NUEVO ROSTROS ADEMAS DE MAYORES DE 70 AÑOS CON VIEJOS VICIOS Y VIEJAS
PRÁCTICAS
En
medio de su más profunda crisis de identidad, la izquierda presenta su lista de candidatos al Congreso:
rostros nuevos y mayores de 70 años con
viejas vicios y viejas prácticas, que lejos de sumar restaran votos, agudizando su
declive político y electoral que padece y que hará que todos los medios de
lucha de nuestro pueblo se justifiquen.
La
izquierda así, con los mismos que intentaron descabezar a Veronika, quizá no
supere el 5% como lo da a entender la siguiente nota:
LA
IZQUIERDA DE UN SOLO DÍGITO
La izquierda
dividida ha presentado sus candidatos a elecciones las primarias. Sería
interesante que, como dicen prever algunos, entre los ganadores se midan para
constituir un frente totalizador de la izquierda que tenga mejores
posibilidades y, quién sabe, mejores resultados en las próximas elecciones que
los que ha venido obteniendo históricamente y en los últimos lustros en
particular.
Y es que subsiste
un problema: sumada la intención de votos que tienen todos los movimientos,
partidos y clubes de izquierda, quizás apenas superan el 5% -dependiendo de
cómo se mida. ¿Cómo se explica que la izquierda sea electoralmente tan
insignificante en un país con las tremendas desigualdades de riqueza y sobre
todo de oportunidades que presenta el Perú? ¿Cómo se explica que en un país con
un 30% de personas viviendo debajo de la línea de la pobreza y otro 25% de
personas que ya no son pobres según algunos indicadores pero que pertenecen a
la llamada clase media vulnerable (eufemismo del BM para decir que si uno se
resfría se convierte en pobre otra vez)?
Sorprende que un
movimiento que se define a sí mismo en cuanto lo que busca es reivindicar a las
mayorías marginadas y satisfacer sus necesidades no constituya una opción entre
esos a quienes pretenden reivindicar. O por lo menos representar. ¿Qué está
pasando?
En la entrevista que le hace Pedro Salinas a Verónika Mendoza, de ningún modo
puede acusarse al periodista de intentar “bajarse” a la precandidata, ni de
agredirla o intentar poner palabras en su boca (como sí cabría hacerlo con
otros colegas). Y, sin embargo, las respuestas de Verónilka no terminan de
cuajar. ¿Es que yo no soy su “mercado objetivo”? ¿Y quién lo es? ¿El 5% que ya
tiene?
Pero, para que las
cosas llegaran hasta donde están, que en un país tan desigual como el Perú y
aún con tanta pobreza la izquierda no alcance un 6% de intención de votos
cuando más del 50% son sus electores potenciales (pobres y clase media
vulnerable). ¿Qué fue lo que pasó?
¿La caída del Muro
de Berlín y el fin de la Unión Soviética fregaron a la izquierda? Ambos, muro y
URSS, se cayeron en Europa y allá hay una izquierda poderosa, moderna e
influyente que siempre llega a las finales y, más importante, las gana. ¿El
terrorismo salvaje de Sendero y el MRTA dañaron y estigmatizaron a la
izquierda peruana? Grupos terroristas de izquierda ha habido por toda América
Latina y España donde, aún con los etarras comunistones, tuvieron gobiernos de
izquierda. ¿No hay partidos políticos? La derecha tampoco pero sus tres
candidatos suman casi 40% de la intención de voto. ¿Los medios de comunicación
han impuesto un sentido común antagónico a los valores de la izquierda y la han
demonizado? Los lectores son poquísimos en el Perú y la penetración de los espacios
periodísticos o propagandísticos de derecha tiene un alcance muy limitado. ¿La
concentración de medios? El candidato de El Comercio siempre pierde. ¿Humala
los traicionó y su gobierno fallido, aunque sea derecha es percibido como si
fuera de izquierda? Cuando Javier Diez Canseco y Susana Villarán perdieron con
menos de 1% de los votos cada uno ni Humala había sido presidente ni Villarán
alcaldesa.
¿No será que la
izquierda se ha encapsulado al punto en el que se habla siempre y solo a sí
misma cuando a quienes debe convencer estamos afuera? ¿Será que cuando alguien
de afuera osa disentir o criticar (incluso con la mejor intención) es
desestimado por ignorante, burro o superfluo? Sus votos ya los tienen. ¿Cuándo
nos piensan incluir? ¿En un par de años, cuando hallan ordenado la casa o el 5%
se convierta en 2% y hayan perdido la inscripción?
Colofón
Hace algunos meses
apareció un video en Youtube que intentó dar la impresión a la ciudadanía de que la izquierda
estaba gestando cambios y renovación. Pero de pronto, al lado de donde se
encontraban grabando pasó caminando Hugo Blanco. Para hacer la historia corta: Blanco
aparece cerrando el video y levantando un puño al grito de “¡Pachamama!”. Si lo
hubieran puesto al principio hubiera estado bien, pues es de allí que viene la
izquierda, pero lo pusieron al final y el mensaje con el que uno se quedaba
era: “caras nuevas, sí, pero nada ha cambiado”.
En una época
marcada por el cinismo, la frivolidad, el éxito medido en ingresos económicos,
de fugacidad, de Combate y Esto es Guerra, de sensualidad exacerbada, de la
Internet entendida como una ventana al mundo consumista de hoy, una era de
cortoplacismo extremo, de inseguridad y linchamientos ciudadanos, de más de 30
millones de celulares (6 millones de ellos smartphones); en esta época, digo,
en el Perú, los valores de la izquierda como solidaridad, empatía, sacrificio,
largo plazo, inclusión, compañerismo y sostenibilidad… no pegan muy bien pues.
Ya es hora de
rediseñar el mensaje para que sintonice con los deseos, necesidades,
aspiraciones y urgencias reales de las personas. La retórica y la poesía y el
amor y la ternura parecen el discurso ¡de la Tía Susy! Y el efecto en la
audiencia es mucho peor cuando comprueba que dentro de la misma izquierda, esa
que predica todos esos valores “pasados de moda”, no son respetados y se
ahorcan unos a otros por figurar.
¿Quieren más
votos? Convenzan entonces a quienes no están en ni pertenecen a su círculo y que
no se conmueven ni emocionan con las imágenes y las palabras de los próceres de
la izquierda. ¿Quieren ser una opción real? Explíquenle a las personas, en su
propio lenguaje y no el que usan en sus asambleas interminables, cómo afectarán
su calidad de vida. ¿Quieren tolerancia? Sean tolerantes. Hay que aterrizar la
propuesta según cada público (como García o Humala, pero sin mentir) porque de
eso se trata hoy, ni las necesidades ni las aspiraciones son iguales en todas
partes.
¿Que no es el
estilo? ¿Que traiciona su tradición, valores y ética? Bueno, tienen 50 años
repitiendo la misma vaina y no ganan. Y alguien muy inteligente solía decir que
la definición de locura era hacer siempre lo mismo esperando un resultado
diferente.
[Este artículo
apareció en tres entregas en el Diario Perú21 los días 07-08-09 de
setiembre de 2015]
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