martes, 17 de marzo de 2015

¡HOY ENTERRAMOS A UNA BUENA MADRE….! DOÑA LUISA AYALA

¡NOS DEJÓ HACE TRES DÍAS...!
Hoy asistí al entierro de una buena mujer, madre de mi querida esposa. La capilla en la que se velaba estaba repleta de gente, amigos, hermanos, sobrinos, y familiares.
De su entierro me impactaron varias imágenes, que se quedarán grabadas en mi memoria mucho tiempo. Una de ellas es el lugar en donde fue sepultada, un cementerio ubicado en la falda de un cerro, donde solo se entierran  los más pobres de nuestro distrito. Otro, el lugar asignado para sepultarla, encima del ataúd de esposo fallecido hace muchos años. Un lugar que para llegar tenemos  que obligatoriamente pasar sobre varios ataúdes por no existir pasaje alguno para el tránsito. Finalmente, el gentío que abarrotaba el cementerio.
Luisa Gutiérrez, así se llamaba, no era una persona pública, pero si tenía muchos amigos y personas que lo apreciaban, de distintas y diversas sensibilidades. En el funeral había de todo, creyentes y agnósticos reconocidos, personas con patrimonio y personas muy humildes. No estaban allí por motivos materiales, estaban por convencimiento y para despedir a una  buena persona que, entre otros, creía y practicaba el valor de la amistad.
De ella conozco muchas cosas buenas.  Claro. Es cierto. Tenía defectos, como todos los tenemos. Tenía humor y gracia. Una forma especial de ser que la hacia diferente. 
Sufrió  un terrible accidente que lo llevo al hospital del que nunca salió. Aparecieron otros males que le complicaron su salud que soporto de forma ejemplar, pero  pese a rodo no pudo ganarle  la batalla a la enfermedad que finalmente le provocó la muerte.
Podría continuar recordando anécdotas  de la agitada vida de doña Luisa, asumido con mucho coraje  hasta los últimos momentos, pero creo que quienes lean estos párrafos terminaran convencidos que el día hoy enterramos a un gran mujer, a una madre ejemplar, a una buena persona, que se esforzó por sacar adelante a su familia pese a las dificultades económicas que tuvo que enfrentar, valores que extrañaremos por siempre.

Adiós doña Luisa y cuídate mucho porque no sabemos que hay más allá de la muerte. 
 
 

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