LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO (OIT) SE HA
PRONUNCIADO Y LE HA DEJADO LAS COSAS CLARAS.
FUENTE: LA MULA
No creo que la competitividad y la productividad de un país pasen
por la reducción de salarios ni por la reducción de las condiciones de trabajo", afirmó Guy Ryder, director general de
la OIT durante la
ceremonia de inauguración de la 18º Reunión Regional de dicha organización.
Esta fue la respuesta a los gremios empresariales que piden reducir la doble
gratificación de los trabajadores (julio y diciembre), el pago y días de las
vacaciones y la CTS. Ellos consideraban a estos derechos adquiridos unos
"sobrecostos".
De esta manera, lo que pretenden es que las ganancias de las
empresas vayan casi exclusivamente a los dueños de estas. Para los
trabajadores, solo quedaría lo mínimo y suficiente para subsistir. A inicios de
año, César Peñaranda, jefe de estudios económicos de la Cámara de Comercio
de Lima, pidió la flexibilización laboral. "En otros países los trabajadores se ganan su derecho a
vacaciones, no es que apenas ingresan tienen un mes de vacaciones. Ese
porcentaje va aumentando conforme los años que tienen”, afirmó.
Como vemos, algunos empresarios ven en los derechos laborales un
obstáculo. No entienden que desde el momento en que una persona es trabajador
de una empresa ya tiene derechos que le corresponden como tal. Esa es la
formalidad que deberían pedir (el respeto de los derechos), no al revés, ya que
ellos sostienen que la única vía para tener más empresas formales es bajando
los estándares en derechos laborales.
El representante de la OIT recuerda que es ilegítimo cuestionar
los derechos de los trabajadores. Pero la lógica de la competitividad termina
venciendo a los empresarios quienes insisten con la flexibilización.
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Por Raul Wiener
LA JUVENTUD NO MERECE DERECHOS
No han sido solo los congresistas
Carlos Bruce y Luciana León, los que votaron sin leer la nueva ley sobre empleo
juvenil y luego anunciaron que estaban rectificándose, aunque el mal estaba
hecho y Humala se apresuró en refrendar la norma y enviarla para su publicación
en El Peruano. También está el titular de domingo de un diario de Lima
celebrando que se crearían 263 mil puestos de trabajo para jóvenes y que una
semana después se había pasado a denunciar el contrato de trabajo sin derechos,
que se le está imponiendo a las personas hasta los 24 años.
Ayer, el columnista que piensa que
acumular edad y seguir en la lucha es un demérito (es lo único que puede decir
contra Lévano), pretende que el tema de la ley sobre el empleo juvenil se
resuelve con el dicho: “no hay peor empleo que aquel que no existe”, que en
buena cuenta podría servir para justificar cualquier modalidad de esclavismo.
Porque efectivamente es “mejor” tener siquiera un lugar donde dormir y comer a
no tener nada, pero eso no cambia la brutal relación de poder que este sistema
representaba entre el amo y los que estaban sometidos a su férula.
O sea, el jovencito, que acaba de
cumplir 50 años, no sólo es hostil a las personas mayores por el sólo hecho de
serlo, sino que también es despectivo de los jóvenes. Que se queden sin
gratificaciones y compensación por tiempo de servicios, que carezcan de seguro
social y seguro en el empleo, que sus vacaciones sean la mitad de días que los
mayores, etc., no tiene importancia si va a hacer que las empresas los
contraten. Perfecta ignorancia de bocón, porque ni siquiera estamos en etapa
expansiva de la economía, y lo que van a tratar de hacer las patronales será
con certeza, el reemplazo de personal con derechos (más caro) por el juvenil
con derechos recortados (más barato)
¿Por qué el ser joven va a merecer un
trato discriminatorio? Recuérdese que Kuczynski se entusiasmo tanto con el
principio, que propuso ampliar la condición juvenil hasta los 30 años. Y, por
lo que sé, en las fábricas suele considerar los 35 años como el límite de la
mayor potencia productiva, y los empleadores buscan reemplazar a los que llegan
a esa edad por otros más jóvenes. Ahora lo bueno, para las empresas, es que los
reemplazos representarán en perspectiva un ahorro adicional que nada tiene que
ver con “reactivación” o “nuevas inversiones”, sino cómo abaratar aún más el
componente de fuerza de trabajo en los productos o servicios que sacan a la
venta.
Habría que ser muy ingenuos como para
imaginar que el machetazo lanzado sobre el empleo juvenil, se va a quedar ahí
nomás donde está. Ya García Miró dijo que este era un pequeño paso en la
dirección correcta, pero que faltaba mucho más.
17.12.14
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