión se dirigen cada vez menos a
Suramérica. Frente a ello, el Perú está jugando a enamorar empresarios no sólo
reticentes a invertir donde no ven la ganancia, sino para comprender el
escenario político en el que plantean sus cada vez más descaradas
exigencias.
01.12.14
Publicado en Hildebrandt en sus Trece
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