miércoles, 11 de mayo de 2016

HILDEBRANDT: NO CREO QUE HAYA GOBIERNO QUE LE HAYA HECHO MÁS DAÑO AL PERÚ QUE EL FUJIMORISMO

ASI LO SEÑALO    EN ENTREVISTA CONCEDIDA A LA Mula.pe

Cesar  Hildebrandt, destacado periodista, concedió una entrevista a LaMula.pe, en la cual señalo  que el problema no es Keiko Fujimori,  el problema es  lo que representa Keiko Fujimori.
Por otro lado manifestó, que no entiende cómo es que existen peruanos que se han olvidado que el fujimorismo nos quitó todos los derechos laborales.
Así mismo, subrayo: "No creo que haya gobierno que le haya hecho más daño al Perú que el fujimorismo"
César Hildebrandt: "Las ideas de Fujimori y Montesinos están en la cabeza de Keiko"
Para mayor información adjuntamos  video de la entrevista de Don Cesar Hildebrandt en la que no se calla nada:


César Hildebrandt: "No creo que haya gobierno que le haya hecho más daño al Perú que el fujimorismo"
Hildebrandt, muy en sus trece, no se calla nada en la segunda parte de su entrevista a LaMula.pe
PUBLICADO: 2016-05-05
Lo advirtió en la primera parte de la entrevista que LaMula.pe le hizo el último miércoles: han querido callarnos, pero no lo van a lograr. Y es que si hay algo difícil de conseguir en el Perú, es que César Hildebrandt no manifieste claramente y sin filtro alguno lo que piensa de esa 'mala película de Televisa' que a veces parece el Perú.
Y como está claro que si entrevistas a Hildebrandt es imposible no preguntarle por su visión del escenario político, en esta segunda parte el periodista confirma su voto -tapándose la nariz- por PPK y recuerda lo que muchos no deberíamos olvidar: qué significó el fujimorismo para el país y por qué se debería impedir su regreso.
Puedes ver aquí la primera parte
Semanas antes de la primera vuelta del año 2011, usted evitó revelar por quién votaría, pero no tuvo en problemas en asegurar que no lo haría por dos candidatos: Keiko Fujimori y PPK. En febrero de este año señaló que era una 'decisión moral' el votar en blanco. Ante este escenario de segunda vuelta, ¿es una 'decisión moral' votar por PPK?
No es una obligación moral, pero es un mandato de la autoconservación. Efectivamente es una contradicción respecto a lo que dije, pero es que no nos dejan otra. El retorno del fujimorismo no es un problema personal, ni con la señora Keiko. Es un problema con lo que encarna el fujimorismo, con lo que representa, con lo que anuncia. Tapándonos la narices, y con todos los ascos y remilgos posibles, votar por PPK es la única opción que nos han dejado. El voto en blanco y viciado lo único que va a hacer es favorecer a Keiko Fujimori. Que esas son alternativas legítimas, higiénicas y además egoístamente elegantes, sí, lo son. Y digo egoístamente elegantes porque al tipo que vote en blanco cuando se encuentre con el Gobierno de Keiko copando el Ejecutivo y tomando el Legislativo como manada, ya quisiera verlo cuando esté frente a problemas como los que vamos a tener, de derechos humanos, sindicales, de libertades, ambientales, etc... y el paquete viene completo.
El último episodio de esa novela que podría titularse 'las contradicciones de Keiko Fujimori', se ha dado frente a un grupo de autodenominados representantes de la comunidad evangélica. ¿Qué tan fácil le va a resultar a Keiko cambiar de discurso y convencer de acuerdo al eventual auditorio que tenga delante?
En este caso sería tragicómico que los evangélicos volviesen a ser engatusados como lo fueron en el año 90, cuando Fujimori hizo tres cuartos de su campaña gracias a los evangelistas que se subían a los micros a decir el chino es el chino,no se olviden, está contra los ricos, es la alternativa. Esta campaña de a pie, heroica y masiva, fue en el fondo la gran explicación del éxito de Fujimori en la primera vuelta. Entonces sería tragicómico que fueran nuevamente engañados porque en el año 90, cuando Fujimori llega al poder, lo primero que hizo es darle una patada en el poto al representante de los evangelistas, a quien no dejó entrar a Palacio. Carlos García, vicepresidente de la República y artífice del voto evangélico, masivo y triunfal, no pudo entrar. Fujimori lo consideró desechable después de su triunfo. ¿Quieren hacer lo mismo ahora? ¿Quieren repetir el mismo error? ¿Dios no les enseñó que los errores hay que evitarlos? Bueno allá ellos si lo hacen. No me extrañaría si sucediera, eh.
