lunes, 9 de febrero de 2015

¿CULPABLE O CARGAMONTON CONTRA NADINE HEREDIA?

LA PREGUNTA ¿QUIÉN O QUIENES ESTÁN DETRÁS DE TODO ESTE ASQUEROSO TINGLADO?
Para todo hay una explicación y en este caso también los hay.  Si Nadine hubiera salido  a aclarar cada uno de los cargos que se le hace, no estaría en estos momentos enfrentando el cargo montón  aprofujimorismo.
Lo que tiene que hacer NADINE, es confrontar con pruebas y responder  cada una de las acusaciones,  su gran error fue esquivar cuando se le fueron encima los medios y la oposición.
Lo que ocurre es que Nadine Heredia se ha convertido en blanco de vapuleos y amenazas desmedidas ante la posibilidad que podría convertirse en una potencial candidata presidencial. No lo quieren como presidente  pese a que la DERECHA le debe de estar agradecida.
Cabe anotar, que la Constitución del Perú no le impide. Eso les da miedo, les causa pánico, les ha provocado un profundo nerviosismo y más de un temor, por ello el cargamontón  contra Nadine Heredia la Primera Dama de la Nación.
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Por Juan Carlos Tafur
Si en su momento Nadine Heredia hubie­se aclarado con contundencia que no iba a ser candidata presidencial y no se hubiera embelesado con la ambigüedad para responder cada vez que le preguntaban del tema, hasta hoy podría seguir fungiendo de Premier en la sombra, con inmensos niveles de popularidad y dedicación especial a las tareas de inclusión social que, a través del Midis, este gobierno ha sabido impulsar con gran impacto.
Pero los errores se pagan y en política suelen ser caros. Hoy ya no es la figura carismática, imbuida de cierto aire triunfal y fuera de toda controversia que en algún momento pudo ser. Su directa participación en el apartamiento del poder de la izquierda, el nacionalismo y la fami­lia de Humala (tarea solo ensombrecida por el exceso cometido en contra de un hombre probo como Javier Diez Canseco) eran su gran activo, pero sus errores han diluido tales méritos y a la fecha se cuestiona con razón si tiene las habili­dades políticas que se le atribuían.
Sería fatal que la escalada de denun­cias que soporta en estos momentos encuentre el silen­cio como respuesta, porque las denun­cias patrimoniales, accionariales y polí­ticos que la agobian la han convertido, increíblemente en uno más de los tan­tos flancos débiles que el gobierno exhibe con especial fruición.
Lo que en verdad le correspondería –como des­de esta columna sugerimos- es que renuncie tem­poralmente a cualquier posible retorno a la escena política del Ejecutivo. Si antes se cuestionaba ello, hoy resulta imperativo. Su presencia ya no ayuda a su esposo, el Presidente, sino que lo perjudica.
No solo ello. También debería apartarse de la presidencia del nacionalismo, cargo que ocupa manu militari gracias a la docilidad de los na­cionalistas. Su persistencia en dicho encargo, afecta el horizonte electoral de un gobierno y una agrupación que pretenden desempeñar un papel honroso en las elecciones del 2016.
Su futuro político va a depender en gran me­dida de la forma como sobrelleve la tormenta en la que se encuentra. Si antes de los errores señalados su sola presencia bastaba para sacar al gobierno de apuros y uno solo de sus tuits definía la coyuntura, hoy solo producen, crecientemente, irritación y una suspicacia que debe ser aclarada plenamente.

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