FUE MINISTRO DE TOLEDO Y A LA VEZ SIRVIENTE DE LA EMBAJADA DE
LOS ESTADO UNIDOS
Increíble
pero cierto, el izquierdista, toledista y hoy ayayero de PPK, estaba en la
planilla de la embajada de los EE. UU. Desde hace años fuertes rumores
señalaban que Rospigliosi es un agente de la CIA, lo cual fue confirmado con
las revelaciones de Wikileaks.
Mauricio
Mulder manifestó que el ministro del Interior de Alejandro Toledo se autonombraba como
autoridad moral y experto en temas de defensa y narcotráfico cuando en realidad
era un empleado de los Estados Unidos.
Por
su parte, Isaac Mekler, de Solidaridad Nacional, manifestó que Rospigliosi era
parte de una red de ONG que ingresan a hacer acciones políticas en el Perú con
dinero del extranjero, considerado un delito por el cual debería estar en la
cárcel.
En
suma, Fernando Rospigliosi es otro de
los izquierdistas que solapadamente trabaja
para la embajada norteamericana como lo da a entender la siguiente
nota que a continuación adjuntamos:
EL AGENTE ROSPIGLIOSI
Por Cesar Levano
Fernando Rospigliosi es uno de esos
izquierdistas radicaloides que se pasan al enemigo. Alguien me dijo que
Rospigliosi es el Eudocio Ravines de la nueva ola. Me parece errado:
Rospigliosi no tiene la talla intelectual ni la intensa vida de Ravines, el
secretario general del PCP que se convirtió en agente del imperialismo.
La semejanza sería en todo caso de
escena final: ambos terminan vistiendo la librea que el amo les impuso.
Rospigliosi nunca fue comunista. Perteneció a Vanguardia Revolucionaria, una organización de la llamada nueva izquierda que rivalizó más bien con los comunistas. Las expresiones políticas del joven Rospigliosi se exhibieron en el periódico Amauta, un intento de actualizar a Mariátegui deformándolo.
En los años 70 del siglo pasado, Vanguardia Revolucionaria combatió el régimen del general Juan Velasco, en particular respecto de la reforma agraria.
Rospigliosi fue ya entonces un político activo y resuelto, que no comulgaba con algunos criterios de sus compañeros de la nueva izquierda. Fue crítico temprano del régimen de Fidel Castro.
Hay que reconocer que en los días del fujimorato, Rospigliosi fue un opositor franco y persistente.
Al mismo tiempo fue derivando hacia una actitud antiizquierdista. En los últimos años, su cercanía a la embajada de Estados Unidos marcó una ruptura definitiva con sus camaradas de otrora. Era un secreto a voces que trabajaba en estrecha colaboración con la agencia estadounidense de lucha contra el narcotráfico –y también contra la izquierda–.
El documento de WikiLeaks publicado inicialmente en El País de Madrid y reproducido este domingo por varios cotidianos limeños, incluido el nuestro, obligó a Rospigliosi a sacar la cara, y reconocer que fueron él, ex ministro del Interior de Alejandro Toledo, y Rubén Vargas, ex director de Defensa Nacional, quienes en noviembre de 2005 pidieron a funcionarios de la embajada norteamericana “que el gobierno de Estados Unidos revise sus opciones, y propusieron que la embajada ampliara el papel de sus contratos de comunicaciones NEXUM para monitorear la cobertura de Humala y promover noticias anti-Humala en las regiones de coca”. (Subrayado maestro).
La frase subrayada habla de “promover noticias”. Es ésta una técnica de propaganda negra. Se trata de inventar noticias y difundirlas a través de periódicos, radios y televisoras pagados para eso. Lo curioso es que, según el informe del embajador James Curtis Struble revelado por WikiLeaks, la Embajada respondió a los peruanos afanosos que no tenía intenciones de involucrarse en la campaña solicitada.
Rospigliosi no quería, dice, que el Perú se convirtiera en sucursal de Chávez. Él prefería que siguiera siendo una “democracia” manejada por Estados Unidos.
Rospigliosi nunca fue comunista. Perteneció a Vanguardia Revolucionaria, una organización de la llamada nueva izquierda que rivalizó más bien con los comunistas. Las expresiones políticas del joven Rospigliosi se exhibieron en el periódico Amauta, un intento de actualizar a Mariátegui deformándolo.
En los años 70 del siglo pasado, Vanguardia Revolucionaria combatió el régimen del general Juan Velasco, en particular respecto de la reforma agraria.
Rospigliosi fue ya entonces un político activo y resuelto, que no comulgaba con algunos criterios de sus compañeros de la nueva izquierda. Fue crítico temprano del régimen de Fidel Castro.
Hay que reconocer que en los días del fujimorato, Rospigliosi fue un opositor franco y persistente.
Al mismo tiempo fue derivando hacia una actitud antiizquierdista. En los últimos años, su cercanía a la embajada de Estados Unidos marcó una ruptura definitiva con sus camaradas de otrora. Era un secreto a voces que trabajaba en estrecha colaboración con la agencia estadounidense de lucha contra el narcotráfico –y también contra la izquierda–.
El documento de WikiLeaks publicado inicialmente en El País de Madrid y reproducido este domingo por varios cotidianos limeños, incluido el nuestro, obligó a Rospigliosi a sacar la cara, y reconocer que fueron él, ex ministro del Interior de Alejandro Toledo, y Rubén Vargas, ex director de Defensa Nacional, quienes en noviembre de 2005 pidieron a funcionarios de la embajada norteamericana “que el gobierno de Estados Unidos revise sus opciones, y propusieron que la embajada ampliara el papel de sus contratos de comunicaciones NEXUM para monitorear la cobertura de Humala y promover noticias anti-Humala en las regiones de coca”. (Subrayado maestro).
La frase subrayada habla de “promover noticias”. Es ésta una técnica de propaganda negra. Se trata de inventar noticias y difundirlas a través de periódicos, radios y televisoras pagados para eso. Lo curioso es que, según el informe del embajador James Curtis Struble revelado por WikiLeaks, la Embajada respondió a los peruanos afanosos que no tenía intenciones de involucrarse en la campaña solicitada.
Rospigliosi no quería, dice, que el Perú se convirtiera en sucursal de Chávez. Él prefería que siguiera siendo una “democracia” manejada por Estados Unidos.
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