Volviendo a a los episodios 'tragicómicos' que nos está dejando el Fujimorismo en campaña, ¿cómo ve esta riña de herederos entre Kenji y Keiko? ¿No es acaso la aspiración del menor de los Fujimori tan válida como la de su hermana? Digamos, ¿cuál es el mérito de uno sobre otro?
Bueno, ahí pesa el derecho de ser la mayor, ¿no? Digámoslo claro. Pero en la cultura japonesa hay un machismo muy marcado y Kenji se siente depositario de esa cultura, se siente destinado sin lugar a dudas. Y no me extrañaría que fuese el candidato el 2021 si Keiko gana el 5 de junio porque, con la mayoría que tendrían, pueden modificar la ley electoral, pueden intentar modificar la Constitución ganándose algunos votos adicionales. Todo puede pasar. Si el Fujimorismo logra copar el Ejecutivo como lo ha hecho con el Legislativo, tendremos un Gobierno impredecible, de duración también impredecible.
Entonces se trata de entender que si ya tienen el control del Legislativo, no se les puede dar también el Ejecutivo y esperar, como en los años 90, a que lleguen hasta el Poder Judicial...
Ya la señora (Cecilia) Chacón se encargó de decirnos que las puertas grandes esperan a su líder cuando sea liberado. Sí, evidentemente si el Fujimorismo es temible porque ha tomado el Congreso, cómo no lo será cuando lo haga con el Ejecutivo y concentre en un solo puño todo el poder. Tiene ese característica, no puede medirse, no puede controlarse, no tiene autocontrol. El fujimorismo tenía en el año 91 -lo recuerdo perfectamente porque fue el año que me censuraron el programa que yo tenía en América-, perfectas posibilidades de entenderse con el Congreso. Había una vocación en el Congreso por darle al fujimorismo una serie de prerrogativas y facilidades que pudieran dotarlo de mucho más poder para enfrentar el terrorismo, la crisis económica. Yo hablaba con los congresistas y todos tenían esa voluntad. Pero Fujimori tenía la convicción de que el Congreso era su adversario y el cerrarlo era una obsesión.
"TENEMOS QUE RECONOCER QUE DE DERECHA HAN SIDO TODOS LOS ÚLTIMOS GOBIERNOS INCLUYENDO EL DE HUMALA. SI ESTAMOS ACOSTUMBRADOS A ESA DERECHA, ¿POR QUÉ NOS HACEMOS LOS ESTUPEFACTOS CUANDO PPK PUEDE GOBERNAR?"
Yo recuerdo perfectamente que me fui del Perú en diciembre del año 91, porque se me cerraron todas las puertas, y yo sin ser clarividente ni Nostradamus anuncié que venía un golpe de estado. En diciembre del 91 se lo anuncié a la Agencia Efe que me entrevistó y el golpe vino en abril. Estaba cantado, era la vocación de Fujimori cerrar el Congreso y lograr un poder absoluto. Cuando no lo tuvo el año 2000, porque no le salió la mayoría congresal que él esperaba, lo que hizo fue comprar catorce congresistas a diversos precios. Unos a 15 mil, otros 30 mil, otros 20 mil, ¡pero los compró! Ahora ya tienen esa mayoría, entonces no necesitan otro 5 de abril. Pero de que van intentar copar el Poder Judicial, controlar todas las instituciones y perseguir como ratas a sus enemigos, de eso no tenga la menor duda.
En febrero usted reconoció que Verónika Mendoza era la única alternativa de cambio pero que no tenía la más mínima opción por que se mostraba muy débil y con poca sintonía con la gente. ¿Con 18% y 21 congresistas cómo ve a la izquierda hoy?
