ENTONCES ¿QUE CELEBRAMOS?
¿Que celebramos? ¿El incumplimiento de las promesas electorales, la falta de claridad del mensaje presidencial, la continuidad del modelo, la corrupción evidente?
Otro aniversario patrio en los que te obligan a izar la bandera rojiblanca que no
significa absolutamente nada para
festejar una fecha en la que no percibimos cambió alguno pero si un descontento en crecimiento. La
situación se complica, el desborde popular se expande. LA MARCHA TOMA LA CALLE programada para los días
27 y 28 de julio así lo demuestran..
En su mensaje presidencial el presidente Ollanta nos dice que estamos bien, que
han crecido las exportaciones, que se han incrementado las inversiones, que el
crecimiento económico es excelente.
Sin embargo, no vemos mejoría alguna. El crecimiento es injusto, no llega a todos y la bonanza minera cuyos precios han empezado a descender no está siendo bien utilizada. Los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.
Lo que el pueblo reclama es que el gobierno no siga rematando el país, que las grandes empresas no se lleven todo. Que no todo sea desocupación, hambre, injusticia, mortandad infantil, delincuencia, prostitución y abandono de los pueblos del interior del país.
Lo que el pueblo reclama es alternativas al neoliberalismo y a la globalización verdaderos causantes de la pobreza e injusticia.
Lo que el pueblo reclama es el rechazo al neoliberalismo fracasado convencido que es posible el nuevo amanecer de los pueblos, por los que lucharon y soñaron Túpac Amaru, Bolívar, Martí, El Che y tantos millones de latinoamericanos que han regado con su sangre ese camino de esperanza.
Basta recordar las grandes jornadas de lucha contra la dictadura fujimontesinista, en donde particularmente las provincias del interior del país demostraron coraje, forjando sus propias organizaciones de masas y convencidos que sin lucha no hay victoria. Es así, como los Frentes de Defensa, los Frentes Cívicos, las Coordinadoras, fueron los que impulsaron las luchas masivas, contra el tirano.
Sin embargo, no vemos mejoría alguna. El crecimiento es injusto, no llega a todos y la bonanza minera cuyos precios han empezado a descender no está siendo bien utilizada. Los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.
Lo que el pueblo reclama es que el gobierno no siga rematando el país, que las grandes empresas no se lleven todo. Que no todo sea desocupación, hambre, injusticia, mortandad infantil, delincuencia, prostitución y abandono de los pueblos del interior del país.
Lo que el pueblo reclama es alternativas al neoliberalismo y a la globalización verdaderos causantes de la pobreza e injusticia.
Lo que el pueblo reclama es el rechazo al neoliberalismo fracasado convencido que es posible el nuevo amanecer de los pueblos, por los que lucharon y soñaron Túpac Amaru, Bolívar, Martí, El Che y tantos millones de latinoamericanos que han regado con su sangre ese camino de esperanza.
Basta recordar las grandes jornadas de lucha contra la dictadura fujimontesinista, en donde particularmente las provincias del interior del país demostraron coraje, forjando sus propias organizaciones de masas y convencidos que sin lucha no hay victoria. Es así, como los Frentes de Defensa, los Frentes Cívicos, las Coordinadoras, fueron los que impulsaron las luchas masivas, contra el tirano.
Ante el incumplimiento de las promesas electorales, ante la
falta de claridad en el discurso
presidencial, ante la continuidad del modelo, ante la corrupción
evidente, el pueblo del Perú se ha visto
obligado a retomar sus movilizaciones y luchas que no hacen sino expresar la
continuidad en su decisión de seguir luchando por sus reivindicaciones más
sentidas. Los bloqueos de carreteras, la toma de locales, el enfrentamiento con
las fuerzas represivas, junto a otras formas de lucha, así lo confirman.
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