martes, 1 de julio de 2008

SON LA MISMA MIERDA

Informativo Virtual Nº 242
CODECI-CNMartes, 01 de julio de 2008SON LA MISMA MIERDAEsta visto que el infeliz ex asesor del chino rata que funge de enviado del señor es a todas luces un siniestro y maquiavélico personaje que alardea y fanfarronea.
Esto se desprende del show circense mediático montado por Montesinos con ocasión de su presencia en calidad de testigo en el juicio a su conpinche el chino rata.
No es posible que este sujeto a todas luces responsable de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, pretenda limpiar a Fujimori, quien como todos lo sabemos esta catalogado como el sujeto que cometió atrocidades, con desapariciones de personas, torturas y ejecuciones según las denuncias que son de conocimiento publico.
En todo caso que no pretenda hacerse el cojinova. Todos sabemos lo que sucedió en realidad.
¿Qué hay detrás de todo este espectáculo circense con guion paranoico y libreto esquizofrénico montado por la defensa de los siameses de la corrupción?
Lo más probable es que el show de cómicos ambulantes estuvo fríamente calculado.
Si pues, Montesinos quien se mostró prepotente e irónico, podría estar apostando a jugar todas sus cartas para quedar bien con el fujimorismo de modo que si Keiko "llega a ser presidenta", no solo indulte al padre sino también al socio.
Eso es lo que Montesinos pretendió en el juicio, luciéndose ironico, altanero, verborrágico, y prepotente, es decir, tal como ejerció el inmenso poder que disfruto y que ahora añora, además de lograr mismo bufo de opereta, hacer reír a su viejo amo que disfruto de cada estupidez como en los viejos tiempos. Pues recordar es vivir reza un dicho popular.
Emilio torres melendez
PARA LA REFLEXION Y LA PREUCUPACION ADJUNTAMOS NOTA PERIODISTICA DEL DESTACADO SOCIOLOGO CARLOS REYNAFUENTE: Diario La República
30-6-08
Carlos Reyna
En el juicio a Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos tiene más razones para acusar que para callar. Sin embargo, pese a su mentada astucia, alguna ilusa expectativa sembrada por los abogados de su antiguo patrón podría hacer que opte por el silencio. Aun así, se trata de un juego en el que ambos, al final, se mirarán como perdedores.
Fujimori pagó con mucha deslealtad todo el soporte que le dio Montesinos a lo largo de diez años. Hasta hace muy poco pretendió construir su inocencia achacándole todas las culpas a su ex asesor. Ordenó su captura, allanó y saqueó su casa, puso a su mujer e hija en evidencia. Instruyó a sus seguidores para que difundan la tesis de que él era inocente y Vladimiro el demonio.
Con esto, el ex dictador, sus hijos y todos los fujimoristas contribuyeron a darles legitimidad pública a las penas de cárcel que ya tiene Montesinos y a las otras que, con toda seguridad, le irán viniendo.
Ya extraditado y procesado, Fujimori cambió de tono respecto a su ex servidor. Cuando lo ha mencionado recientemente ha sido para referirse a sus virtudes como experto en seguridad y defensa. La intención es obvia: cerrar heridas, apaciguar a un testigo potencialmente letal, sembrarle la ilusión de canjear silencio por silencio. Al acusado de este juicio le preocupa que Montesinos ratifique y detalle su ya conocida réplica: su ex jefe ordenaba y sabía todo.
Un cálculo racional indica que Fujimori tiene muy poco que ofrecerle a Montesinos. Ni él ni su bancada parlamentaria pueden incidir en el sentido general que irán adquiriendo las nuevas sentencias contra Montesinos. Es más, este debiera saber que aunque ahora se repriman por conveniencia, pronto los fujimoristas volverán a señalarlo como el perverso pájaro de mal agüero que les malogró la fiesta.
En cambio, si Montesinos habla, y sin duda tiene la información para hacerlo con fundamento, su situación propia no empeorará en grado significativo. En cambio, sus declaraciones sí podrían terminar de abatir algunos de los argumentos de la defensa de su desleal ex jefe.
El abogado Nakazaki sabe que este tipo de cálculo puede estar rondando la mente del testigo de hoy. Por eso ha declarado que lo que diga Montesinos no añadirá nada importante para el desenlace del juicio. Tiene razón en parte. Que Vladimiro calle o exculpe a Fujimori no va a convencer de la inocencia de este. Pero que testimonie en contra, con algún sustento, ayudará a condenarlo. Sin embargo, Montesinos, a sus 62 años, ya tiene una pena de 20, y Fujimori, a sus 70 años, ya tiene una pena de 7 y es inevitable que tenga otras más altas. Por eso es probable que sus respectivos abogados ya estén de acuerdo en un punto. Que en el ajedrez de hablar o callar de sus patrocinados no se juega a ganar sino solamente a ver si quedan algo menos jodidos de lo mucho que ya están.