Pues yo la subestimé. No tengo ningún empacho en decirlo. Yo subestimé esa opción que ha tenido un comportamiento electoralmente extraordinario, diría que hasta milagroso. Claro, dirán algunos es que se fue Guzmán, es que con Guzmán eran 5%;  sí, pero esa no es la única explicación. También es cierto que Verónika demostró en el camino ser una lideresa de polentas, carismática, atractiva y ofrecer una imagen de la izquierda menos hirsuta, menos peluda y menos cejijunta que la que venía ofreciendo en los últimos años. Veo que hay una opción grande, siempre y cuando haya deslindes que tienen que producirse de un modo muy claro. La ambigüedad frente a Venezuela ya no puede continuar. La ambigüedad frente a Cuba ya no puede continuar. No podemos seguir diciendo que en Cuba el proletariado manda y el pueblo gobierna, ¡por favor! Son unas gárgolas estalinistas que siguen allí en una especie de secuestro que dura sesenta años. Y Venezuela es un fracaso absoluto, el socialismo del siglo XXI era una farsa. Entonces si la izquierda se libera de estos lastres, se moderniza, se vuelve más verde que nunca, más ecologista que nunca, más planetaria que nunca, es una izquierda formidable. Lo que va a hacer es reunir el descontento y federar esta indignación que hay en mucha gente, porque el sistema no funciona. No es cierto que el sistema funciona.
¿Siente quizás que después de mucho tenemos un escenario político en el que salga quien salga no nos van a sorprender? ¿Que ya sabemos qué es lo que va a pasar?
Es cierto, porque es la derecha la que va a ganar. ¿Pero qué derecha? ¿La derecha provisoria y pasajera? ¿O la derecha con vocación de posteridad y permanencia que es la de Keiko? La derecha de PPK casi es una derecha frívola que, en fin, hará lo que ya más o menos prevemos: el continuismo, la protección de lo privado, el deterioro de lo público, el salario pagano. Ya ese menú lo conocemos, pero tenemos que reconocer que de derecha han sido todos los últimos gobiernos incluyendo el de Humala. Si estamos acostumbrados a esa derecha, ¿por qué nos hacemos los estupefactos cuando PPK puede gobernar? ¿Cuál es la diferencia entre PPK y Toledo? ¿Entre PPK y Humala? ¿Entre PPK y García? Quizás en el caso de García robos más, robos menos o liberaciones de narcos, pero gobierna la derecha desde 1990 de modo ininterrumpido y claro. Pero hay un ingrediente nuevo: hay una derecha con vocación de permanencia que quiere enquistarse en el poder que ya tiene bajo su mando el Congreso y ahora quiere el control absoluto para poder probablemente repetir la faena de los años 90. Y eso es lo que habría que parar, porque los cánones democráticos se romperían si eso sucede.
Con el nivel de procesos electorales que hemos tenido en los últimos años, uno podría intentar ponerse en sus zapatos y decir 'qué difícil debe resultar ser César Hildebrandt y observar este tipo de espectáculo'. ¿Cómo ve estas elecciones?
¿Cómo veo yo estas elecciones? Con el mismo desgano, con la misma incredulidad, con el mismo escepticismo con que he visto la conversión de Ollanta Humala en un operador más de la Confiep. Creo que ha sido la peor de las decepciones, la más suculenta, pero que a mí no me sorprendió. Yo fui llamado por Ernesto de la Jara, a usted se lo confieso, para ser un garante de Humala. En aquellos días 'angustiosos' en que se necesitaba 'garantes' para que Humala ofreciera confianza y diera 'una suerte de garantía a las fuerzas vivas y los empresarios de que las cosas no se iban a modificar en lo esencial'. Yo no firmé desde luego. No fui garante, le dije a Ernesto con mucho cariño, con mucha cordialidad, que no quería hacerlo. Era una farsa, la farsa empezó ahí ¡¿Cómo el candidato de la izquierda necesita garantes para comprometerse ante la derecha de que no van a haber modificaciones sustanciales?! Eso es de Cantinflas, ¡de Tintán! A veces parecemos una película mexicana mala. A veces parecemos una película de Televisa.
Tratando de ordenar lo que le decía poco antes, ¿será entonces la 'obligación moral' no votar por Keiko?
La obligación práctica sería votar por PPK, dicho en los términos más crudos y resignados. ¡Por dios! ¡Defendámonos de algún modo! Defendámonos, pongamos un escudo ante la chaveta. Sí, ese escudo no es el mejor. Al final es un señor de edad, que tiene la vanidad de querer ser presidente, sí, pues. Pero no va a quedarse, no quiere quedarse, ¡no puede quedarse! No puede por múltiples razones como la etaria, por ejemplo. Primero, corremos el riesgo de la instauración de un régimen con vocación de continuidad. Pero segundo, y eso es lo peor, reivindicaríamos toda la podredumbre de los años noventa. La redención de Alberto fujimori se completaría. No solo con su liberación, sino con la puesta en marcha de un escenario en donde, restituido a las masas, sería el símbolo de una reivindicación absoluta, de aquello que más daño nos hizo. No creo que haya Gobierno que le haya hecho más daño al Perú que el fujimorismo. Porque nos hizo un daño institucional, pudrió las instituciones, pudrió el alma del Perú. Las Fuerzas Armadas eran bandas armadas dedicadas a robar en cada compra. El presupuesto ya no era presupuesto, era una caja chica que se usaba de un modo perverso para cualquier fin. La prensa se envileció, la televisión fue alquilada. El Tribunal Constitucional se desarmó, la Contraloría no existió, ¡Blanca Nélida Colán era fiscal de la Nación! ¡Lo era y actuaba como hetaira del régimen!
Yo recuerdo perfectamente cuando en Liberación denunciamos que el señor Montesinos tenía una cuenta en el Banco Wiesse de, y no lo olvido porque el número era diabólico, 2 millones 666 mil dólares. El fiscal de la Nación (Miguel) Aljovín, dijo que esa investigación no merecía ser tomada en cuenta porque había sido lograda con documentos robados al Banco Wiesse. Sí, absolvió por completo al señor Montesinos y declaró archivada esa investigación. Y después supimos que Montesinos le había entregado a Aljovín 150 mil dólares, dos relojes finos y un viaje a Miami con sus esposa. Es que eso es el fujimorismo, lo que pasa es que los jóvenes no han leído eso, no lo vivieron, no lo padecieron, no entienden lo que es. Creen que es un gobierno recio de derecha, ¡no! Es un, es un... es una cosa muy especial. Si González Prada hubiese vivido el fujimorismo, hubiese hecho una frase mejor sobre el Perú que aquella del dedo y el pus. Estoy seguro, se habría inspirado mucho más.
En varias entrevistas usted ha sido muy insistente en pedir a los jóvenes que se informen, sobre todo teniendo en cuenta las herramientas con las que se cuenta en estos tiempos para ello. Y tal parece que cada vez el Perú arroja más y más generaciones sin ningún interés en hacerlo.
Es una condena no enterarse del pasado porque es la garantía absoluta de que los errores antiguos van a cometerse otra vez. Entonces informarse no es una opción, es un deber. El problema es que aquí hay una prensa que ayuda a la desinformación y hay una ciudadanía que está estoicamente dispuesta a aceptar la no información como parte de su cultura. No tenemos una ciudadanía en pie, beligerante, documentada y lista para defender sus derechos. A mí me sorprende ver trabajadores vivando a Keiko. O sea, ¿no recuerdan que su padre les quitó todos los derechos? Todos los derechos sindicales fueron abolidos. ¿No recuerdan que su padre inventó los services? ¿Que su padre es el responsable del asesinato de Pedro Huilca? ¿No recuerdan en qué terminaron los sindicatos con Fujimori? Y son trabajadores, así, proletarios. Yo digo, Dios, ¿esta gente no se informa? ¿Esta gente quiere alguna dádiva? A veces me da pena la calidad de ciudadanía que tenemos. Y otras veces, en cambio, me da mucha esperanza ver a la gente reaccionando, activándose, yendo a las calles y pronunciándose en contra de lo que puede venir el 5 de junio. Son sentimientos encontrados los que produce el Perú. Es bien difícil ser peruano, porque uno tiene una relación amor-odio, de pasión y desprecio en una simultaneidad a veces corrosiva e hiriente. Es muy difícil tragarse el sapo de la peruanidad a veces. Y sin embargo, somos peruanos y estamos aquí, moriremos aquí y pelearemos hasta el final porque esto mejore.
¿Hay algún miembro del nuevo Congreso que le despierte alguna expectación?
No conozco a ninguno. Pero el Congreso está ya sometido a la mayoría de los 73 congresistas que, aunque no estén afiliados, van a obedecer a de un modo mecánico lo que indique la jefatura del partido. Es un congreso relativo donde la mayoría se va a imponer de un modo brutal, aritmético y donde sí podrán hacer algo las comisiones, pero muy poco. Yo espero muy poco.
¿La consigna será entonces votar por PPK y aguantar cinco años?
Bueno, creo que ya venimos aguantando como doscientos, ¿no?

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